Versículo para hoy:
domingo, 31 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 31
“Corrió pues Ahimaas por el camino de la llanura y pasó delante de Cusi”.
CORRER no es todo; hay otras cosas en el camino que hemos elegido. El que corre velozmente por los valles y montañas no avanzará más que el que viaje lentamente por un camino llano. ¿Cómo va mi viaje espiritual? ¿Estoy subiendo fatigosamente el collado de mis propias obras y descendiendo por las barrancas de mis humillaciones y resoluciones o corro por el camino llano de “Cree y vive”? ¡Cuán bienaventurado es esperar en el Señor por fe! El alma corre sin cansancio y marcha sin fatiga por el camino de la fe. Jesucristo es el camino de la vida, un camino llano, placentero, apropiado para los pies vacilantes y para las rodillas débiles de los temblorosos pecadores. ¿Me hallo yo en este camino o estoy ansiosamente buscando otra senda como la que me promete la superchería o la metafísica? He leído acerca del camino de santidad, en el cual el viajante, aunque sea un necio no errará. ¿He sido librado de la arrogante razón y llevado, como un niñito, a descansar en el amor y sangre de Jesús? Si es así, ganaré, por la gracia de Dios, al más diestro corredor que haya elegido cualquier otro camino. Recordaré para mi bien esta verdad en mis ansiedades y necesidades diarias. Mi determinación más sabia será ir directamente a mi Dios y no vagar de un lado para el otro. El conoce mis necesidades y puede aliviarlas. ¿A quién recurriré sino a Dios por el directo medio de la oración y el sencillo argumento de la promesa? No conferenciaré con los sirvientes, sino iré directamente al Señor.
Al leer este pasaje llego a esta conclusión: si los hombres compiten en cosas triviales y uno sobrepasa al otro, yo también, por mi parte, debo mostrarme celoso para “correr de tal manera que obtenga el premio”. Señor, ayúdame a ceñir los lomos de mi entendimiento, para que “prosiga al blanco al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús”.
Charles Haddon Spurgeon.
sábado, 30 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 30
“En quien también nosotros tuvimos herencia”. Efesios 1:11.
CUANDO Jesús se dio a sí mismo por nosotros, nos otorgó sus derechos y privilegios, de modo que aunque, como eterno Dios, tiene derechos esenciales que ninguna criatura puede aventurarse a pretender, sin embargo, como Jesús, el Mediador, la Cabeza representativa del pacto de gracia, tiene una herencia común con nosotros. Todos los gloriosos resultados de su obediencia hasta la muerte son posesiones comunes de todos los que están en él, en cuyo beneficio él cumplió la divina voluntad. Mira, Jesús entra en la gloria, pero no sólo por sí mismo, pues está escrito: “Donde entró por nosotros, como precursor”. Hebreos 6:20. ¿Está en la presencia de Dios? Sí, lo está “para presentarse por nosotros”. Hebreos 9:24. Considera esto, creyente. En ti mismo no tienes derecho para ir al cielo; tu derecho está en Cristo. Si estás perdonado es por su sangre; si estás justificado es por su justicia; si estás santificado es porque él te es hecho por Dios santificación; si permanecieres sin caer es porque estás preservado en Cristo Jesús; y si, al fin, llegares a ser perfecto será porque estás cumplido en él. De este modo Jesús es magnificado, pues todo existe en él y por él; así la herencia nos está asegurada, porque la obtuvimos en él; así las bendiciones son más ricas y el mismo cielo es más esplendente, porque es en Jesús nuestro Amado en quien lo hemos obtenido todo. ¿Dónde está el hombre que podrá valorar nuestra divina porción? Pesa las riquezas y los tesoros de Cristo en balanzas si puedes; y entonces intenta calcular los tesoros que pertenecen a los santos. Mira si puedes llegar al fondo del mar de gozo que hay en Cristo, y entonces podrás tener esperanza de comprender la gloria que Dios ha preparado para los que le aman. Salta, si puedes, por encima de las fronteras de las posesiones de Cristo y entonces sueña en poner límite a la hermosa herencia de los elegidos. “Todo es vuestro, porque vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios”.
Charles Haddon Spurgeon.
viernes, 29 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 29
“Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde”. Génesis 8:11.
BENDITO sea el Señor por este otro día de gracia, aunque esté yo ahora fatigado con sus afanes. Al preservador de los hombres elevo mi canto de gratitud. La paloma no halló descanso fuera del arca y, por lo mismo, volvió a ella; y mi alma conoció hoy más plenamente que nunca que no hay satisfacción en las cosas terrenales. Sólo Dios puede dar descanso a mi espíritu. Mis negocios, mis posesiones, mi familia, mis conocimientos, todo está bien en su lugar, pero esas cosas no pueden satisfacer los deseos de mi naturaleza inmortal. “Vuelve a tu reposo, ¡oh!, alma mía, pues el Señor te ha tratado generosamente”. Fue en la hora de reposo, cuando las puertas del día se cerraban, que, con las alas fatigadas, la paloma volvió a su dueño. ¡Oh!, Señor, capacítame esta noche para volver a Jesús. La paloma no podía estar revoloteando toda la noche sobre las turbulentas aguas; tampoco puedo estar yo ni una hora más apartado de Jesús: descanso de mi corazón y hogar de mi espíritu. La paloma no descendió meramente sobre el techo del arca, sino entró en ella. Así quisiera mi ansioso espíritu considerar lo secreto del Señor, penetrar en el interior de la verdad, entrar dentro del velo y llegar a mi Amado. Debo ir a Jesús: Mi anheloso espíritu sólo quedará satisfecho con una comunión muy íntima y amorosa con él. Bendito Jesús, quédate conmigo, revélate y permanece conmigo toda la noche, de suerte que, cuando despierte, pueda estar aun contigo. Observo que la paloma traía en su pico una hoja de oliva, recuerdo de los días pasados y profecía de los futuros. ¿No tengo yo algún placentero recuerdo que traer a la memoria? ¿Alguna promesa de cariño? Sí, Señor mío, yo te presento mi agradecido reconocimiento por tus apacibles mercedes que has renovado todas las mañanas y repetido todas las tardes; y ahora te ruego que extiendas tu mano y pongas a tu paloma en tu pecho.
Charles Haddon Spurgeon.
jueves, 28 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 28
“Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios de todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho”. Lucas 2:20.
¿CUAL era el motivo de su alabanza? Alababan a Dios por lo que habían oído: por las buenas nuevas de gran gozo de que un Salvador les había nacido. Imitémoslos; levantemos nosotros también un canto de acción de gracias por haber oído de Jesús y de su salvación. También alababan a Dios por lo que habían visto. Hay una música más melodiosa: lo que hemos experimentado, lo que hemos sentido en nosotros, lo que nos hemos apropiado; “las cosas que hemos hecho tocante al Rey”. No es suficiente oír acerca de Jesús. El mero acto de oír puede afinar el arpa, pero son los dedos de la fe viva los que producen la música. Si has visto a Jesús con la visión de la fe que da Dios, no consientas que las telarañas estén entre las cuerdas del arpa, sino, en alta voz, para alabanza de la soberana gracia, despierta tu salterio y tu arpa. Un motivo por el cual alababan a Dios era la concordancia que había entre lo que habían oído y lo que habían visto. Observa la última sentencia: “Como les había sido dicho”. ¿Has hallado que el Evangelio no ha sido para ti lo que la Biblia dice que debiera haber sido? Jesús dijo que te daría descanso. ¿No has gozado de la más dulce paz en él? El dijo que tendrías gozo, bienestar y vida, creyendo en él. ¿No has recibido todas estas cosas? ¿No son sus sendas, sendas de gozo y sus pasos, pasos de paz? Sin duda, tú puedes decir con la reina de Sheba: "La mitad no me ha sido dicho". "He hallado a Cristo más amable de lo que sus siervos me dijeron que es. Contemplé su parecer mientras lo describían, pero eso era un mero manchón comparado con la realidad, porque el Rey en su hermosura eclipsa toda la belleza imaginable". Sí, lo que hemos visto guarda relación, es decir, excede lo que hemos oído. Glorifiquemos, pues, y alabemos a Dios por un Salvador tan precioso y que tanto satisface.
Charles Haddon Spurgeon.
miércoles, 27 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 27
“Mas María guardaba todas estas cosas, confiriéndolas en su corazón”.
AQUÍ tenemos en actividad tres facultades de esta bendita mujer: su memoria: ella guardaba todas estas cosas; afectos: las guardaba en su corazón; su intelecto: las confería. De modo que la memoria, los afectos y el entendimiento, todo estaba ocupado en las cosas que ella había oído. Amado, recuerda lo que has oído de tu Señor Jesús, lo que ha hecho él por ti; después haz de tu corazón el vaso de oro del maná para preservar el memorial del pan del cielo del cual te has alimentado en los días pasados. Deja que tu memoria atesore todas las cosas acerca de Cristo que tú hayas sentido, conocido o creído, y entonces deja que tus apasionados afectos lo retengan para siempre. ¡Ama a la persona de tu Señor! Trae el vaso de alabastro de tu corazón, aunque esté quebrado, y deja que todo el precioso ungüento de tu afecto corra sobre sus taladrados pies. Haz que tu intelecto piense en Jesús; medita en lo que lees; no te detengas en la superficie, penetra en la profundidad. No seas como la golondrina que toca el arroyo con sus alas, sino como el pez que penetra en la profundidad de las aguas. Habita con tu Señor; que no sea para ti como un simple caminante, que queda una sola noche, sino constríñelo, diciéndole: “Quédate con nosotros, porque se hace tarde”. Retenlo y no lo dejes ir. En la versión inglesa, en lugar de la palabra “conferir”, tenemos ponderar, que significa pesar. Prepara pues las balanzas para juzgar. Pero, ¿dónde están las balanzas que pueden pesar al Señor Jesús? “He aquí, que él levanta las islas como polvo”, ¿quién pues lo levantará e él? “Pesó los montes con balanzas”, ¿en qué balanza lo pesaremos a él? Si tu entendimiento no puede comprenderlo, deja que tus afectos lo entiendan; y si tu espíritu no puede abarcar al Señor Jesús en el puño del entendimiento, deja que lo reciba en los brazos del afecto.
Charles Haddon Spurgeon.
martes, 26 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 26
“Y todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les decían”.
NO debemos cesar de admirarnos de las grandes maravillas de Dios. Sería muy difícil trazar una línea divisoria entre una admiración santa, y una adoración real; porque cuando el alma está anonadada con la majestad de la gloria de Dios, aun cuando no pueda expresar esa majestad con canto, ni aun hacerlo con la cabeza inclinada, en humilde oración, sin embargo, esa alma adora silenciosamente. Nuestro Dios encarnado debe ser adorado como el Admirable. Que Dios tenga consideración de sus caídas criaturas, y, en lugar de barrerlas con el escobón de la destrucción, se encargue de su Redentor y pague el precio de su rescate, es, en verdad, maravilloso. Para el creyente, la redención es mucho más maravillosa a medida que la mira en relación consigo mismo. Es, en efecto, un milagro de la gracia que Jesús se desprenda de los tronos y prerrogativas reales para sufrir ignominiosamente por ti. Deja que tu alma prorrumpa en admiración, porque la admiración es, en este caso, una emoción muy práctica. Una admiración muy santa te guiará a una adoración agradable y a una sentida acción de gracias. Esto creará en ti una piadosa vigilancia, pues temerás pecar contra tal amor. Al sentir la presencia del poderoso Dios en la dádiva de su querido Hijo, quitarás los zapatos de tus pies, porque el lugar donde te halles será tierra santa. Serás conducido al mismo tiempo a una gloriosa esperanza. Si Jesús ha hecho cosas tan maravillosas en tu favor, sentirás que el cielo mismo no es demasiado grande para tu expectación. ¿Quién de los que quedaron pasmados ante el pesebre y ante la cruz pueden maravillarse ante otra cosa? ¿Qué otra cosa admirable puede haber para uno que ha visto al Salvador? Querido lector, puede ser que desde la quietud y soledad de tu vida, difícilmente puedas imitar a los pastores de Belén, quienes dijeron lo que habían visto y oído, pero puedes, por lo menos, llenar el círculo de los adoradores que están delante del trono, admirándote de lo que Dios ha hecho.
