Versículo para hoy:

“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” -Romanos 5:6-8

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viernes, 4 de abril de 2025

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

Aplicación práctica

    Daré algunas palabras de aplicación de todo el tema y, con esto, habré terminado.

    (a) Para empezar, advierto a todo el que está viviendo solo para el mundo, que piense bien lo que está haciendo. Aunque no lo sepa, usted es enemigo de Cristo. Él conoce sus caminos aunque le esté dando la espalda y se niegue a entregarle su corazón. Está observando su vivir cotidiano y notando lo que hace. Habrá una resurrección de todos sus pensamientos, palabras y acciones. Usted puede olvidarlas, pero Dios no las olvida. Puede ser que usted ni les dé importancia, pero están escritas con cuidado en el libro de memorias. ¡Oh, hombre mundano! ¡Piense en esto! Tiemble, tiemble y arrepiéntase.

    (b) En segundo lugar, advierto a todo formalista y fariseo que mire bien que no sea engañado. Usted se imagina que irá al cielo porque asiste regularmente a la iglesia. Se queda tranquilo pensando que tiene vida eterna porque siempre participa de la Cena del Señor y su asistencia  a los cultos es perfecta. Pero, ¿dónde está su arrepentimiento? ¿Dónde está su fe? ¿Dónde están las evidencias de un nuevo corazón? ¿Dónde están las evidencias de regeneración? ¡Oh, cristiano de nombre solamente! ¡Piense en estas preguntas! ¡Tiemble, tiemble y arrepiéntase!

    (c) En tercer lugar, advierto a todo miembro negligente de las iglesias que tengan cuidado, no sea que por su negligencia, su alma termine en el infierno. Usted vive año tras año como si no hubiera ninguna batalla que pelear con el pecado, el mundo y el diablo. Pasa la vida sonriendo, riendo y portándose como un caballero o una dama, y actúa como si no hubiera un diablo, un cielo ni un infierno. Oh, miembro negligente de la iglesia, episcopal negligente, presbiteriano negligente, independiente negligente, bautista negligente: ¡Despierte para ver las realidades eternas en su verdadera perspectiva! ¡Despierte y póngase la armadura de Dios! ¡Despierte y luche duro por la vida! Tiemble, tiemble y arrepiéntase.

    (d) En cuarto lugar, advierto a todo aquel que quiera ser salvo, que no se contente con las normas del mundo concernientes al cristianismo. Nadie que tiene los ojos abiertos puede dejar de ver que el cristianismo del Nuevo Testamento es muy superior y más profundo que el que profesa la mayoría de los cristianos. Esas prácticas ceremoniosas, fáciles y carentes de obras que la mayoría llama cristianismo, evidentemente, no es el cristianismo del Señor Jesús. Las virtudes que elogia en estas siete epístolas no son las que elogia el mundo. Las cosas que condena son cosas en las que el mundo no ve nada malo. ¡Oh, si su intención es seguir a Cristo, no se contente con el cristianismo del mundo! Tiemble, tiemble y arrepiéntase.

    (e) En último lugar, advierto a todo el que profesa creer en el Señor Jesús, que no se contente con una medida escasa de él.

    De todas las cosas que se ven en la iglesia de Cristo, no hay ninguna más penosa que el cristiano que se contenta y está satisfecho con un poquito de gracia, un poquito de arrepentimiento, un poquito de fe, un poquito de conocimiento, un poquito de amor y un poquito de santidad. Le ruego a cada uno que lee estas líneas que no sea ese tipo de cristiano. Si quiere ser útil, si desea promover la gloria de su Señor y si anhela paz interior, no se contente con solo un poquito de cristianismo.

    En cambio, busquemos cada día de nuestra vida progresar espiritualmente cada vez más, crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesús, ser más humildes y conocernos mejor, crecer en espiritualidad, pensando en el cielo y conformarnos, cada vez mejor, a la imagen de nuestro Señor.

    Tengamos cuidado de no dejar nuestro primer amor como la iglesia en Éfeso, de ser tibios como la de Laodicea, de tolerar prácticas falsas como la de Pérgamo, de jugar con falsas doctrinas como la de Tiatira y de estar al borde de la muerte como la de Sardis.

    En cambio, anhelemos los dones mejores. Sea nuestra meta lograr una santidad excelente. Procuremos ser como la iglesia de Esmirna y la de Filadelfia. Mantengamos, sin fluctuar, lo que ya tenemos y procuremos continuamente, lograr más. Trabajemos para ser incuestionablemente cristianos. Que no seamos identificados como hombres de ciencia, ni escritores exitosos, ni hombres de mundo, ni gente divertida ni hombres de negocios, sino "hombres de Dios". Vivamos de modo que todos vean que lo más importante para nosotros es todo lo que se relaciona con Dios y que la gloria de Dios es nuestra primera prioridad, seguir a Cristo el gran objetivo del presente y estar con Cristo, el gran anhelo para la vida venidera.

    Vivamos de esta manera y seremos felices. Vivamos de esta manera y le haremos bien al mundo. Vivamos de esta manera y dejaremos buena evidencia detrás de nosotros cuando muramos. Vivamos de esta manera y lo que el Espíritu dijo a las iglesias no habrá sido dicho en vano.