|
Juan lo explica con toda claridad:
“Todo el que permanece en él, no peca”. O para usar un término intercambiable
que él nos ha dado relacionado con el pecado: “Ninguna persona que vive en él
vive desenfrenadamente”. Estas son las buenas noticias. Tal vez algunos dirán: ¡Espera
un momento! ¿No es esta una contradicción? En el primer capítulo, versículo
8, Juan dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos y la verdad no está en nosotros. Y ahora en el capítulo 3
dice: Todo aquel que permanece en él, no peca. ¿Cómo es esto? ¿Y acaso
no es más positivo lo que dice en el versículo 9 del capítulo 3: Todo
aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios? Sin duda esto
representa un problema. Debemos admitir que nos encontramos con uno de los
pasajes más difíciles de las Escrituras. Pero es uno de los más importantes y
no es una contradicción. El hombre que escribe esto no es un insensato; Juan
era un hombre inteligente. Él no dice algo en una página que se contradice
después en otra. Es un apóstol inspirado y escribe con sabiduría, con
inteligencia y con entendimiento. El problema queda realmente
resuelto por el tiempo del verbo que emplea el apóstol aquí: “Todo aquel que
permanece en él, no peca”. Usa el presente continuo del verbo en relación con
la palabra pecar para decir: “Ninguna persona que permanece
en él sigue pecando”. Si Juan hubiese querido referirse a un solo acto de
pecado, hubiese dicho sin duda alguna: “Ninguno que permanece en él puede
cometer ni siquiera un acto de pecado”. Pero no dijo eso, sino que usó el
tiempo continuo. Si nos fijamos en esto, nos será de gran ayuda para entender
el pasaje. De modo que está diciendo: “Cualquiera que permanece en Cristo no
continuará viviendo en pecado”. Pero ahora no debemos pasar por
encima de los árboles por estar demasiado concentrados en el bosque. ¿Cómo
puede usted evitar llevar una vida licenciosa? ¿Cómo llegamos al punto en el
que no vivimos pecando? Según él lo explica, la solución se encuentra en esta
palabra: permanecer. “Ninguna persona que permanece en él sigue
pecando”. Por lo tanto, la clave es permanecer. Ya hemos visto que la
relación de los creyentes con Jesucristo hace que participen en dos aspectos
diferentes. Permanecer en Cristo es un paso más allá de estar sencillamente
“en Cristo”. Nuestro Señor mismo habló acerca de estos dos aspectos de la
relación del discípulo con Él. Lo describe con estas palabras: “yo estoy en
mi Padre, y vosotros en mí”. (Juan 14:20b). Estos dos aspectos son muy
importantes. “Vosotros en mí” es estar en
Cristo. Es creer y recibir a Jesucristo. Es estar unidos en una unión con Él
que da como resultado el nuevo nacimiento. Es actuar sobre Su invitación de
entrar en su vida. Cuando usted lo hace, está “en Cristo”. “Vosotros en mí”;
esa es la primera unión. Pero lo que nos libera de que reine
el pecado es la segunda relación: “yo en vosotros”, la cual experimentamos
por medio de una actitud de fe a Cristo en nosotros, al habitar Él en
nuestros corazones. Le permitimos que viva por medio de nosotros. Esperamos
que lo haga en cada momento de nuestra experiencia, que es lo que se
llama permanecer, y es esto lo que da como resultado el que
seamos libres de la esclavitud y del poder del pecado de manera que podamos
llevar vidas santas. Señor, te doy gracias que esta es
la experiencia continua de las personas que tienen una relación con el Señor
Jesucristo, que se ofrece a Sí mismo a mí con este mismo propósito. Haz de mí
un ejemplo vivo de este intercambio revolucionario: Tú en mi y yo en Ti. |
|
|
|
Aplicación a la vida |
|
La justicia de Cristo revoluciona
literal y radicalmente las vidas. El poder de Su Presencia que habita en
nosotros transforma las vidas. ¿Hemos aceptado nosotros por fe esta Verdad en
nuestro interior? |
|
Versículo para hoy:
domingo, 17 de mayo de 2020
17 de mayo - Permanecer en Él - Ray Stedman
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario