Versículo para hoy:

miércoles, 30 de agosto de 2023

Tranquila mi alma

AGOSTO 30 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Espera a Jehová”. Salmo 27:14.

PARECE fácil esperar, pero, sin embargo, es esta una de las actitudes que el soldado cristiano aprende después de muchos años de enseñanza. Marchar y marchar con paso redoblado es para los soldados de Dios mucho más fácil que quedar firmes. Hay horas de perplejidad en las que los espíritus más dispuestos y más ansiosos de servir al Señor, no saben qué camino tomar. ¿Qué hacer entonces? ¿Afligirse con desesperación? ¿Huir cobardemente, dar, en temor, media vuelta a la derecha o marchar adelante presuntuosamente? No, sino esperar, simplemente. Esperar en oración. Invoca a Dios y preséntale a él tu caso, cuéntale tu dificultad, y pídele que cumpla su promesa de ayuda. En los dilemas entre dos deberes, es agradable ser humilde como un niño y esperar, con sencillez de alma, en el Señor. Sin duda, nos irá bien cuando sintamos y conozcamos nuestra insensatez, y deseemos sinceramente ser guiados por la voluntad de Dios. Pero, espera con fe. Manifiesta tu firme confianza en él, pues esperar desleal y pérfidamente es sólo insultar al Señor. Cree que aunque te tenga esperando hasta medianoche, él vendrá a su debido tiempo. La visión vendrá y no tardará. Espera con paciencia, no rebelándote si estás bajo la aflicción, sino bendiciendo a Dios por ella. Nunca murmures contra la segunda causa, como los hijos de Israel murmuraron contra Moisés; nunca desees volver al mundo otra vez, sino acepta tu situación tal como se presenta y, con entero corazón, sin voluntad propia, pon esa situación en las manos de tu Dios y di: “Ahora, Señor, no sea hecha mi voluntad sino la tuya. Yo no sé lo que hacer; estoy en dificultades extremas, sin embargo esperaré hasta que dividas las aguas o rechaces a mis enemigos. Yo esperaré, si tú me conservas muchos días, pues mi corazón te escogió sólo a ti oh Dios, y mi espíritu te aguardará en la plena convicción de que tú serás mi gozo y mi salvación, mi refugio y mi fortaleza”.

AGOSTO 29 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Ten piedad de mí, oh Dios”. Salmo 51:1.

CUANDO Carey estaba padeciendo de una grave enfermedad, se le preguntó lo siguiente: “Si esta enfermedad resultase fatal, ¿qué versículo elegiría Ud. como texto para el sermón de su entierro?” Carey replicó: ¡Oh!, una criatura pecadora como yo es indigna de que se diga algo de ella; pero si el sermón de entierro debe predicarse, deseo que esté basado en estas palabras: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones”. Con el mismo espíritu de humildad, dispuso, en su última voluntad, que esta inscripción, y nada más, se grabase en su lápida sepulcral:
William Carey, nació el 17 de agosto de 1761.
Murió………………………………..
“Un miserable, pobre y desvalido gusano. En tus afectuosos brazos me entrego”.

Sólo sobre la base de la libre gracia pueden los santos más experimentados y más estimados acercarse a su Dios. Los buques vacíos flotan en la superficie del agua, pero los muy cargados están hundidos en el agua. Los que meramente profesan ser cristianos se vanaglorian, pero los verdaderos hijos de Dios le piden que tenga piedad de su inutilidad. Necesitamos que Dios tenga piedad de nuestras buenas obras, de nuestras oraciones, de nuestras predicaciones, de nuestras limosnas y de nuestras cosas más sagradas. La sangre no sólo fue rociada en los postes y dinteles de las habitaciones de Israel, sino en el santuario, en el propiciatorio y en el altar, porque, como el pecado se introduce aun en nuestras cosas más sagradas, nos es necesario tener la sangre de Jesús para purificarlas de la contaminación. Si la misericordia nos es necesaria en el cumplimiento de nuestros deberes, ¿qué diremos de nuestros pecados? ¡Cuán grato es recordar que la inagotable misericordia está dispuesta a mostrarse benigna hacia nosotros, recreando nuestros huesos abatidos!

AGOSTO 28 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Aceite para la luminaria". Éxodo 25:6.


ALMA mía, ¡cuánto necesitas esto!, pues tu lámpara no seguirá alumbrando por mucho tiempo sin aceite. Si la luz desaparece (y desaparecerá si no hay aceite) la mecha echará humo, y este dará mal olor. Tú no tienes una vasija de petróleo que suba por tu naturaleza humana; por lo tanto, tienes que ir a los que lo venden y comprar para ti, o, a semejanza de las vírgenes fatuas, tendrás que decir: "Mi lámpara se apaga". Aun las lámparas consagradas no podían dar luz sin aceite. Aunque resplandecían en el tabernáculo, tenían que ser alimentadas; aunque ningún fuerte viento soplaba sobre ellas, tenían que ser despabiladas; y tú necesitas esto en gran manera. Aun bajo las circunstancias más felices tú no puedes dar luz por una hora más, si no recibes una nueva provisión de aceite. No cualquier aceite se podía usar en el culto del Señor. No se aceptaba ni el petróleo que se extrae de las entrañas de la tierra, ni el aceite de pescado, ni el de nueces. Un solo aceite era el escogido: el mejor aceite de oliva. Ni la pretendida gracia de la bondad natural, ni la imaginaria gracia de las manos sacerdotales, ni la fantástica gracia de las ceremonias exteriores, le servirán al verdadero santo de Dios. El sabe que Dios no quedará satisfecho ni aun con ríos de semejante aceite. El va al molino de aceite de Getsemaní y toma sus provisiones de mano del que allí fue quebrantado. El aceite de la gracia evangélica es puro y está libre de los sedimentos y borras, de ahí que la luz que produce sea clara y brillante. Nuestras iglesias son los candelabros de oro de nuestro Señor, y si han de ser luces en un mundo de tinieblas, tienen que tener este santo aceite. Oremos por nosotros, por nuestros pastores y por nuestras iglesias, con el fin de que nunca nos falte aceite para la luminaria. Verdad, santidad, gozo, conocimiento y amor, tales son los destellos de la luz sagrada, pero no podemos emitirlos si en lo privado no recibimos el óleo del Espíritu Santo.

AGOSTO 27 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Hasta cuándo no me ha de creer”. Números 14:11.

LUCHA con toda diligencia por impedir que entre ese monstruo llamado incredulidad, pues afrenta de tal forma a Cristo que él nos privará de su presencia, si lo insultamos consintiendo la incredulidad. Es cierto que la incredulidad es una mala hierba cuya semilla nunca podremos extirpar completamente, pero tenemos que asestar golpes a su raíz con celo y perseverancia. Entre las cosas odiosas, es ésta la más aborrecida. Su nociva naturaleza es tan venenosa, que tanto el que practica la incredulidad como aquel en perjuicio de quien se practica, resultan lesionados por ella. En tu lugar, oh creyente, el caso es más grave, pues las mercedes que Dios te dio en el pasado, acrecientan tu culpa, si dudas de él en el presente. Cuando desconfías del Señor Jesús, él bien puede clamar: “He aquí, estoy oprimido debajo de vosotros como lo está un carro cargado de gavillas”. Esto es como coronar su cabeza con las espinas más agudas. Es muy cruel que una bien amada esposa desconfíe de un afectuoso y fiel esposo. El pecado es inútil, necio e injustificable. Jesús nunca ha dado el más leve motivo para que se sospeche de él. Es penoso ver que dudan de nosotros aquellos para quienes nuestro comportamiento es afectuoso y sincero. Jesús es el Hijo del Altísimo y tiene ilimitada riqueza. Es vergonzoso dudar de la omnipotencia y desconfiar de la omnisuficiencia. “Los millares de animales en los collados”, alcanzarán para satisfacer nuestra hambre y los graneros del cielo no se vaciarán por más que comamos. Si Cristo sólo fuese una cisterna, pronto agotaríamos su contenido, pero, ¿quién puede agotar una fuente? ¡Afuera con esa falsa y traidora incredulidad, pues su único cometido es cortar los lazos de comunión y hacernos lamentar la ausencia del Salvador! Bunyan dice que la incredulidad tiene tantas vidas como el gato. Si es así, quitémosle una ahora, y sigamos hasta dejarlo muerto. ¡Abajo, traidor; mi corazón te aborrece!

sábado, 26 de agosto de 2023

AGOSTO 26 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Para siempre ha ordenado su pacto”. Salmo 111:9.

EL pueblo de Dios se goza en el pacto. Siempre que el Espíritu Santo guía a los creyentes a su festín y hace flamear su bandera de amor, este pacto es una fuente inagotable de consolación. Ellos se complacen en contemplar la antigüedad de aquel pacto, recordando que antes que el lucero del alba conociese su lugar o los planetas recorriesen sus órbitas, los intereses de los santos estaban seguros en Cristo Jesús. Les es muy grato recordar la seguridad del pacto, mientras meditan en “las misericordias firmes a David”; se gozan en celebrarlo como “firmado, sellado, ratificado, y en todas las cosas bien ordenado”. Este pacto hace henchir de gozo sus corazones, al pensar en su inmutabilidad, como un pacto que ni el tiempo ni la eternidad, ni la vida ni la muerte, jamás podrán violar, un pacto tan antiguo como la eternidad y tan eterno como la Roca de los siglos. Se regocijan también por la plenitud de este pacto, pues ven en él todas las cosas que le han sido dadas. Dios es la porción de ellos, Cristo es el compañero y el Espíritu es el consolador; la tierra es la residencia de ellos y el cielo es el hogar. Ellos ven en el pacto una herencia reservada y asegurada a toda alma que tiene un interés en su antiguo y eterno contrato de donación. Sus ojos brillaron de alegría cuando vieron en él como un tesoro hallado en la Biblia. ¡Cómo se alegraron sus almas cuando vieron que, por su voluntad y testamento, el Señor les legaba a ellos aquel tesoro! Los creyentes se complacen especialmente en contemplar la gracia en este pacto. Ellos ven que la ley fue invalidada por ser un pacto de obras y dependiente de los méritos, pero este otro pacto permanece porque su base, su condición, su baluarte y su fundamento es la gracia. El pacto es un cúmulo de riquezas, un depósito de alimento, una fuente de vida, un alfolí de salvación, un título de paz y un puerto de gozo.

viernes, 25 de agosto de 2023

AGOSTO 25 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Su fruto fue dulce a mi paladar”. Cantares 2:3.


EN las Escrituras se habla de la fe bajo el símbolo de los sentidos. Es vista: “Mirad a mí y sed salvos”. Es oído: “Oíd y vivirá vuestra alma”. Es olfato: “Mirra, áloes y casia exhalan todos tus vestidos”. “Ungüento derramado es tu nombre”. Es tacto: Por esta fe una mujer, “llegándose por las espaldas, tocó el borde del vestido de Cristo”, y por esta fe nosotros palpamos las cosas buenas de la vida. La fe es asimismo el paladar del espíritu: “Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca”. Cristo dijo: “Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros”. Este “paladar” es la fe en una de sus más elevadas operaciones. Una de las primeras acciones de la fe es el oír. Oímos la voz de Dios no sólo con el oído exterior sino con el interior. Lo oímos como Palabra de Dios y la creemos como tal; esto es el “oír” de la fe. Entonces nuestra mente mira la verdad tal como nos es presentada; la entendemos, y comprendemos su significado. Esto es el “mirar” de la fe. Después descubrimos su preciosidad; empezamos a admirarla y hallamos cuán fragante es. Esto es el “olfato” de la fe. Enseguida, nos apropiamos de las mercedes que nos son preparadas en Cristo. Esto es el “tacto” de la fe. De aquí siguen los goces, la paz, el placer, la comunión. Esto es el “paladar” o gusto de la fe. Cualquiera de estos actos de fe salva. El oír la voz de Cristo como la verdadera voz de Dios, dirigida al alma, nos traerá salvación. Pero lo que da verdadero solaz es la disposición de fe, por la que Cristo es recibido en nosotros y es considerado como el alimento de nuestras almas, por medio de una íntima y espiritual comprensión de su dulzura y preciosidad. Es entonces cuando nos sentamos “bajo la sombra del deseado”, y hallamos su fruto dulce a nuestro paladar.

jueves, 24 de agosto de 2023

AGOSTO 24 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Subirá rompedor delante de ellos”. Miqueas 2:13.

EN vista de que Jesús ha ido delante de nosotros, las cosas no permanecen como si él nunca hubiese pasado por aquel camino. El conquistó a todos los enemigos que obstruían el camino. Toma ánimo, medroso soldado, Cristo no sólo ha recorrido el camino, sino ha matado a tus enemigos. ¿Temes al pecado? Él lo clavó en la cruz. ¿Temes a la muerte? Jesús la ha destruido. ¿Temes al infierno? Cristo ha quitado las posibilidades de que tú llegues allí; nunca verás el golfo de perdición. Todos los enemigos del cristiano están vencidos. Hay leones, pero sus dientes están rotos; hay serpientes, pero sus colmillos han sido quitados; hay ríos, pero o tienen puentes o son vadeables; hay fuego, pero tenemos un incomparable vestido que nos hace invulnerables. La espada que fue forjada contra nosotros ya está embotada; los instrumentos de guerra que el enemigo está preparando, ya perdieron su eficacia. En la persona de Cristo, Dios ha quitado todo lo que nos puede dañar. Así que, el ejército puede marchar seguro, y tú puedes, con gozo, seguir tu camino, pues todos los enemigos fueron vencidos de antemano. Lo único que tienes que hacer es tomar el despojo. Los enemigos están derrotados y vencidos; todo lo que tú tienes que hacer es dividir el despojo. Tú, es verdad, tendrás frecuentemente que entrar en combate, pero pelearás con un enemigo derrotado. Su cabeza está rota; él quizá intente dañarte, pero sus fuerzas no serán suficientes para conseguirlo. Tu victoria será fácil y tu riqueza será incalculable.
Nuestro Caudillo salió victorioso,
En el Calvario su triunfo se ve;
Todos sigamos al Jefe glorioso;
Nuestra mirada en su cruz fija esté.

miércoles, 23 de agosto de 2023

AGOSTO 23 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Nunca más se oirá en ella voz de lloro”. Isaías 65:19.

LOS glorificados no lloran más, pues todas las causas exteriores del dolor han desaparecido. En el cielo no hay ni amistades rotas ni esperanzas frustradas. La pobreza, el hambre, los peligros, la persecución y la calumnia son cosas que allí se desconocen. Ninguna pena aflige, ningún pensamiento de muerte o de desgracia entristece. No lloran más, pues están perfectamente santificados. Ningún “corazón malo de incredulidad” los incita a separarse del Dios vivo. Están sin falta delante de su trono y son en todo conforme a su imagen. Bien pueden cesar de lamentarse los que cesaron de pecar. No lloran más, porque todo temor de cambio ha pasado. Saben que están eternamente seguros. El pecado está encerrado afuera y ellos lo están dentro. Habitan en una ciudad que nunca será tomada por asalto. Se asolean con un sol que nunca se pone; beben de un río que nunca se agotará, sacan frutos de un árbol que nunca se secará. Innumerables períodos de tiempo pueden correr, pero la eternidad no se acabará; y mientras dure la eternidad, la inmortalidad y la bienaventuranza de los redimidos coexistirá con ella. Los glorificados están para siempre con el Señor. No lloran más porque todo deseo quedó cumplido. No pueden desear algo que no posean. El ojo y el oído, el corazón y la mano, el juicio, la imaginación, la esperanza, el deseo, la voluntad, en fin: todas las facultades, están completamente satisfechas. Aunque el concepto que actualmente tenemos de las cosas que Dios preparó para los que le aman es imperfecto, sin embargo, por la revelación del Espíritu, sabemos lo suficiente como para conocer que los santos del cielo son felices en el más alto grado. El gozo de Cristo, que es una infinita plenitud de deleite, está en ellos. Se bañan en el insondable mar de la beatitud. Ese mismo descanso nos aguarda a nosotros. No está distante. Dentro de poco el sauce llorón se transformará en paloma de victoria, y el rocío de la aflicción, en perlas de gloria.

martes, 22 de agosto de 2023

AGOSTO 22 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si hallareis a mi amado, que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma". Cantares 5:8.

