Versículo para hoy:

jueves, 28 de marzo de 2019

Cantar de los cantares, día 19 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



28 de marzo – SIN EXCUSA

Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. Efesios 6:18.

¿Sobre qué base puede alguien ser eximido del deber de orar? Respuesta: Sobre ninguna base. No puedes ser eximido basándote en una simple naturaleza humana porque si Dios salvará a los pecadores en base a la oración y yo no oro, ¿qué soy? Las almas mueren, perecen, se hunden en el infierno mientras que el mecanismo establecido para la salvación es la oración y la predicación de la Palabra y si yo restrinjo la oración, ¿qué soy? Sin duda la bondad humana se ha marchado de mi pecho y he dejado de ser humano, y si es así, no tiene valor hablar de comunión con lo divino. Aquel que no se compadece de un hombre herido y no busca aliviar el hambre de alguien que muere de necesidad es un monstruo. Pero el que no se apiada de las almas que se están hundiendo en un fuego eterno, ¿qué es?

Además, ¿puede encontrarse alguna excusa en el cristianismo para abandonar la oración? Yo respondo, no se encuentra ninguna en el cristianismo más que en la naturaleza humana porque si Cristo nos ha salvado, él nos ha dado de su Espíritu: «si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo» (Romanos 8:9). ¿Y cuál era el Espíritu de Cristo? ¿Miró él a Jerusalén y dijo: «Yo creo que se ha renunciado a la ciudad, está predestinada a la destrucción» y luego siguió tranquilamente su camino? No, no lo hizo. Él creía en la predestinación pero esa verdad nunca enfrió su corazón. Él lloró por Jerusalén y dijo: «¡Jerusalén, Jerusalén, cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!»

A través de la Biblia en un año: Hechos 13-16

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.

Cantar de los cantares, día 18 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



27 de marzo – NUESTRO CANAL DE BENDICIÓN

Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. …Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al Señor: «Recuerda, Señor, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró amargamente. …«Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.» 2 Reyes 20:1-5.

¿No debiera haber oración en nuestros corazones cuando Dios ha señalado que la oración debe ser el canal de bendición para los pecadores así como para nosotros mismos? Entonces, ¿cómo podemos decir que somos cristianos? Tú podrías decir: «Bueno, yo creo que yo podría ser dispensado», pero debo contestarte que no. «Estoy muy enfermo», dice alguno. Ah, entonces puedes acostarte y orar.

«Soy tan pobre», dice otro. Bueno, no te cobran ni un centavo cada vez que ores a Dios. No importa cuán pobre seas, tus oraciones son iguales de aceptables; solo recuerda, si eres tan pobre, debes orar todavía más porque no puedes dar tu ofrenda en forma de oro. Me gustaría que dijeras como el apóstol: «No tengo plata ni oro pero lo que tengo te doy. Mi Maestro, oraré mucho».

«Ah» dice otro, «pero yo no tengo talentos». Esa es otra razón por la que debes orar más y no por la cual debas dejar de orar porque si no puedes contribuir al servicio público de la iglesia por falta de talento, debes contribuir aun con más fervor a su fortalecimiento mediante el ejercicio privado de la oración y la intercesión y así hacer fuerte a aquellos que son más aptos para ir al frente.

A través de la Biblia en un año: Hechos 10-12

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.

Cantar de los cantares, día 17 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



26 de marzo – UN BUEN MOTIVO PARA ORAR

Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Hebreos 4:16.

Todo verdadero cristiano desea ver que la iglesia crezca; en todo caso yo me compadezco del hombre que se crea cristiano y que no tenga tal deseo. «Que toda la tierra se llene de su gloria» es una aspiración natural de todo hijo de Dios y si algún hombre está convencido de ser un hijo de Dios y, no obstante, no tiene el deseo de ver que la gloria de Dios se manifieste con la conversión de multitudes, yo me compadezco de la condición de su corazón y de su entendimiento.

Confío en que todos sintamos el espíritu misionero, todos anhelamos ver el reino del Señor venir y ver que los convertidos en Sión se multipliquen. Pero Dios ha agregado a la concesión de nuestro deseo que debemos orar por este, debemos suplicar y pedir, de lo contrario el crecimiento será retenido.

El Señor sabe cuán beneficioso es para nosotros orar mucho y por tanto él nos facilita acercarnos a él. Él nos da una multitud de razones para acercarnos al propiciatorio y nos da tareas que pueden usarse como argumentos para hacer peticiones frecuentes. Ahora bien, como al Señor le encanta comunicarse con las personas, él se ocupa de darles tareas por las cuales ellos deban venir a él. Nunca debemos temer que se nos interrogue en la puerta de la misericordia y que se nos haga esta dura pregunta: «¿Qué haces aquí?» Porque siempre tenemos alguna razón para orar, de hecho, cada promesa se convierte en una razón para orar porque no se nos concederá la promesa hasta que la hayamos pedido en el propiciatorio.

A través de la Biblia en un año: Hechos 7-9

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.

Cantar de los cantares, día 16 - Nancy DeMoss de Wolgemuth