Versículo para hoy:

lunes, 7 de noviembre de 2022

Noviembre 7 El carácter santo y encubierto de las circunstancias - OSWALD CHAMBERS

"Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien", Romanos 8:28

Las circunstancias en la vida del creyente son ordenadas por Dios y en ellas por lo tanto no existe la casualidad. Él te introduce providencialmente en determinadas circunstancias que de ninguna manera puedes comprender; sólo el Espíritu Santo las entiende. Dios te lleva a ciertos lugares y te coloca entre ciertas personas y situaciones para lograr en ti un propósito determinado, a través del Espíritu. Nunca levantes tu mano frente a tus circunstancias para decir: "Yo mismo voy a dirigir y controlar este asunto. Voy a vigilar esto de cerca y a protegerme de aquello". Debido a que todas tus circunstancias están en las manos de Dios, nunca debes pensar que son anormales. Tu función dentro de la oración intercesora no es entrar en la agonía de la intercesión. Tu parte es aprovechar las circunstancias y las personas comunes entre las que Dios te coloca providencialmente, para llevarlas ante su trono y el Espíritu que está en ti tendrá la oportunidad de interceder por ellas. De esta manera Dios tocará al mundo entero por medio de sus santos. 

¿Estoy obstaculizando la obra del Espíritu de Dios al no ser específico, o al tratar de hacer su obra por Él? Debo cumplir la parte humana de la intercesión, aprovechando las circunstancias en que me encuentro y la gente con la que entro en contacto. Debo guardar mi vida consciente como un santuario para el Espíritu Santo. Entonces, a medida que presento a las diferentes personas delante de Dios, el Espíritu Santo intercede por ellas. 

Tus oraciones de intercesión nunca podrán ser las mías, ni las mías tuyas, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros en nuestras vidas particulares (ver Romanos 8:26). Sin esta intercesión otras personas se empobrecerán.

Noviembre 6 La agenda de la fe - OSWALD CHAMBERS

"...¿Crees esto?", Juan 11:26

Marta creía en el poder que estaba a disposición de Jesucristo. Creía que si hubiera estado presente, habría sanado a su hermano. También creía que Jesús disfrutaba de una especial intimidad con Dios y que cualquier cosa que le pidiera, Él la haría. 

Sin embargo, ella necesitaba de una intimidad más cercana con Jesús. La agenda de la fe de Marta se cumpliría en el futuro. Jesús continuó atrayéndola y guiándola hasta que su fe se convirtió en una posesión personal. Luego fue surgiendo lentamente hasta convertirse en su herencia ... "Si Señor; yo he creído que tú eres el Cristo...", Juan 11:27. 

¿Está tratando El Señor contigo de la misma forma? ¿Jesús te está educando en la comunión personal con Él? Déjalo desafiarte con su pregunta: "¿Crees esto?" ¿Estás enfrentando una área de duda en tu vida? ¿Has llegado, como Marta, a una encrucijada de circunstancias agobiantes donde tu agenda de fe está a punto de convertirse en tu fe personal? Esto ocurre solamente cuando un problema tuyo te hace consciente de una necesidad personal. 

Creer es entregar. En el área del aprendizaje intelectual me entrego mentalmente y rechazo todo lo que no esté relacionado con una creencia. En el reino de las convicciones personales me entrego moralmente a ellas y me niego a transigir. Pero en la esfera de la fe íntima y personal, me entrego espiritualmente a Jesucristo y decido ser controlado sólo por ÉL. 

Luego, cuando me encuentro cara a cara con Jesucristo y me dice: "¿Crees esto?", descubro que la fe es tan natural como respirar. Y me asombro de lo necio que fui por no haber confiado antes en Él.