TAL es el lenguaje del creyente que ansía tener comunión con Jesús: está enfermo por su Señor. Las almas buenas nunca están perfectamente tranquilas si no se hallan muy cerca de Cristo, pues cuando están alejadas de él pierden su paz. Cuanto más cerca de él están, más cerca están de la perfecta calma del cielo; cuanto más cerca están de él, más llenos están sus corazones, no sólo de paz, sino de vida, de vigor y de gozo, pues todo esto depende de una constante comunión con Jesús. Lo que el sol es para el día, lo que la luna es para la noche, lo que el rocío es para la flor, es Jesús para nosotros. Lo que el pan es al hambriento, el vestido al desnudo, la sombra del gran peñasco al viajero en tierra de cansancio, es Jesús a nosotros. Por lo tanto, si no somos conscientemente, uno con él, no hay por qué maravillarnos si nuestro espíritu clama en las palabras del Cantar: "Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si hallareis a mi amado, que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma". Esta ardiente ansia de comunión con Jesús, tiene una bendita correspondencia: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia". Y muy bienaventurados son los que sienten sed por el Justo. Si no tuviese la bienaventuranza de estar lleno, la buscaría con ansia y vehemencia hasta estar lleno de Cristo. Si no pudiese alimentarme de Jesús, el tener hambre y sed de él sería como puerta cercana al cielo. Hay en esa hambre una bendición, pues está entre las bienaventuranzas de nuestro Señor. Pero la bendición implica una promesa. Estos hambrientos "serán hartos" con lo que desean. Si Cristo hace que lo ansiemos, satisfará sin duda esas ansias, y cuando él venga a nosotros, como efectivamente vendrá, ¡oh cuán dulce será!

lunes, 21 de agosto de 2023

AGOSTO 21 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"El que riega será él mismo regado". Proverbios 11:25

SE nos enseña aquí la gran lección de que para obtener es necesario dar, para acumular debemos esparcir, para ser felices tenemos que hacer felices a otros, y para llegar a ser espiritualmente vigorosos tenemos que buscar el bien espiritual de los demás. Regando a otros nos regamos a nosotros mismos. ¿En qué manera? Nuestros esfuerzos sacan a luz nuestros talentos para que sean de utilidad. Nosotros tenemos capacidades y facultades latentes, que se manifiestan con la actividad. Nuestra fuerza para el trabajo está oculta aun de nosotros mismos, hasta que nos aventuremos a batallar las batallas del Señor o a trepar las montañas de las dificultades. No conocemos cuán tierna es la compasión que tenemos hasta que intentamos enjugar las lágrimas de la viuda, y suavizar la aflicción del huérfano. Frecuentemente, al intentar enseñar a otros, nos damos cuenta de que acrecentamos nuestra propia instrucción. ¡Oh, qué gratas lecciones hemos aprendido junto a la cama del enfermo! Fuimos a enseñar las Escrituras, pero volvimos avergonzados de que supiésemos tan poco de ellas. En nuestro trato con los santos humildes nos instruimos más perfectamente en la senda del Señor y llegamos a comprender más profundamente la divina verdad. Así que el regar a otros nos hace humildes. Descubrimos cuánta gracia hay en el lugar donde no la hemos buscado, y cuánto nos aventaja en conocimientos el santo humilde. Nuestro propio consuelo se acrecienta cuando trabajamos en favor de otros. Nos esforzamos en alentarlos y la consolación alegra nuestro corazón. Es como dos hombres que están en la nieve: uno frota las piernas del otro para evitar que se muera, pero, al obrar así, hace que su propia sangre esté en circulación y salva su propia vida. La pobre viuda de Sarepta suplió, con su escasa provisión, las necesidades del profeta, y desde aquel día no supo más lo que era necesidad. "Dad, y se os dará".

domingo, 20 de agosto de 2023

Cómo cantar en tristezas (Salmo 30:4-5) - Dale McIntire

 Cantad alabanzas al Señor, oh santos suyos, y dad gracias a su santo nombre. Porque su ira es solo por un momento, y su favor es para toda la vida. El llanto puede demorarse por la noche, pero la alegría viene con la mañana. Salmo 30:4-5

La gratitud ama las sorpresas. Aprende a reconocer nuevas sorpresas en la obra cotidiana y ordinaria de Dios. Entrena tu corazón para no dar nada por sentado. Todo lo que te rodea es un regalo y el hecho de que estés aquí para participar y disfrutarlo es una gracia. La gratitud se basa en la gracia.

AGOSTO 20 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“El dulce salmista de Israel”. 2 Samuel 23:1.

ENTRE todos los santos cuyas vidas se recuerdan en las Sagradas Escrituras, David posee una experiencia muy notable, variada e instructiva. En su historia nos encontramos con pruebas y tentaciones que no se ven, por lo general, en otros santos de la antigüedad, y de ahí que él sea el tipo más sugestivo de nuestro Señor. David conoció las pruebas de los hombres de todos los rangos y de todas las condiciones. Los reyes tienen sus aflicciones, y David, como rey, tuvo las suyas; los campesinos tienen sus preocupaciones, y David, como pastor de ovejas, también las tuvo. El errante sufre muchas fatigas, y David también las tuvo en la cueva de En-gadi. El capitán tiene sus dificultades, y David, por su parte, halló muy molestos a los hijos de Sarvia. El salmista también fue probado por sus amigos. Su consejero Ahitofel lo abandonó: “El que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Sus peores enemigos eran los de su propia familia: sus hijos fueron su más grande aflicción. Las tentaciones de pobreza y de riqueza; de honor y de reproche; de salud y de enfermedad, todas las probó David. Tuvo tentaciones de afuera para turbar su paz, y de adentro para frustrar su gozo. David no bien salía de una prueba caía en otra; no bien surgía de una temporada de desaliento y alarma, caía otra vez en las profundidades, y todas las olas y las ondas rodaban sobre él. Probablemente será este el motivo porque los salmos de David son generalmente el deleite del cristiano experimentado. Cualquiera sea nuestra condición de mente: ya estemos en éxtasis o en abatimiento, David delinea exactamente nuestras emociones. El era un hábil conocedor del corazón humano, pues había sido educado en la mejor de las escuelas; en la escuela de la experiencia sincera y personal. A medida que nosotros somos instruidos en la misma escuela, a medida que nos desarrollamos en gracia y en años, más apreciamos los salmos de David, y hallamos que son como “verdes pastos”.

sábado, 19 de agosto de 2023

AGOSTO 19 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y estará y apacentará con fortaleza de Jehová”. Miqueas 5:4.

