(17) "Si alguien por allí ha pensado que la esencia de la fe es una convicción especial y plena del perdón de nuestros pecados, que ese alguien responda por lo que cree. Nuestros teólogos en este país, por lo general, tienen otra opinión. El Obispo Devemant, el Obispo Prideaug y otros, han demostrado la enorme diferencia entre creencia y seguridad, y todos consideran a la seguridad, hija o fruto y consecuencia de la fe. Y el que fuera el erudito Arrowsmith, nos dice que, rara vez, Dios otorga seguridad a los creyentes hasta que hayan crecido en la gracia porque, dice él, que hay la misma diferencia entre la fe de posición y la de garantía, al igual que entre la razón y el aprendizaje. La razón es la base del aprendizaje; así que, como no puede haber aprendizaje si falta la razón (como en el caso de las bestias), de igual manera, no puede haber ninguna garantía si no hay fe de adhesión.
Entonces, como el razonamiento bien utilizado en el estudio de las artes y las ciencias produce aprendizaje, de igual manera, la fe bien utilizada en su objeto correcto y por sus frutos correctos produce seguridad. Además, así como por negligencia, inasistencia o alguna enfermedad, se puede perder lo aprendido, el razonamiento permanece; por la tentación o negligencia espiritual es posible perder la seguridad, mientras que la fe salvadora permanece. Por último, como todos los hombres tienen raciocinio, pero no todos son letrados, así también todas las personas regeneradas tienen fe para cumplir con el método evangélico de la salvación, pero no todos los creyentes verdaderos tienen seguridad". -Sermón por A. Fairclough, Adjunto de Immanuel College, Cambridge, en los Morning Exercises (Matinales), predicado en Southwark, 1660.
(18) "Tenemos que hacer una distinción entre la debilidad y la nulidad en la fe. Una fe débil es auténtica. La caña cascada es débil, pero no por eso Cristo la quebrará. Aunque su fe sea débil, no se desanime. Una fe débil puede recibir a un cristo fuerte, una mano débil puede atar fuertemente los lazos del matrimonio al igual que una fuerte, un ojo débil puede divisar una serpiente peligrosa. La promesa no fue hecha a la fe fuerte, sino a la fe auténtica. La promesa no dice: «Todo aquel que tenga una fe gigantesca que puede mover montañas, que puede cerrar la boca de los leones, será salvo», sino: «Todo aquel que cree, será salvo» aunque su fe sea poca. El agua del Espíritu puede ser derramada sobre usted en santificación, aunque no el óleo del gozo en la seguridad. Puede haber fe de adherencia, pero no evidencia; puede haber vida en la raíz donde no hay fruto en las ramas, y fe en el corazón donde no hay fruto de seguridad". -A Body of Divinity (Un cuerpo de divinidad), por Thomas Watson, ex Ministro de St. Stephen's Walbrook, Londres 1660.
(19) "Muchos de los hijos amados de Dios pueden permanecer mucho tiempo inseguros de su condición presente y eterna, no sabiendo qué pensar acerca de si serán condenados o salvos. Hay creyentes de varias edades en la Iglesia de Dios: Padres, jóvenes, niños e infantes. Como en la mayoría de las familias, hay más infantes y niños que adultos, de igual modo, en la Iglesia de Dios hay más cristianos débiles que dudan, que los fuertes que han madurado hasta saberse totalmente seguros. El infante puede nacer, pero no saberlo; de la misma manera un hombre puede nacer de nuevo y no estar seguro de ello. Hacemos una diferencia entre fe salvadora, como tal, y una convicción total del corazón. Algunos que han de ser salvos pueden no estar seguros de que serán salvos, porque la promesa es de la gracia de la salvación, no la evidencia de ella; es sólo de la fe y no de que la fe será fuerte. Pueden estar seguros de los cielos y, sin embargo, no estar seguros del cielo". -Sermón por Thomas Doolittle, de Pembroke Hall, Cambridge, y a veces rector de St. Alphege, Londres en Morning Exercises (Matinales), en Cripplegate, 1661.
(20) "¿Es necesario para ser justificado estar seguro de que mis pecados han sido perdonados y que, efectivamente, he sido justificado? No, no hay un acto de fe que justifique, sino que es un efecto y fruto que sigue a la justificación. Una cosa es que la salvación de un hombre sea segura, otra que esté seguro de que es segura. Es como un hombre que ha caído en un río, está a punto de ahogarse al ser llevado por la corriente y divisa la rama de un árbol caída sobre el río, de la cual se agarra y se aferra con todas sus fuerzas para que lo salve; sin ver otra posibilidad de salir con bien, le confía a ella su vida. Este hombre, en cuanto se ha tomado de esta rama, está a salvo, aunque no se ha librado de su ansiedad, temor y terror hasta haber reaccionado y ver que está fuera de peligro. Es entonces que está seguro de estar a salvo; pero estaba a salvo antes de estar seguro. Sucede lo mismo con el creyente. La fe es ver a Cristo como el único medio para salvarse y extender la mano con todo el corazón para tomarse de él. Dios habló e hizo la promesa de que por medio de su Hijo justificaría al hombre. Por eso es necesario decir: Creo que Cristo es mi único Salvador y entrego mi alma a él para ser salvo por su mediación. En cuanto el alma puede hacer esto, Dios le imputa la justicia de su Hijo y es, de hecho, justificado en el tribunal del cielo, aunque en el presente, todavía no se haya aquietado y pacificado en el tribunal de su conciencia. Esto sucede después, algunos antes y otros más tarde, por los frutos y efectos de la justificación". -Body of Divinity (Falta traducción), del arzobispo Usher, 1670.