Charles Haddon Spurgeon.
lunes, 25 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 25
CUANDO el creyente es adoptado en la familia de Dios, su relación con el viejo Adán y con la ley cesa enseguida; pero entonces está bajo una nueva autoridad y un nuevo pacto. Creyente, tú eres un hijo de Dios; tu primer deber es obedecer a tu Padre celestial. No tienes nada que ver con un espíritu servil, no eres un esclavo sino un hijo, y ahora, puesto que eres un amado hijo, estás obligado a obedecer el más insignificante deseo de tu padre, la más leve insinuación de su voluntad. ¿Te manda cumplir un sagrado mandato? Es peligroso que lo desatiendas, pues desobedecerías a tu Padre. ¿Te ordena que procures parecerte a Jesús? ¿No te gozas en hacer esto? ¿Te dice Jesús: “Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”? Entonces no porque la ley lo ordene sino porque tu Salvador te lo manda, debes esforzarte por ser perfecto en santidad. ¿Ordena él a sus santos que se amen unos a otros? Hazlo, no porque la ley diga “ama a tu prójimo”, sino porque Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”; y este es el mandamiento que os ha dado “que os améis los unos a los otros”. ¿Se te dice que repartas a los pobres? Cumple con eso, no porque la caridad sea una carga que no te atreves a esquivar, sino porque Jesús enseña “al que te pide, da”. ¿Dice la Biblia “ama a Dios con todo tu corazón”? Considera el mandamiento y replica: “¡Ah!, mandamiento, Cristo ya te ha cumplido; por lo tanto, yo no tengo necesidad de cumplirte para mi salvación, pero me gozo en obedecerte porque Dios ahora es mi Padre y tiene un derecho sobre mi que yo no quiero discutir”. Que el Espíritu Santo haga que tu corazón obedezca al irresistible poder del amor de Cristo, para que tu petición pueda ser: “Guíame por la senda de tus mandamientos; porque en ella tengo mi voluntad”. La gracia es la madre y el ama de la santidad y no la defensora del pecado.
Charles Haddon Spurgeon.
domingo, 24 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 24
“Marta se distraía en muchos servicios”. Lucas 10:40.