EL reino de Cristo en su Iglesia es el reino de un pastor-rey. Cristo es preeminente, pero su preeminencia es la de un pastor sabio y tierno para con su necesitado y amado rebaño. El ordena y es obedecido, pero esa obediencia es la obediencia espontánea que el rebaño bien cuidado rinde con gozo a su amado Pastor, cuya voz conoce muy bien. El gobierna por la fuerza del amor y por la energía de la bondad. Su reino es práctico en su carácter. Dice el texto que El “estará y apacentará”. La Gran Cabeza de la Iglesia está activamente ocupada en proveer a su pueblo; no se sienta ociosa sobre su trono, ni tiene un cetro que no se use para gobernar. No, él está y apacienta. La expresión “apacienta”, en el original, es análoga de otra en griego que significa “pastorear”, es decir: hacer todo lo que hace un pastor: guiar, vigilar, preservar, restaurar, cuidar y alimentar. Su reino es continuo en su duración. Se dice que él “estará y apacentará”; no: “él apacentará de vez en cuando, y después dejará de hacerlo”. Tampoco dice: “Un día concederá un gran avivamiento y al siguiente día dejará a su Iglesia en la esterilidad”. Sus ojos nunca dormitan y sus manos nunca descansan; su corazón nunca cesa de latir de amor y sus hombros nunca se cansan de llevar las cargas de su pueblo. Su reino es, en su acción, eficazmente poderoso. Dice: “Apacentará con fortaleza de Jehová”. Doquiera esté Cristo, allí está Dios; y lo que Cristo hace es obra del Altísimo. ¡Oh!, cuán placentero es considerar que el que está hoy representando los intereses de su pueblo es verdadero Dios de verdadero Dios, ante quien se doblará toda rodilla. Somos felices los que pertenecemos a tal pastor, cuya humanidad se identifica con nosotros y cuya divinidad nos protege. Adorémoslo e inclinémonos delante de él como el pueblo de su dehesa.

viernes, 18 de agosto de 2023

AGOSTO 18 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Entraron los extraños en los santuarios de la casa de Jehová”. Jeremías 51:51.

POR este motivo los rostros de los del pueblo del Señor se cubrieron de vergüenza, pues era algo terrible que los hombres se metiesen en el Lugar Santo, reservado exclusivamente para los sacerdotes. En todas partes, en derredor nuestro, vemos el mismo motivo para entristecernos. ¡Cuántos hombres impíos se están ahora preparando con el fin de entrar en el ministerio! ¡Qué enorme pecado es aquella solemne mentira que afirma que nuestra nación está comprendida dentro de una Iglesia Nacional! ¡Cuán horrible es ver que el Bautismo y la Santa Cena se administran a los inconversos, y que en las más instruidas iglesias de nuestro país, haya semejante flojedad en la disciplina! Si los miles que leen hoy esta porción, llevaran este asunto delante del Señor Jesús, él intervendría y apartaría el mal que, de otro modo, vendría sobre la Iglesia. Adulterar a la Iglesia es contaminar una fuente, es derramar agua sobre el fuego, es sembrar de piedras un campo fértil. Que Dios nos dé la gracia para que podamos, en nuestro propio modo, conservar la pureza de la Iglesia, como una asamblea de creyentes, y no como una nación, como una comunidad no salva, compuesta de hombres inconversos. Nuestro celo, sin embargo, debe empezar en casa. Examinémonos a nosotros mismos en cuanto a nuestro privilegio de comer en la mesa del Señor. Miremos si estamos vestidos con el vestido de boda, no sea que nosotros mismos seamos intrusos en el santuario del Señor. “Muchos son llamados y pocos escogidos”. “El camino es angosto y estrecha la puerta”. Que Dios nos dé la gracia de allegarnos a Jesús con la fe del elegido de Dios. El que hirió a Uza por tocar el arca, tiene mucho celo por sus dos ordenanzas: el Bautismo y la Santa Cena. Como creyente puedo acercarme a ellas libremente. El examen de conciencia es un deber para los que se bautizan o se acercan a la mesa del Señor.

jueves, 17 de agosto de 2023

AGOSTO 17 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“La misericordia de Dios”. Salmo 52:8.

MEDITA un poco en esta misericordia de Dios. Es una misericordia tierna. Con un toque suave y cariñoso sana al quebrantado de corazón y venda sus heridas. Dios se muestra tan bondadoso en la manera de comunicar su misericordia como en la misericordia en sí. Es una misericordia grande. En Dios no hay nada pequeño; su misericordia se asemeja a él: es infinita. No la puedes medir. Su misericordia es tan grande que perdona grandes pecados a grandes pecadores, y luego da grandes favores y grandes privilegios y nos eleva a grandes goces en el gran cielo del gran Dios. Es una misericordia inmerecida, como lo son todas, pues misericordia merecida es sólo un nombre equivocado de justicia. No tiene derecho el pecador a la afectuosa consideración del Altísimo. Si el rebelde hubiese sido condenado al fuego eterno, habría merecido esa condenación, pero si es librado de la ira, como efectivamente lo es, sólo el soberano amor pudo hacerlo, pues en el pecador no había nada bueno. Es también una misericordia rica. Algunas cosas son grandes, pero tienen en sí poca eficiencia. Esta misericordia, en cambio, es un reconfortante para tu abatido espíritu, un ungüento precioso para tus sangrantes heridas, un vendaje celestial para tus huesos quebrantados, una carroza real para tus cansados pies, un pecho de amor para tu tembloroso corazón. Es esta una misericordia múltiple. Como dice Bunyan: “Todas las flores del jardín de Dios son dobles”. No hay misericordia sencilla. Quizás tú pienses que posees una sola misericordia, pero descubrirás que en realidad tienes un racimo entero de ellas. Es una misericordia abundante. Millones la han recibido, pero lejos de estar agotada, está tan nueva, tan completa y es tan accesible como siempre. Es una misericordia segura. Nunca te dejará. Si la misericordia es tu compañera, estará contigo en la tentación, en las pruebas, en la vida y también en la muerte, para ser el gozo de tu alma, cuando el bienestar de esta vida termine.

miércoles, 16 de agosto de 2023

AGOSTO 16 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Dad a Dios la gloria debida a su nombre”. Salmo 29:2.

LA gloria de Dios es el resultado de su naturaleza y de sus actos. Es glorioso en su carácter, pues hay en Dios tal abundancia de todo lo que es santo, bueno y amable que tiene que ser glorioso. Los actos que proceden de su carácter son también gloriosos; pero mientras él se propone con ellos manifestar a sus criaturas su bondad, su misericordia y su justicia, se propone también que la gloria que va unida a esos actos se le dé únicamente a él. No hay nada en nosotros en que podamos gloriarnos, porque, “¿quién hace que tú te diferencies de otro? ¿o qué tienes tú que no hayas recibido?”
Tenemos que tener mucho cuidado de andar humildemente delante del Señor. Cuando nos glorificamos a nosotros mismos, nos estamos levantando como rivales del Altísimo, puesto que en el universo hay lugar para una sola gloria. ¿Se gloriará el insecto contra el sol que le dio vida? ¿Se levantará el barro sobre el hombre que le dio forma en la rueda? ¿Disputará el polvo del desierto con el torbellino? ¿Lucharán las gotas del océano con la tempestad? Dad a Jehová, oh hijos de fuertes, dad a Jehová la gloria y la fortaleza; dadle la gloria debida a su nombre. Sin embargo, una de las cosas más difíciles de la vida cristiana es aprender a decir esto: “No a nosotros, no a nosotros, sino a tu nombre sea la gloria”. Es esta una lección que Dios nos está enseñando siempre, y algunas veces nos la enseña por medio de penosa disciplina. Que empiece un cristiano a jactarse diciendo: “Todo lo puedo”, sin añadir “en Cristo que me fortalece”, y pronto tendrá que gemir, diciendo: “No puedo hacer nada”, y se lamentará en el polvo. Cuando hagamos algo por el Señor, y él se complazca en aceptarlo, pongamos nuestra corona a sus pies, y exclamemos: “No yo sino la gracia de Dios que obró en mí”.

AGOSTO 15 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y había salido Isaac a orar al campo a la hora de la tarde”. Génesis 24:63.

