Versículo para hoy:

viernes, 30 de noviembre de 2018

Cultiva un corazón generoso - Nancy DeMoss de Wolgemuth



NOVIEMBRE 30

“Y Jehová es el que va delante de ti; Él será contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:8.

En vista de una obra grande, o de una lucha grande, aquí tenemos un versículo que debiera ayudarnos a ajustar nuestra armadura. Si Jehová va delante de nosotros, tiene que ser seguro seguirle. ¿Quién puede oponerse a nuestro progreso si el mismo Señor está en la vanguardia? ¡Venid, hermanos soldados, avancemos con rapidez! ¿Por qué tardamos en salir a la victoria?

El Señor no está tan solamente delante de nosotros; está con nosotros. Arriba, debajo, alrededor y dentro está el Omnipotente, el Omnipresente. En todo tiempo, aun hasta la eternidad, estará con nosotros, así como ha estado hasta ahora. ¡Cómo debiera esto esforzar nuestro brazo! ¡Levantaos intrépidamente, soldados de la cruz, porque Jehová de los ejércitos es con nosotros!

Puesto que está delante de nosotros y con nosotros, nunca dejará de ayudarnos. Él no se puede faltar a sí mismo, y no nos faltará. Él nos seguirá ayudando según nuestra necesidad, hasta el fin. Como no nos dejará, tampoco nos desamparará. Él siempre tendrá poder para darnos fuerzas y socorro hasta que los días de lucha hayan terminado.

No temamos ni nos intimidemos; porque Jehová de los ejércitos irá con nosotros a la batalla, recibirá el choque de la lucha y nos dará la victoria.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

Canales de bendición - Nancy DeMoss de Wolgemuth



NOVIEMBRE 29

“El que creyere, no se apresure”. Isaías 28:16.

Se apresurará a guardar los mandamientos del Señor; pero no se apresurará en ningún sentido impaciente o impropio.

No se apresurará a huir, porque no será vencido por el temor que causa pánico. Cuando otros estén huyendo de acá para allá como si hubieran perdido el juicio, el creyente estará quieto, tranquilo y circunspecto, y así podrá obrar con sabiduría en la hora de la prueba.

No se apresurará en sus esperanzas deseando lo bueno ahora y en el acto, sino que esperará hasta que Dios quiera. Algunos tienen una prisa impaciente de ver el pájaro en la mano,  porque piensan que la promesa del Señor es como buitre volando, y que no la alcanzarán. Los creyentes saben esperar.

No se apresurará a sumergirse en el mal o en hechos dudosos. La incredulidad tiene que estar haciendo algo, y así obra su propia ruina; pero la fe no tiene más prisa de la que puede dar buen éxito, y así no tiene que volver tristemente por el camino que siguió imprudentemente.

¿Qué hago yo? ¿Estoy creyendo, y por lo tanto guardando el paso del creyente, que es andar con Dios? ¡Paz, espíritu agitado! ¡Descansa en el Señor y espera en Él! ¡Alma, mira que así lo hagas inmediatamente!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.