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¡Qué cosa tan extraña es esta, literalmente cortar la carne como señal del señorío de Dios! Esta
es la gran señal de los judíos, que forma parte del propósito de Dios como
señal de Su posesión, de que eran instrumento de Dios que sería usado para
bendición entre las naciones. Fue colocado en esa parte en particular del
cuerpo para indicar que debían de estar físicamente apartados de las demás
naciones. El mismo órgano por el cual se podía violar esa separación llevaba en sí la marca de la
propiedad de Dios. Al leer el curso de la historia judía, vemos cómo esta
marca, cuyo propósito era el ser una señal de humildad y servicio, ha sido
pervertida, convirtiéndose en una marca de superioridad y favoritismo. Los
que la llevaron comenzaron a considerar a otros como “perros gentiles” y a
envanecerse de su propia rectitud y orgullosos de su supuesta
posición favorecida ante Dios. Así el espíritu de antisemitismo
que aflige al mundo hoy, nació del espíritu de
anti-gentilismo que lo precedió y, como es natural, ninguna
de las dos posturas es justificable. Recordemos ahora que lo que era
físico y literal para Abram tiene la intención de tener un significado
espiritual para nosotros. En el Nuevo Testamento no leemos ya acerca de la
circuncisión sino acerca del corazón, que es el símbolo del alma, la mente,
las emociones y la voluntad, es decir, toda la personalidad. Todos los creyentes
en Cristo deben tener en sus corazones la señal del señorío de Cristo. Toda
la personalidad debe estar a su disposición. Este es el significado de la
circuncisión del corazón: Los corazones de los creyentes deben estar
totalmente a disposición de Cristo para que Él los use conforme a Su
voluntad, con todas sus emociones, su mente, su intelecto dedicados y
disponibles, listos ante el mandato de Jesucristo para ser usados para Sus
propósitos. Pablo dice a los filipenses: “Nosotros somos la circuncisión, los
que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo
confianza en la carne” (Filipenses 3:3). No debemos depender de ninguna
manera de nosotros mismos sino totalmente de Él. Cada pensamiento, cada
imaginación debe quedar cautiva en Cristo, que es la vida circuncidada.
“Caminad, pues, ante mí y sed sinceros e irreprochables”. Esa será una vida
de fruto, una vida que le complazca verdaderamente a Dios, porque todo ello
tiene su origen en darnos cuenta de que el Dios que vive en nuestro interior
es El Shaddai, el Dios que es suficiente. Padre, es muy posible que yo dé la
impresión de que te pertenezco totalmente, a pesar de lo cual sea bastante
falso en lo que se refiere a ese ideal. Ayúdame a descubrir la gloria de la
vida circuncidada. |
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Aplicación a la vida |
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Como personas que le pertenecemos a
Cristo, se supone que debemos llevar de manera automática la señal de Su
señorío en toda nuestra personalidad. ¿Estamos nosotros pensando y
respondiendo como si Jesús estuviese vivo en nosotros? |
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Versículo para hoy:
domingo, 14 de junio de 2020
13 de junio - La vida circuncidada - Ray Stedman
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