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Lo que es sorprendente es que lo
primero que hace Noé al dejar el arca es darle gracias a Dios. ¿No pensaría
usted que se le podría haber ocurrido por lo menos detenerse a construir una
hoguera para preparar una comida? No, este hombre sabía poner las cosas más
importantes primero, así que lo primero que hizo fue darle gracias a Dios.
¡Qué tremenda escena, al arrodillarse la familia de Noé en la tierra para
darle gracias!
Es el llamamiento constante de Dios
al pueblo: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18). Es porque, como es
natural, el dar gracias quiere decir que reconocemos la realidad. Cuando
usted da gracias está reconociendo el apuntalamiento de Dios, la presencia de
Dios en medio de la vida y Su control sobre los acontecimientos de la vida.
Por lo tanto, no puede usted dar gracias sin reconocer la situación tal y
como es en realidad.
En Romanos 1, el encargo de Dios en
contra de un mundo falso e impío es que “habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (Romanos 1:21). No
reconocieron la base de la cual dependía su vida. Aunque no habrían dudado
en dar las gracias a alguien por el sencillo hecho de que hubiese cogido un
pañuelo del suelo por ellos, no pudieron encontrar el tiempo necesario para
detenerse a dar gracias al Dios del cual dependía su vida, pero Noé edificó
un altar y le dio gracias a Dios por su liberación.
Dios dijo: “Nunca más volveré a
mandar un diluvio sobre la tierra, porque la imaginación del corazón del
hombre es malvada desde su juventud”. No hay nada que pueda conseguir un
diluvio en lo que se refiere a transformar el corazón. La destrucción no lo
cambia, de manera que Dios no vuelve a enviar un diluvio. Él ya había determinado otro medio para conseguir que las personas cambiasen. Así fue como
Dios puso el fundamento de una nueva proclamación del mensaje de la redención
para un nuevo mundo. Leemos que la acción de gracias de Noé fue un olor grato
en las narices de Dios. Él se deleita en la gratitud y la alabanza de la
persona.
Dios vio en este acto de Noé la
entrega total de Jesús, el hecho de que aquí había uno que, igual que estos
sacrificios, entregó su vida por amor a lo que podría conseguirse haciéndolo,
no haciéndolo de mala gana sino voluntariamente. Cuando Dios vio esto
reflejado en sacrificio, fue para Él la fragancia de Cristo. Eso es lo que
Dios desea en nuestras vidas. ¿Cómo glorifica usted a Dios? ¿Cómo vive usted
para Su honor? Entregándose a sí mismo, esa es la manera de hacerlo y es lo
que significa el verdadero amor.
El mundo nos está hablando
continuamente acerca de los derechos: “¡Exija usted sus derechos!” Eso es
exactamente lo contrario al Espíritu de Jesucristo. “Todo el que quiera
salvar su vida, la perderá”, dijo (Marcos 8:35). Si por egoísmo y avaricia
exige usted su vida e intenta aferrarse a ella, la perderá. Dios ha escrito
esto a lo largo de las páginas de la historia y lo escribe en la página de la
vida de cada persona. “Perder” su vida es un olor grato a Jesucristo.
Gracias por haber ofrecido a Tu
Hijo, que es un aroma agradable para Ti, Padre. Permite que mi vida sea una
ofrenda que te sea agradable a Ti.
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Aplicación a la vida
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No podemos verdaderamente dar
gracias sin reconocer la situación como es en realidad. ¿Se manifiesta la
presencia de Dios en nuestras vidas por nuestra constante gratitud por todo
lo que Él nos da?
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Versículo para hoy:
lunes, 27 de abril de 2020
27 de abril - El olor grato - Ray Stedman
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