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En este suceso vemos que Dios pone
a prueba el corazón de Abram con el fin de determinar si es realmente un
creyente circuncidado. Dios aparece de una manera tan corriente que Abram no
es consciente de Su identidad. Yo he deseado durante mucho tiempo alguna
clase de prueba que se pudiese usar en las escuelas bíblicas y en los
seminarios para determinar el grado de madurez espiritual que han conseguido
los estudiantes. Todas las pruebas que se vienen utilizando habitualmente
revelan tan solo la cantidad de información que ha acumulado el estudiante.
Hay muy poco que revele el verdadero logro espiritual de una vida. A pesar de ello, aunque los humanos
no han sido capaces de inventar una prueba así, Dios nos está constantemente
sometiendo a prueba, y esas pruebas no suceden cuando hemos sido advertidos y
estamos listos, porque cualquier persona podría pasar la prueba si así fuese.
Si yo le digo a usted que le voy a hacer un examen para ver si es usted capaz
de manifestar amor bajo presión, si puede usted controlar su genio cuando se
siente irritado y si puede ser dulce cuando las cosas van mal, es posible que
pasase usted la prueba sin el menor problema. Pero Dios no nos prueba nunca de
esta manera. Sus pruebas nos pillan por sorpresa, cuando estamos descuidados.
Es cuando nos enfrentamos con alguna situación sencilla, acerca de la cual
nadie está enterado, que aparecen realmente las pruebas en la vida. Cuando
usted está en su casa relajado, suena el teléfono y se tiene que enfrentar
con una llamada pidiendo ayuda o exigiendo una respuesta, y usted tenía
planeado descansar y disfrutar toda la tarde, ¿qué sucede entonces? Esa es la
prueba. Cuando está usted en su casa
ocupado, con las manos metidas en el agua para fregar los cacharros, y algo
se está quemando en la cocina y la nevera acaba de dejar de funcionar y la
pila está atrancada, y tiene usted dieciséis problemas diferentes en su
mente, y su hijo pequeño se le acerca y le hace una pregunta que tiene poca
importancia, ¿qué hace usted entonces? Esa es la prueba. Cuando su vecina o su amiga está
enferma y alguien tiene que cuidar de los niños, ¿qué hace usted? ¿Cuál es su
reacción? Estas son las pruebas de Dios, y fue así como Dios puso a prueba a
Abram. ¿No es este el significado de las
palabras de Pablo en Romanos 12? “Por lo tanto, hermanos, os ruego… que
presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo” (Romanos 12:1a). Una cosa
es estar presente en una reunión donde el Espíritu se está moviendo con
evidente poder, y se hace un llamamiento para dedicar de nuevo su corazón y
oímos las palabras: “Presentad vuestros cuerpos como sacrificio vivo al
Señor”. Bajo el estrés o influencia de esa reunión es posible que digamos:
“Aquí estoy, Señor. Te entrego mi vida a Ti”. Pero esta no es nunca la
prueba. La prueba tiene lugar cuando sucede una situación en la vida diaria
que le obliga a usted a enfrentarse con las preguntas: ¿Está mi cuerpo
realmente disponible para Él y para hacer lo que Él desea que haga? ¿Estoy yo
listo para responder a la necesidad del corazón humano que tengo justo
delante de mí? ¿Estoy yo dispuesto a dar de mí mismo sin limitación alguna
para hacer frente a la demanda repentina durante el curso de mi vida tan
ocupada? Padre, Tus pruebas han sido siempre
diseñadas para fortalecerme y enseñarme. Te doy gracias porque con cada
prueba tenemos Tus recursos que nos ayudan a soportarla. |
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Aplicación a la vida |
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Nuestro Padre sabe que, para que
Sus hijos tengan una fe robusta y firme, su fe debe ser sometida a prueba.
¿Estamos nosotros intentando alcanzar Sus objetivos? ¿Cómo estamos
respondiendo ante las pruebas necesarias? |
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Versículo para hoy:
domingo, 14 de junio de 2020
14 de junio - Las pruebas de Dios - Ray Stedman
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