Sermón predicado el domingo 22 de Abril de 1855
La serpiente con sus tonos atornasolados podrá dormitar en medio de las flores, y el niño puede acariciar su lomo resbaloso, pero sigue siendo una serpiente; no cambia su naturaleza aunque esté dormida. El mar es el albergue de las tormentas, aun cuando esté plácido como un lago; el trueno sigue siendo el trueno que retumba poderosamente, aunque se encuentre tan lejos que no podamos oírlo. Y el corazón, aunque no percibimos sus ebulliciones, aunque no vomite su lava, y no arroje las hirvientes rocas de su corrupción, sigue siendo el mismo temible volcán. En todo momento, a todas horas, a cada instante (digo esto según lo dice Dios), si ustedes son carnales, cada uno de ustedes es enemistad contra Dios.
Tenemos otro pensamiento relativo a la universalidad de este enunciado. Todos los designios de la carne son enemistad contra Dios. El texto dice: "Los designios de la carne son enemistad contra Dios;" esto es, todo el hombre, cada parte de él: cada poder, cada pasión. Se hacen a menudo la pregunta: "¿Qué parte del hombre fue afectada por la caída?" piensan que la caída sólo la resintieron los afectos, pero que el intelecto permaneció incólume; ellos argumentan esto sustentados en la sabiduría del hombre, y los impresionantes descubrimientos que ha hecho, tales como la ley de la gravedad, la máquina de vapor y las ciencias. Ahora, yo considero estas cosas como un despliegue insignificante de sabiduría, cuando se las compara con lo que se descubrirá dentro de cien años, y muy pequeñas comparadas con lo que se pudo haber descubierto si el intelecto del hombre hubiese permanecido en su condición original. Yo creo que la caída aplastó al hombre enteramente. Aunque cuando rodó como una avalancha sobre el poderoso templo de la naturaleza humana, algunos elementos permanecieron intactos, y en medio de las ruinas pueden encontrarse por aquí y por allá una flauta, un pedestal, una cornisa, una columna, que no están completamente quebrados, la estructura entera cayó, y sus reliquias más gloriosas son cosas caídas, hundidas en el polvo. El hombre completo está estropeado. "Click aquí" para leer el sermón completo...
Fuente: http://www.spurgeon.com.mx/ por Allan Román
No hay comentarios:
Publicar un comentario