Versículo para hoy:

miércoles, 19 de febrero de 2025

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

(g) ¿Está confiando en su conocimiento religioso? ¡Ay, muchos lo están! No son ignorantes como otros, saben la diferencia entre la sana y la falsa doctrina. Pueden discutir, pueden razonar, pueden argumentar, pueden citar textos bíblicos, pero no se han convertido y, por ende, están muertos en sus faltas y pecados. Si usted es uno de estos, le digo este día: "Acordaos de la mujer de Lot".

(h) ¿Está profesando el cristianismo y, al mismo tiempo, aferrándose al mundo? ¡Ay, muchos lo están! Procuran que los crean cristianos. Quieren el mérito de ser personas que van a la iglesia, serias, consecuentes, correctas y disciplinadas. Mientras tanto, su manera de vestir, sus gustos, sus amigos y sus diversiones muestran claramente que son del mundo. Si usted es uno de estos, le digo este día: "Acordaos de la mujer de Lot".

(i) ¿Está confiando en que se arrepentirá en su lecho de muerte? ¡Ay, muchos están confiando en eso! Saben que no son lo que deberían ser: no son nacidos de nuevo y no están listos para morir. Creen que cuando estén sufriendo su última enfermedad tendrán tiempo para arrepentirse, asirse de Cristo y dejar este mundo perdonados, santificados y preparados para el cielo. Olvidan que las personas, a menudo mueren súbitamente y, así como viven, generalmente mueren. Si usted es uno de estos, le digo este día: "Acordaos de la mujer de Lot".

(j) ¿Es usted miembro de una congregación evangélica? ¡Ay, muchos lo son y hasta allí llegan! Oyen la verdad del evangelio domingo tras domingo, pero siguen duros como una piedra. Un sermón tras otro llega a sus oídos. Mes tras mes reciben la invitación de arrepentirse, de creer, de venir a Cristo y de ser salvos. Pasan los años y no cambian. Reservan sus asientos para escuchar a su pastor favorito, pero también se reservan sus pecados favoritos. Si usted es uno de estos, le digo este día: "Acordaos de la mujer de Lot".

¡Oh, que estas solemnes palabras de nuestro Señor Jesucristo se graben profundamente en el corazón de todos! ¡Que nos despierten cuando nos sentimos con sueño, que nos aviven cuando nos sentimos muertos, nos afilen cuando nos sentimos embotados y sean como una hoguera cuando nos sentimos fríos! ¡Que puedan ser el estímulo para hacernos reaccionar cuando nos estamos deteniendo y una brida para enderezarnos cuando nos estamos apartando! ¡Que sean un escudo para defendernos cuando Satanás pone una tentación en nuestro corazón, una espada con la cual luchar cuando nos dice con audacia: "¡Renuncia a Cristo, vuélvete al mundo y sígueme a mí!" Oh, que en las horas de pruebas como esa digamos: "¡Alma, recuerda la advertencia de tu Salvador! Alma mía, alma mía, ¿has olvidado sus palabras? ¡Alma mía, alma mía: Acordaos de la mujer de Lot"!