SU falta no consistió en que ella servía: la condición de siervo le sienta bien a todo cristiano. “Yo sirvo” debiera ser el lema de todos los príncipes de la real familia del cielo. Su falta tampoco consistió en que ella desempeñase muchos servicios. Nunca podemos hacer demasiado. Hagamos todo lo que nos es posible; que la mente, el corazón y las manos estén ocupadas en el servicio del Maestro. Tampoco consistió su falta en que estuviera ocupada en la preparación de una fiesta para el Maestro. ¡Dichosa Marta, que tuvo oportunidad de agasajar a tan bendito huésped; y dichosa, también, porque tuvo el valor de poner toda su alma, tan sinceramente, en tal ocupación! Su falta consistió en que ella “se distraía en muchos servicios”, de suerte que olvidaba a Jesús, y sólo recordaba el servicio. Ella permitía que el servicio anulase la comunión y así presentaba un deber manchado con la sangre del otro. Debemos ser Marta y María a la vez. Tenemos que servir mucho y, al mismo tiempo, tener mucha comunión. Para esto necesitamos grande gracia. Es más fácil servir que estar en comunión. Josué nunca se cansó en la lucha con los amalecitas, pero Moisés, estando en oración, en la cumbre de la montaña, necesitó dos ayudadores para que le sostuviesen las manos en alto. Cuanto más espiritual sea el trabajo más pronto nos cansamos. Las frutas más delicadas son las más difíciles de cultivar. La mayor parte de las gracias espirituales son sumamente difíciles de cultivar. Amado, al mismo tiempo que no olvidamos las cosas externas, que son muy buenas en sí mismas, debemos también procurar disfrutar de una viva y personal comunión con Jesús. No te olvides de sentarte a los pies del Salvador, aun bajo el especioso pretexto de estar sirviéndole. La primera cosa para la salud de nuestra alma, la primera cosa para su gloria, y la primera cosa para nuestra utilidad es conservarnos en perpetua comunión con el Señor Jesús, y ver que la vital espiritualidad de nuestra religión sea mantenida sobre y por encima de cualquier otra cosa del mundo.
Charles Haddon Spurgeon.
sábado, 23 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 23
“Nos acordaremos de tus amores más que del vino”. Cantares 1:4.
JESÚS no permitirá que su pueblo olvide su amor. Si todo el amor que su pueblo ha gozado fuese olvidado, él lo visitaría con nuevo amor. “¿Olvidas mi cruz?” –dice él- “yo te la haré recordar; pues en mi mesa me manifestaré a ti otra vez. ¿Olvidas lo que hice por ti en el consejo secreto de la eternidad? Yo te lo recordaré, porque tú necesitarás un consejero, y me hallarás pronto a tu llamado”. Las madres no dejan que sus hijos las olviden. Si el hijo ha ido a Australia y no escribe al hogar, su madre le pregunta en una carta, “¿has olvidado Juan a tu madre?” Entonces llega una amable carta que demuestra que la suave advertencia no fue en vano. Así es con Jesús. El nos dice: “Recuérdame”; y nuestra respuesta es: “Nos acordaremos de tus amores”. Nosotros recordaremos tu amor y su incomparable historia. Tu amor es tan antiguo como la gloria que tuviste con el Padre antes que el mundo fuese. Recordamos, oh Jesús, tu eterno amor cuando llegaste a ser nuestro Fiador y nos desposaste contigo. Recordamos el amor que te inspiró el sacrificio de ti mismo, amor que, hasta la plenitud del tiempo, pensó en ese sacrificio, y ansió la hora acerca de la cual en la cabecera del libro está escrito de ti: “He aquí, vengo”. Recordamos tu amor, oh Jesús, cómo se manifestó a nosotros en tu santa vida, desde el pesebre de Belén hasta el huerto de Getsemaní. Nosotros seguimos tus pisadas desde la cuna al sepulcro, porque todas tus palabras y todas tus obras fueron amor, y nos regocijamos en tu amor, que la muerte no agotó; tu amor, que brilló con esplendor en tu resurrección. Recordamos aquel ardiente fuego de amor que nunca te hará guardar silencio hasta que tus escogidos estén todos albergados en seguridad, hasta que Sión sea glorificada y Jerusalén se establezca sobre sus eternos fundamentos de luz y amor en el cielo.
Charles Haddon Spurgeon.
viernes, 22 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 22
“¿Teme Job a Dios de balde?” Job 1:9.