MUY admirable era su ocupación. Si los que malgastan tantas horas en la ociosidad, en las lecturas livianas y en los pasatiempos inútiles, aprendiesen sabiduría, hallarían compañía más provechosa y ocupación más interesante en la meditación, que en las vanidades que ahora tanto los atraen. Todos nosotros conoceríamos más, viviríamos más cerca de Dios y creceríamos en la gracia, si estuviésemos más solos. La meditación rumia y extrae la verdadera substancia del alimento intelectual acumulado en otra parte. Cuando el tema es Jesús, la meditación es realmente agradable. Isaac halló a Rebeca cuando estaba ocupado en meditación privada; muchos otros hallaron allí a su muy amada.
Muy admirable fue la elección del lugar. En el campo tenemos un gabinete de estudio con textos colgados en sus paredes, para que los meditemos. Desde el cedro al hisopo; desde el águila hasta la langosta; desde la expansión del cielo hasta una gota de rocío, todo está lleno de enseñanza. Y cuando es el Señor el que abre los ojos, esa enseñanza brilla sobre la mente en forma más vívida que la que recibimos de los libros. Nuestras piecitas no son ni tan saludables, ni tan sugestivas, ni tan agradables, ni tan inspiradoras como los campos.
Muy admirable fue el momento. El momento de la puesta del sol, cuando parece que se corre un velo sobre el día, viene bien aquel reposo de alma en el que las ansiedades terrenales se rinden a los goces de la comunión celestial. La gloria de la puesta del sol excita nuestra admiración, y la solemnidad de la aproximación de la noche nos espanta. Si los trabajos de este día te lo permiten, harás bien, querido lector, si reservas una hora para pasear, por la tarde, en el campo; pero si no puedes, el Señor está también en la ciudad, y te hallará en tu cámara o en la calle. Que tu corazón salga a su encuentro.

AGOSTO 14 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras". Salmo 92:4.

¿CREES que tus pecados han sido perdonados y que Cristo los ha expiado completamente? Entonces, ¡qué cristiano feliz tienes que ser tú! ¡Cómo debieras vivir por encima de las comunes pruebas e inquietudes de este mundo! Ya que tus pecados te son perdonados, ¿qué importa lo que te pueda acontecer ahora? Lutero dijo: “Hiéreme, Señor, hiéreme, porque mis pecados están perdonados; si tú me has perdonado, hiéreme tan profundamente como quieras”. Y en un espíritu semejante, tú también puedes decir: “Manda enfermedad, pobreza, pérdidas, aflicciones y persecuciones como quieras. Tú me has perdonado, y mi alma está alegre”. Cristiano, si tú eres salvo, al mismo tiempo que estás alegre está también agradecido. Allégate a la cruz que quitó tus pecados; sirve al que te sirvió a ti. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto”. Que tu celo no se evapore en una mera ebullición de canto. Muestra tu amor con pruebas evidentes. Ama a los hermanos del que te amó. Doquiera haya un Mephi-boseth, que esté lisiado o cojo, ayúdalo por causa de Jonatán. Si hay algún creyente en aflicción, llora con él, y lleva su cruz, por amor al que lloró por ti y cargó tus pecados. Ya que eres perdonado gratuitamente por Cristo, ve, cuenta a otros las alegres nuevas del perdón. No te satisfagas con gozar sólo tú de esta inefable bendición, sino publica a los cuatro vientos la historia de la cruz. La cristiana alegría y la santa intrepidez te harán un buen predicador, y el mundo entero será para ti un púlpito donde puedas predicar. La santidad llena de alegría es el más eficaz de los sermones, pero el Señor debe dártela. Búscala esta mañana antes de salir de tu casa. Cuando nos gozamos en la obra del Señor, no debemos temer estar demasiado alegres.

domingo, 13 de agosto de 2023

AGOSTO 13 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Los cedros del Líbano que él plantó”. Salmo 104:16.

LOS cedros del Líbano son un símbolo del cristiano, en el hecho de que todos han sido plantados por el Señor. Esto es muy cierto en cuanto a cada hijo de Dios, pues no lo plantó hombre alguno, ni se plantó a sí mismo, sino ha sido plantado por Dios. La misteriosa mano del Espíritu divino dejó caer la viva simiente en un corazón que él había preparado de antemano para que la recibiese. Todo heredero del cielo reconoce que ha sido plantado por el gran Labrador. Además, los cedros del Líbano no dependen del hombre para su riego, pues están en las altas rocas, no humedecidos por humana irrigación. Sin embargo, nuestro Padre celestial les da el riego necesario. Así pasa con el cristiano que ha aprendido a vivir por fe. El es independiente del hombre, aun en las cosas temporales. Espera, para su sustento, únicamente en Dios. El rocío del cielo es su porción y el Dios del cielo es su manantial. Por otra parte, los cedros del Líbano no están protegidos por ningún poder humano. Ellos no deben nada del hombre por haber sido preservados del viento huracanado y de la tempestad. Son árboles de Dios guardados y preservados por él, y sólo por él. Pasa precisamente lo mismo con el cristiano. No es una planta de invernáculo puesta a cubierto de la tentación; al contrario, está en el lugar más expuesto. No tiene más amparo ni protección que las amplias alas del Dios eterno, que cubren siempre los cedros que él mismo plantó. A semejanza de los cedros, los creyentes están llenos de savia, teniendo suficiente vitalidad como para estar siempre verdes, aun en medio de las nieves del invierno. Por último, la floreciente y majestuosa condición de los cedros, debe ser motivo para la alabanza de Dios. Sólo el Señor ha sido el todo para los cedros, y por eso David dice muy melancólicamente en uno de los salmos: “Alabad a Jehová, árboles frutales y todos los cedros”. En el creyente no hay nada que magnifique al hombre; fue plantado, y es nutrido y protegido por su Señor.

sábado, 12 de agosto de 2023

AGOSTO 12 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“¡Jehová reina, regocíjese la tierra!” Salmo 97:1.

MIENTRAS lo que dice este versículo sea verdad no hay motivos para inquietud. Sobre la tierra, el poder del Señor domina tan fácilmente la furia del impío como la furia de la mar; su amor vivifica al pobre con misericordia como vivifica a la tierra con las lluvias. La Majestad brilla con resplandor de fuego en medio de los horrores de la tempestad, y la gloria del Señor se ve en toda su grandeza en la caída de los imperios y en el derrumbe de los tronos. En todos nuestros conflictos y en todas nuestras tribulaciones podemos contemplar la mano del divino Rey. Dios es Dios; él ve y oye todas nuestras inquietudes y todas nuestras lágrimas. Alma no olvides en medio de tus penas, que Dios reina para siempre. En el infierno, los malos espíritus confiesan, con dolor, la indudable supremacía de Dios. Cuando se les permite vaguear, lo hacen con una cadena en sus talones; el freno está puesto en la boca del behemot y el anzuelo en la boca del leviatán. Los dardos de la muerte, las prisiones del sepulcro y sus guardias están bajo el dominio del Señor. La terrible venganza del juez de toda la tierra hace que los demonios se agachen y tiemblen, como tiemblan los perros ante el látigo del cazador de la perrera. No temas la muerte ni los embates de Satán; Dios defiende a los que en él confían. Alma, recuerda en tus penas que Dios reina para siempre. En el cielo, ninguno duda de la soberanía del Rey eterno; todos se echan sobre sus rostros para rendirle homenaje. Los ángeles son sus cortesanos; los redimidos, sus preferidos, y todos se gozan en servirlo día y noche. ¡Dios quiera que lleguemos pronto a la ciudad del gran Rey! En la larga noche de esta vida de tristeza, él nos dará paz y alegría. Alma, recuerda en tus penas que Dios reina para siempre.

viernes, 11 de agosto de 2023

AGOSTO 11 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“¡Quién me tornase como en los meses pasados!” Job 29:2.

