Versículo para hoy:

domingo, 9 de abril de 2023

ABRIL 9 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y le seguía una grande multitud de pueblo y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban". Lucas 23.27

En medio de la plebe que acompañaba a Jesús al patíbulo, había algunas almas piadosas cuya amarga angustia se desahogaba en sollozos y lamentaciones, música apropiada para acompañar a aquella marcha de ayes. Cuando mi alma puede ver, en la imaginación, al Salvador llevando su cruz al Calvario, se une a las mujeres piadosas y llora con ellas, pues hay allí justificado motivo para el dolor, más justificado de lo que las afligidas mujeres pensaban. 
Ellas lloraban la inocencia maltratada, la bondad perseguida, el amor que sangraba, la mansedumbre que moría. Pero mi corazón tiene un motivo más profundo y más amargo para llorar. Mis pecados fueron los azotes que laceraron aquellos benditos hombros y coronaron con espinas aquellas sangrantes sienes. Mis pecados gritaron: "Crucifícale, crucifícale", y colocaron la cruz sobre sus bondadosos hombros. En su conducción hacia el Calvario hay suficiente dolor para una eternidad, pero en el hecho de haber sido yo su verdugo, hay más, infinitamente más aflicción que lo que una pobre fuente de lágrimas puede expresar.
No es difícil darse cuenta por qué aquellas mujeres amaron y lloraron, pero ellas no pudieron haber tenido mayor razón para amar y lamentar que la que tiene mi corazón. 
La viuda de Naín vio resucitado a su hijo, pero yo me veo a mí mismo resucitado en novedad de vida.
La madre de la esposa de Pedro fue curada de la fiebre, pero yo he sido curado de la más grave plaga de pecado.
De Magdalena salieron siete demonios, pero una entera legión de ellos salió de mí. 
María y Marta fueron favorecidas con visitas de Jesús, pero yo con su permanencia en mí.
Su madre dio a luz su cuerpo, pero Cristo, la esperanza de gloria, está formado en mí.
En lo que respecta a deudas, en nada quedo atrás de las santas mujeres; que tampoco sea menos en gratitud.

ABRIL 8 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué se hará?" Lucas 23.31

Entre otras interpretaciones de esta sugestiva pregunta, la siguiente está llena de enseñanza: "Si yo, el inocente sustituto de los pecadores, sufro así, ¿qué se hará al pecador mismo -el árbol seco- cuando caiga en las manos de un Dios airado?"
Cuando Dios vio a Jesús en el lugar de los pecadores no lo perdonó; y cuando halle al rebelde sin Cristo, tampoco lo perdonará. ¡Oh pecador! Jesús fue llevado por sus enemigos; tú también serás llevado por los demonios al lugar señalado para ti. Jesús fue abandonado por Dios; y si él, que sólo era pecador por imputación, fue abandonado, ¿Cuánto más lo serás tú? "Eloi, Eloi, lama sabachthani?" ¡Qué grito terrible! Pero cuál será tu clamor cuando digas: ¡Dios, Dios!, ¿por qué me has dejado? Y se te responda: "Por cuanto desechaste todo consejo mío, y mi reprensión no quisiste; también yo me reiré en tu calamidad y me burlaré cuando te viniere lo que temes". Si Dios no perdonó a su Hijo, ¡Cuánto menos te perdonará a ti! ¡Qué látigos de ardientes cuerdas serán los tuyos cuando la conciencia te hiera con todos sus terrores! Ustedes, los más ricos, los más felices y los más justos pecadores, ¿Quién querrá estar en su lugar cuando Dios diga: "¡Despiértate, espada, contra el hombre que me rechazó; hiérelo, y que por siempre sienta el dolor!"?  Jesús fue escupido; pecador, ¿cuál será tu afrenta? No podemos resumir en una palabra toda la multitud de aflicciones que se reunió en la cabeza de Jesús, quien murió por nosotros; por lo tanto, nos es imposible decir qué ríos, qué océanos de dolor rodarán sobre tu espíritu si mueres en la condición en que te hallas ahora.
Es posible que mueras así y ahora. Por las agonías de Cristo, por sus heridas y por su sangre, no traigas sobre ti la ira que se avecina. Confía en el Hijo de Dios, y nunca morirás.