13. La Iglesia que Cristo edifica
¿Pertenecemos a la Iglesia edificada sobre una roca? ¿Somos miembros de la única Iglesia verdadera en la cual nuestras almas pueden ser salvas? Estas son preguntas serias. Merecen una reflexiva consideración. Pido la atención de todos los que leen este escrito mientras procuro mostrar a la única Iglesia1 auténtica, santa y católica [universal] y guiar a todos al único redil seguro. "¿Qué es esta Iglesia? ¿Cómo es? ¿Cuáles son sus características? ¿A dónde podemos encontrarla?" Tengo respuestas para estas preguntas. Analizaré las palabras de nuestro Señor Jesucristo que encabezan este capítulo. El mismo Jesús declara: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".
Hay cinco factores en este pasaje que demandan nuestra atención:
I. Un edificio: "Mi Iglesia".
II. Un Arquitecto. Cristo dice: "Edificaré mi Iglesia".
III. Un fundamento: "Sobre esta roca edificaré mi Iglesia".
IV. Peligro implícito: "Las puertas del Hades".
V. Seguridad confirmada: "Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".
La totalidad del tema requiere especial atención en la actualidad. La santidad, no olvidemos, es la característica destacada de todo aquel que pertenece a la Iglesia verdadera.
I. El edificio
En primer lugar tenemos que el texto menciona un edificio. El Señor Jesucristo dice: "Mi iglesia".
Ahora bien, ¿qué es esta iglesia? Hay pocas preguntas más importantes que esta. Por no darle la debida importancia, han surgido muchos y grandes errores en el mundo.
La Iglesia de nuestro texto no es un edificio material. No es un templo hecho de madera, ni ladrillo, ni piedra ni mármol. Es un conjunto de hombres y mujeres con características especiales. No es una iglesia particularmente visible en la tierra. No es la Iglesia Oriental ni la Iglesia Occidental. No es la Iglesia Anglicana ni la Escocesa. Sobre todo, no es la Iglesia de Roma. La Iglesia de nuestro texto tiene mucho menos impacto que cualquier iglesia visible a los ojos del hombre, pero es de mucha más importancia a los ojos de Dios.
La Iglesia de nuestro texto está conformada por todos los verdaderos creyentes en el Señor Jesucristo, todos los que son realmente santos y convertidos. Incluye a todo el que se ha arrepentido de pecado y acudido a Cristo por fe y, por ende, es nueva criatura en él. Consta de todos los escogidos de Dios, de todos los que han recibido la gracia de Dios, de todos los que han sido lavados en la sangre de Cristo, de todos los que se han vestido de la justicia de Cristo, de todos los que han nacido de nuevo y han sido santificados por el Espíritu de Cristo. Tal clase de personas de toda raza, rango, nación, pueblo y lengua componen la Iglesia de nuestro texto. Este es el cuerpo de Cristo. Este es el rebaño de Cristo. Es la novia. Es la esposa del Cordero. Esta es la "Santa Iglesia Católica y Apostólica" de la cual hablan el Credo de los Apóstoles y el Credo de Nicea. Esta es "la Iglesia sobre la roca".
No todos los miembros de esta iglesia adoran al Señor de la misma manera, ni se rigen por la misma forma de gobierno eclesiástico. Algunas son gobernadas por obispos y otras por ancianos. Algunas usan un libro de oraciones cuando se reúnen para el culto público y otras no. El artículo trigésimo cuarto de la Iglesia Anglicana declara sabiamente: "No es necesario que las ceremonias sean iguales en todas partes". No obstante, todos los miembros de esta Iglesia se presentan ante un mismo Trono de Gracia. Todos adoran con un mismo corazón. Todos son guiados por un mismo Espíritu. Todos son real y verdaderamente santos. Todos pueden decir "Aleluya" y todos pueden responder "Amén".
Esta es aquella Iglesia a la cual todas las iglesias visibles sobre la tierra sirven. Ya sean episcopales, independientes o presbiterianas, todas sirven a los intereses de la misma Iglesia verdadera. Son el andamiaje usado para ir levantando el edificio. Son la cáscara dentro de la cual crece el grano. Tienen diversos grados de utilidad. La mejor y más digna es la que capacita a mayor cantidad de personas para que lleguen a ser miembros de la Iglesia verdadera de Cristo. Pero ninguna iglesia visible tiene derecho a decir: "Nosotros somos la única iglesia verdadera. Nosotros somos el pueblo, y la sabiduría morirá con nosotros" (Job 12:2). Ninguna iglesia visible debe atreverse a decir: "Vamos a permanecer para siempre. Las puertas del infierno nunca prevalecerán contra nosotros".
Hablamos de aquella Iglesia a quien el Señor hizo las promesas de preservar, continuar, proteger y dar gloria final por su gracia. Dice Hooker: "Lo que leemos en las Escrituras con respecto al amor sin fin y la misericordia salvadora que Dios demuestra a sus iglesias, se refiere a esta Iglesia, que correctamente llamamos el cuerpo místico de Cristo". Por más pequeña y desdeñable que sea la Iglesia verdadera en este mundo, es preciosa y honorable a los ojos de Dios. El templo de Salomón con toda su gloria era poca cosa y despreciable en comparación con la iglesia edificada sobre una roca.
Confío en que lo que acabo de decir penetre en la mente de cada uno de mis lectores. Asegúrese usted de que esta sea su doctrina sobre "la Iglesia". Un concepto equivocado puede llevar a errores peligrosos que arruinan el alma. La Iglesia que está formada por verdaderos creyentes es la Iglesia a la que los pastores han sido especialmente llamados a predicar. La Iglesia que incluye a todos los que se arrepienten y creen en el evangelio es la Iglesia a la cual anhelamos pertenecer. La obra no está terminada hasta que el corazón de los pastores esté convencido de que usted es una nueva criatura y miembro de la única Iglesia verdadera. Fuera de la Iglesia "edificada sobre la roca" no puede haber salvación.