NUMEROSOS cristianos pueden ver el pasado con alegría, pero miran el presente con descontento. Recuerdan los días que pasaron en comunión con el Señor y los consideran los más agradables y los mejores que jamás han conocido, pero los días presentes, los ven vestidos de luto, de melancolía y de tristeza. Estos cristianos vivían una vez cerca de Jesús, pero ahora se dan cuenta de que vagan lejos de él, y dicen: “¡Quién me tornase como en los meses pasados!” Lamentan haber perdido sus testimonios; se quejan porque actualmente no tienen paz, o porque no experimentan placer en los medios de gracia, o porque sus conciencias no son muy sensibles, o porque no tienen mucho celo por la gloria de Dios. Las causas de este lamentable estado de cosas son múltiples. Puede ser la dejadez en la vida de oración, pues allí empiezan todas las decadencias espirituales. Quizás sea el resultado de la idolatría; el corazón estará acaso ocupado con alguna otra cosa que no es Dios. Los afectos habrán sido puestos, quizás, sobre las cosas de la tierra, y no en las del cielo. Un Dios celoso no se contentará con un corazón dividido; Él tiene que ser amado primero y mejor. Dios apartará la luz de su presencia del corazón frío y descarriado. Quizás la causa sea la confianza en sí mismo y la justicia propia. El orgullo se muestra activo en el corazón, y el egoísmo, en lugar de yacer al pie de la cruz, está exaltado en el corazón. Cristiano, si no te hallas ahora “como en los meses pasados”, no quedes satisfecho con desear volver a tu felicidad primitiva, sino ve enseguida y busca a tu Maestro, y dile tu triste estado. Pídele su gracia y su poder para andar con él más íntimamente. Humíllate delante de él y él te ensalzará y te permitirá gozar otra vez de la luz de su rostro. No te sientes a suspirar y a lamentar. Mientras viva el Médico divino hay esperanza; más aún, hay seguridad de sanidad.

jueves, 10 de agosto de 2023

AGOSTO 10 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Cristo, nuestra vida”. Colosenses 3:4.

ESTA rica expresión del apóstol Pablo indica que Cristo es la fuente de nuestra vida. “A vosotros os dio vida, estando muertos en las transgresiones y en los pecados”. La misma voz que sacó a Lázaro de la tumba nos levantó en novedad de vida. Él es ahora la substancia de nuestra vida espiritual. Por su vida vivimos nosotros. Él es en nosotros la esperanza de gloria, el móvil de nuestros actos, el pensamiento central que estimula todo otro pensamiento. Cristo es la substancia de nuestra vida. ¿De qué puede alimentarse el cristiano sino de la carne y de la sangre de Jesús? “Este es el pan que descendió del cielo, para que el que de él comiere no muera”. ¡Oh cansados peregrinos de este desierto de pecado, nunca recibáis bocado alguno para satisfacer el hambre de vuestros espíritus, salvo el que se halla en Jesús! Cristo es el solaz de nuestra vida. Todos los verdaderos goces vienen de él; y en tiempos de prueba, su presencia es nuestra consolación. Sólo por él vale la pena vivir, y su cariño es mejor que la vida. Cristo es el objeto de nuestra fe. Como se apresura la nave para llegar al puerto, así se apresura el creyente por llegar al seno de su Salvador. Como vuela la flecha hacia su blanco, así vuela el cristiano hacia el perfeccionamiento de la comunión con Cristo Jesús. Como el soldado lucha por su capitán, y es recompensado cuando este triunfa, así el creyente lidia por Cristo y obtiene su triunfo en los triunfos de su Maestro. “Para él vivir es Cristo”. Cristo es el dechado de nuestra vida. Donde existe la misma vida interior, tiene que haber, y habrá, el correspondiente desarrollo exterior; y si nosotros vivimos en estrecha comunión con el Señor Jesús, nos asemejamos a él. Lo pondremos delante de nosotros como nuestro divino modelo, y procuraremos andar en sus pasos hasta que, en la gloria, llegue a ser nuestra corona. ¡Oh cuán feliz, honrado y seguro se siente el cristiano cuya vida es Cristo!

AGOSTO 9 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“La ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella”. Apocalipsis 21:23.

ALLÁ en el mundo mejor, los que lo habitan viven independientes de todas las comodidades terrenales. Ni tienen necesidad de vestido; sus ropas blancas nunca se gastan ni se mancharán jamás. No tienen necesidad de medicina para sanar enfermedades, pues nunca estarán enfermos. No tienen necesidad de sueño para reparar sus energías; no descansan ni de día ni de noche, sino lo alaban incansablemente en su templo. No necesitan relaciones sociales que les den solaz; y sea cual fuere la felicidad que puedan derivar de la asociación con sus amigos, esta no es esencial a su gloria, pues la compañía de su Señor es suficiente para satisfacer sus más amplios deseos. No necesitan maestros; ellos, indudablemente, conversan unos con otros tocante a las cosas de Dios, pero no lo hacen para instruirse, porque todos serán enseñados por el Señor. La nuestra es una caridad que se obtiene a la puerta del rey, pero ellos banquetean en su misma mesa. Aquí nos apoyamos en el brazo amigo, pero allí se apoyan en el Amado. Aquí necesitamos la ayuda de nuestros compañeros, pero los que están allí hallan todo lo que necesitan en Cristo Jesús. Aquí miramos a la comida que perece, y al vestido que se deshace ante la polilla, pero allí hallan todas las cosas en Dios. Nosotros usamos el balde para sacar agua del pozo, pero los que están allí beben de la fuente principal y mojan sus labios en las aguas vivas. Aquí los ángeles nos traen bendiciones, pero allí no necesitaremos de estos mensajeros. No necesitarán de Gabriel para que les traiga los mensajes del amor de Dios, porque ellos lo verán cara a cara. ¡Oh, qué tiempo bendito será aquel cuando, dejando atrás todo lo secundario, descansemos sólo sobre el brazo de Dios! ¡Qué gloriosa hora será aquella cuando Dios y no sus criaturas, cuando el Señor y no sus obras sean nuestro gozo cotidiano!

martes, 8 de agosto de 2023

AGOSTO 8 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Tejen telas de araña”. Isaías 59:5.

MIRA la telaraña y observa en ella un cuadro muy sugestivo de la religión del hipócrita. Esa tela tiene la misión de cazar a la víctima. La araña se alimenta de moscas, y el fariseo “tiene su recompensa”. Las personas simples caen fácilmente en la trampa, al oír las altisonantes declaraciones del hipócrita, y aun las más sensatas no siempre escapan. Felipe bautizó a Simón el Mago cuya engañosa manifestación de fe fue pronto condenada por la severa reprensión de Pedro. La costumbre, la fama, la alabanza, el ascenso y otras moscas son las pequeñas víctimas que el hipócrita toma en su red. La telaraña es una maravilla artística. Mírala y contempla la astucia del cazador. ¿No es igualmente admirable la religión del engañador? ¿Cómo hace para mentir tan descaradamente? ¿Cómo hace para que su oropel aparezca como oro? La telaraña procede del vientre de la araña. La abeja toma su cera de las flores; la araña no liba en las flores, pero sin embargo hace hilos largos. También el hipócrita halla en sí mismo su confianza y su esperanza. Su ancla fue forjada en su propio yunque, y su cable retorcido con sus propias manos. El puso los cimientos y talló las columnas de su casa, rechazando desdeñosamente la soberana gracia de Dios. Pero la telaraña es muy frágil. Está primorosamente trabajada, pero no dura nada. No es adecuada para la escoba del sirviente o para el báculo del viajero. No se necesita la batería de Armstrong para hacer volar en pedazos al hipócrita; un poco de viento alcanza. Las hipócritas telarañas desaparecerán enseguida cuando el escobón de la destrucción empiece su obra purificadora. Y, por fin, las telarañas no se tolerarán en la casa del Señor. Dios hará que tanto ellas como los que las tejen sean destruidos para siempre. ¡Oh alma mía!, descansa sobre algo mejor que sobre una telaraña. Sea el Señor Jesús tu eterno escondedero.

AGOSTO 7 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Los rectos te aman”. Cantares 1:4.

LOS creyentes aman a Jesús más intensamente que a cualquier otro ser. Preferirían antes perder al padre y a la madre que apartarse de Cristo. Ellos miran los bienes terrenales con cierta indiferencia, pero, en cambio, llevan en sus corazones, herméticamente cerrado, a Cristo Jesús. Voluntariamente se niegan a sí mismos por causa de él, pero no han de ser inducidos a negarlo. Tiene que ser muy pobre el amor que puede ser agotado por el fuego de la persecución. El amor del verdadero creyente es un río más caudaloso. Los hombres se han esforzado por apartar al fiel del lado de su Maestro, pero sus intentos siempre resultaron infructíferos. Ni las coronas de honor ni el rigor de la ira han desatado este nudo más perfecto que el gordiano. Esta no es una unión común que, a la larga, el poder del mundo romperá. Ni el hombre ni el demonio ha podido hallar una llave que abra esta cerradura. La astucia de Satán nunca se halló más perpleja que cuando él la ha utilizado para romper en dos este vínculo de dos corazones divinamente unidos. Está escrito y nada lo podrá borrar: “Los rectos te aman”. La intensidad del amor de los rectos no debe ser juzgada tanto por lo que aparece ser, sino por lo que los rectos ansían que sea. Diariamente nos lamentamos de que no amamos suficiente. Quisiéramos que nuestros corazones pudiesen tener más, y alcanzar más. A semejanza de Samuel Rutherford suspiramos y clamamos: “En busca de tanto amor como quisiera tener, rodearía la tierra e iría al cielo; sí, al cielo de los cielos, y a diez mil mundos, para, después, ponerlo todo sobre el hermoso, inmaculado y perfecto Jesús”. Todo lo que podemos alcanzar representa sólo un palmo de amor. Si medimos nuestro amor por lo que quisiéramos que fuese, resulta elevado, en verdad; y creemos que así lo juzga el Señor. ¡Oh si pudiésemos reunir el amor de todos los corazones en un gran montón y dárselo a Jesús, que es del todo codiciable!

AGOSTO 6 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Guarda, ¿qué de la noche?” Isaías 21:11.

“GUARDA, ¿qué de la noche?” ¿Qué de los enemigos que están afuera? Los errores son numerosos; y a cada instante aparece uno nuevo. ¿Contra cuál herejía debo estar alerta? Los pecados salen de sus guaridas durante la noche. Yo mismo debo subir a la torre del atalaya y velar en oración. Nuestro Protector Celestial prevé todos los ataques que el demonio está por hacernos, y cuando el diablo está aun ideando los males que nos hará, Jesús ora por nosotros para que, al llegar el momento de ser zarandeados como trigo, nuestra fe no falte. ¡Prosigue, oh bondadoso atalaya, avisándonos cuando se acerquen nuestros enemigos, y, por amor de Sión, no calles!
“Guarda, ¿qué de la noche?” ¿Cómo se presenta el tiempo para la Iglesia? ¿Está aclarando o nublándose? Tenemos que cuidar de la Iglesia de Dios con ansioso amor; y ahora que el papismo y la infidelidad nos amenazan, tenemos que fijarnos en las señales de los tiempos y prepararnos para la lucha.
“Guarda, ¿qué de la noche?” ¿Qué estrellas se muestran en el firmamento? ¿Cuáles son las preciosas promesas que se adaptan a nuestra presente situación? Si tocas alarma, oh atalaya, danos también la consolación. Cristo, la estrella polar, está siempre en su sitio; y todas las estrellas están seguras a la diestra de su Señor.
Pero, guarda, ¿cuándo vendrá la mañana? El Esposo tarda. ¿No hay señales de su venida como Sol de Justicia? ¿No salió aun la estrella matutina como señal de que viene el día? ¿Cuándo vendrá el día y huirán las sombras? ¡Oh Jesús!, si tú no vienes en persona a tu Iglesia hoy, ven por lo menos en espíritu a mi corazón, hazlo cantar de gozo.
El día de gloria va pronto a brillar
En tanto, cristianos, debemos velar.
Y el enemigo no vencerá.
¡Alerta, centinela! ¡Alerta está!

sábado, 5 de agosto de 2023

AGOSTO 5 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien”.
Romanos 8:28.

SOBRE algunos puntos el creyente está absolutamente seguro. Sabe, por ejemplo, que Dios está sentado en la cámara de la embarcación, cuando esta más se balancea. Cree que una mano invisible está siempre sobre la caña del timón del mundo, y sea cualquiera el lugar a donde nos lleve la providencia, Jehová gobierna la nave. Este conocimiento tranquilizador lo prepara para cualquier cosa. El creyente mira a las embravecidas aguas y al espíritu de Jesús que anda sobre las olas, y oye una voz que le dice: “Yo soy, no temas”. Sabe, además, que Dios es siempre sabio, y, conociendo esto, confía en que no habrá ni errores ni accidentes casuales, y en que no puede ocurrir nada que no deba acontecer. El, bien puede decir: “Es mejor perder que ganar, si así lo dispone el Señor. La peor calamidad que me pudiera sobrevenir, sería para mí, si el Señor así lo ordena, lo mejor y lo más conveniente”. “Sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien”. El cristiano no sostiene esto meramente como una teoría, sino lo conoce como un hecho positivo. Todas las cosas ayudan a bien aun ahora. Las drogas venenosas mezcladas en adecuadas proporciones han obrado la sanidad; los tajos del bisturí han purificado a la presuntuosa carne y han facilitado la cura. Cada acontecimiento obra todavía los más benditos y excelentes resultados. Y así, creyendo que Dios lo rige todo, que gobierna con sabiduría, que saca bien del mal, el corazón del creyente se siente seguro y en condiciones de hacer frente, con serenidad, a cualquier prueba. El creyente puede orar, con verdadero espíritu de aceptación, así: “Siempre que venga de ti, envíame lo que quieras, Dios mío”.
Todo lo que pasa en mi vida aquí
Dios me lo prepara para bien de mí.
En mis pruebas duras, Dios me es siempre fiel.
¿Por qué, pues, las dudas? Yo descanso en él.

AGOSTO 4 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“El pueblo que conoce a su Dios se esforzará”. Daniel 11:32.


TODO creyente sabe que conocer a Dios es el más elevado y el mejor de los conocimientos; y este conocimiento espiritual es una fuente de fortaleza para el cristiano. El conocimiento fortalece su fe. En las Escrituras se habla frecuentemente de los creyentes, como personas iluminadas y enseñadas por Dios. Se dice que “tienen la unción del Santo”, y es misión peculiar del Espíritu Santo el guiarlos a toda verdad, y todo esto para el crecimiento y nutrimiento de su fe. El conocimiento fortalece al amor. El conocimiento abre la puerta, y a través de ella vemos a nuestro Salvador. O, para usar otro símil, el conocimiento pinta el retrato de Jesús, y, cuando lo vemos, entonces lo amamos, pues no podemos amar a un Cristo que no conocemos, por lo menos, en algún grado. Si conocemos poco de las excelencias de Jesús, poco de lo que ha hecho y está haciendo por nosotros, no podemos amarlo mucho, pero cuanto más lo conozcamos tanto más lo amaremos. El conocimiento fortalece la esperanza. ¿Cómo podemos esperar una cosa si ignoramos su existencia? Nuestra esperanza puede ser el telescopio, pero hasta que no recibamos instrucción, permanecemos ignorantes ante el lente y no vemos nada. El conocimiento remueve los objetos interpuestos, y cuando miramos a través del claro telescopio, discernimos la gloria que ha de ser revelada y la anticipamos con gozosa confianza. El conocimiento nos enseña el por qué de la paciencia. ¿Cómo tendremos paciencia si no conocemos nada de la compasión de Cristo, y no entendemos el bien que proviene de la corrección que nos envía nuestro Padre celestial? No hay una sola gracia que bajo la protección de Dios, no sea nutrida y llevada a la perfección en el santo conocimiento. ¡Cuán importante es, entonces, que crezcamos no sólo en la gracia, sino también en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo!

AGOSTO 3 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y el Cordero es su lumbrera”. Apocalipsis 21:23.

CONTEMPLA con tranquilidad al Cordero, como la lumbrera del cielo. La luz es en la Biblia es el emblema del gozo. El gozo de los santos en el cielo está comprendido en estas palabras: Jesús nos eligió, nos amó, nos compró, nos limpió, nos vistió, nos guardó y nos glorificó: estamos aquí únicamente por la mediación de Jesús. Cada uno de estos pensamientos será para ellos semejante a un racimo de uvas de Escol. La luz es además el fundamento de la belleza. No hay belleza cuando no hay luz. Sin luz el zafiro no brilla ni luce la perla. Así también, toda la belleza de los santos que están en el cielo procede de Jesús. Ellos reflejan, como los planetas, la luz del Sol de Justicia; existen como rayos que proceden del astro central. Si él se retira, ellos mueren. Si su gloria se oculta, la de ellos expira. La luz es también el emblema del conocimiento. En el cielo nuestro conocimiento será perfecto, pero el Señor Jesús será su fuente. La enigmática providencia, que nunca antes hemos entendido, la entenderemos claramente, y todo lo que ahora nos confunde, nos será comprensible con la luz del Cordero. ¡Oh!, qué revelaciones y qué glorificación del amor de Dios habrá allí. La luz también significa manifestación. La luz manifiesta. En el mundo, “aun no se ha manifestado lo que hemos de ser”. El pueblo de Dios es un pueblo oculto, pero cuando Cristo lo reciba en el cielo, lo tocará con la vara de su amor y lo cambiará en la imagen de su gloria. Los componentes de este pueblo fueron pobres y desdichados, pero ¡qué transformación! Estuvieron manchados de pecado, pero con un toque de su dedo quedarán tan brillantes como el sol y tan claros como el cristal. ¡Oh!, qué manifestación. Todo esto procede del sublime Cordero. Jesús será el centro y el alma de cuanto refulgente esplendor haya allí. ¡Oh!, qué será estar presente y verlo en su propia luz, como el Rey de reyes y Señor de señores.

miércoles, 2 de agosto de 2023

AGOSTO 2 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad”. Efesios 1:11


NUESTRA creencia en la sabiduría de Dios presupone y requiere que el Señor tenga un plan y un propósito determinados en la obra de la salvación. ¿Qué habría sido la creación sin un designio? ¿Hay algún pez en el mar o alguna ave en el aire que fueron formados al azar? De ninguna manera; en cada hueso, en cada coyuntura y en cada músculo; en cada tendón, en cada glándula y en cada vaso sanguíneo, se puede ver la presencia de un Dios que obra según el designio de su infinita sabiduría. ¿Está Dios presente en la creación, rigiendo todas las cosas, y no estará en la gracia? ¿Estará librada la nueva creación al veleidoso genio del libre albedrío, cuando el consejo divino rige la antigua creación? ¡Mira a la providencia! ¿Quién no sabe que “ni un pájaro cae a tierra sin vuestro Padre”? “Aun vuestros cabellos están todos contados”. Dios pesa en balanzas las montañas de nuestro dolor y los cerros de nuestra tribulación. ¿Estará Dios en la providencia y no en la gracia? ¿Existirá la cáscara por disposición de la sabiduría, y en cambio el meollo será abandonado al ciego azar? ¡No! Dios conoce el fin desde el principio; ve en su debido lugar, no sólo la piedra angular, de hermosos colores, que él colocó, con la sangre de su amado Hijo; sino, ve también las piedras escogidas, sacadas de la cantera, y pulidas por su gracia. Dios ve todo el edificio desde los cimientos hasta el techo. Él conoce claramente cada piedra que ha de ser colocada en el lugar que le ha sido preparado, y sabe también cuán vasto ha de ser el edificio y cuándo la piedra de remate ha de aparecer con aclamaciones de “¡Gracia, gracia a ella!” Al fin, se verá claramente que en cada vaso de misericordia, Jehová obró con los suyos como le plugo; y que en cada parte de la obra de la gracia cumplió su propósito y glorificó su propio nombre.

martes, 1 de agosto de 2023

AGOSTO 1 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Ruégote que me dejes ir al campo, y recogeré espigas”. Rut 2:2.

ABATIDO y turbado cristiano, ven y espiga hoy en el amplio campo de la promesa. Aquí abundan las preciosas promesas, que satisfacen precisamente tus necesidades. Considera esta: “La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará”. ¿No se adapta esto a tu caso? Una caña desvalida, insignificante y débil; una caña cascada, de la cual no sale música, y que es más débil que la misma debilidad. Aunque tú seas una caña cascada, él no te quebrará, sino que te restaurará y fortalecerá. Tú eres semejante al pábilo que humea; ni luz ni calor proceden de ti; sin embargo no te apagará. Soplará con su suave aliento de misericordia hasta transformarte en una llama. ¿Quieres recoger otra espiga? “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”. ¡Qué suaves palabras! Tu corazón es tierno, y el Maestro lo conoce; es por eso que te habla tan suavemente. ¿No quieres obedecerlo y venir a él ahora mismo? Toma esta otra espiga de grano: “No temas, gusano de Jacob, yo te socorreré, dice Jehová y tu Redentor, el Santo de Israel”. ¿Cómo puedes temer, teniendo una seguridad tan admirable como esta? Tú puedes recoger diez mil espigas de oro como estas: “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como a niebla tus pecados”. “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiere, tome del agua de la vida de balde”. El campo de nuestro Maestro es muy rico; he aquí los manojos. ¡Mira, están delante de ti, tímido creyente! Júntalos, aprópiatelos, pues Jesús te ordena tomarlos. “No temas, cree solamente”. Toma estas dulces promesas, desgránalas con la meditación, y aliméntate de ellas con gozo.

JULIO 31 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Yo en ellos". Juan 17:23.


SI tal es la unión que existe entre nuestras almas y la persona de nuestro Señor, ¡cuán profundo y amplio es el canal de nuestra comunión! Este no es un conducto estrecho por el que sólo una reducida corriente de agua puede seguir su curso; es, más bien, un canal de asombrosa anchura y profundidad, a lo largo de cuya gloriosa extensión, un importante volumen de aguas vivas hacen rodar sus torrentes. He aquí, él ha puesto delante de nosotros una puerta abierta; no tardemos en entrar. Esta ciudad de comunión tiene muchas puertas de perlas. Cada una de las distintas puertas es de una perla, y cada puerta está completamente abierta para que podamos entrar, seguros de ser bienvenidos. Si sólo hubiese una pequeña abertura por la que pudiésemos hablar con Jesús, sería un alto privilegio el hacer pasar una palabra de comunión a través de la puerta estrecha. ¡Cuán bendecidos somos, al contar con tan amplia entrada! Si el Señor estuviese lejos de nosotros, separado por muchos y tempestuosos mares, ansiaríamos enviarle un mensajero que le llevara nuestro amor y nos trajese nuevas de la casa de su Padre. Pero, mira su bondad: El ha edificado su casa cerca de la puerta de la nuestra; más aún: El se hospedó con nosotros y reside en pobres y humildes corazones, para tener con nosotros perpetuas relaciones. ¡Oh!, cuán necios somos si no vivimos en constante comunión con él. Cuando el camino es largo, peligroso y dificultoso, no tenemos que admirarnos si los amigos rara vez se encuentran, pero cuando viven juntos, ¿cómo olvidará Jonatán a su David? Una esposa, cuando su marido está de viaje, queda muchos días sin sostener con él conversación, pero si está en una de las piezas de su casa, no podría resignarse a estar separada de él. Creyente, ¿por qué no te sientas en su banquete de amor? Busca a tu Señor, pues está cerca. Abrázalo, que es tu hermano; tenlo fuertemente, pues es tu esposo.