ESTA fue la perversa pregunta de Satán tocante a este hombre recto de la antigüedad, pero hay muchos hoy en cuanto a quienes se puede con justicia formular esta pregunta, pues aman a Dios por costumbre, porque él los prospera; pero si las cosas les fueran mal, abandonarían toda la fe en Dios de la que hacen alarde. Si pueden ver claramente que, desde el momento de su supuesta conversión, el mundo los ha prosperado, entonces seguirán amando a Dios en una pobre forma carnal, pero si tienen que hacer frente a la adversidad, entonces se rebelan contra el Señor. El amor de los tales es el amor a la comida, no al que les da alojamiento; un amor a la despensa, no al dueño de la casa. El verdadero cristiano espera recibir su galardón en la vida venidera, y, en este mundo, espera sufrir durezas. La promesa del antiguo pacto era prosperidad, pero la promesa del nuevo pacto es adversidad. Recuerda las palabras de Cristo: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará; y todo aquel que lleva fruto” -¿qué?- “le limpiará para que lleve más fruto”. Si llevas fruto, tendrás que sufrir aflicción. “¡Ay!” –dirás tú-, “qué terrible perspectiva”. Pero esta aflicción produce tan preciosos resultados, que el cristiano que está sometido a ella tiene que aprender a regocijarse en las tribulaciones, porque en la medida que abundan sus tribulaciones así abundan también sus consolaciones en Cristo Jesús. Si eres un hijo de Dios puedes estar seguro de que no dejarás de conocer la vara de la aflicción. Tarde o temprano todo lingote de oro tiene que pasar por el fuego. No temas, sino regocíjate de que te sean reservados tiempos tan fructíferos, pues en ellos serás separado del afecto a la tierra y hecho idóneo para el cielo; serás librado de la adhesión a lo presente y se te hará anhelar las cosas eternas que pronto te serán reveladas. Cuando sientas que, en cuanto al presente, no sirves a Dios por interés, entonces te regocijarás en el infinito galardón del futuro.
Charles Haddon Spurgeon.
jueves, 21 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 21
“Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta gran salud por mano de tu siervo, ¿y moriré yo ahora de sed?”
SANSÓN estaba sediento y a punto de morir. La dificultad era diferente de todas las que el héroe había afrontado antes. Procurar meramente que la sed sea mitigada no es nada en comparación con la enorme empresa de librarse de mil filisteos; pero, cuando la sed lo acometió, Sansón sintió que aquella leve dificultad era más gravosa que las grandes dificultades anteriores, de las cuales había sido tan singularmente librado. Cuando el pueblo de Dios ha logrado una grande victoria es muy común que halle después muy penosa cualquier insignificante aflicción. Sansón mató a mil filisteos y los apiló en montones, y, después desfallecía por un poco de agua. Jacob luchó con Dios en Peniel y venció a la misma Omnipotencia, y, después, “cojeaba de su anca”. Es extraño que deba haber una contracción del tendón cuando ganamos la batalla, como si el Señor debiera enseñarnos nuestra pequeñez y nuestra nulidad para guardarnos dentro de los límites. Sansón se jactaba muy ruidosamente cuando dijo: “Yo maté mil hombres”. Su jactanciosa garganta pronto se enronqueció con sed, y él recurrió a la oración. Dios tiene muchos medios para humillar a su pueblo. Querido hijo de Dios, si después de gozar de gran bendición te sientes muy abatido, no creas que tu caso sea inusitado. Cuando David subió al trono de Israel, dijo: “Y yo el día de hoy soy débil, aunque ungido rey”. Debes esperar sentirte muy débil cuando estés disfrutando de tus más grandes triunfos.
Si el Señor ha obrado por ti, en el pasado, grandes portentos, tu presente dificultad no será otra cosa que la sed de Sansón, y el Señor no te dejará desmayar ni permitirá que la hija del incircunciso triunfe sobre ti. El camino del dolor es el camino del cielo, pero hay fuentes de refrigerantes aguas a lo largo del camino. Así, probado creyente, alienta tu corazón con las palabras de Sansón, y descansa en la seguridad de que Dios te librará en breve.
Charles Haddon Spurgeon.
miércoles, 20 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 20
“Aparta mis ojos que no vean la vanidad; avívame en tu camino”.
HAY diversas clases de vanidad: El bonete y los cascabeles del payaso, la alegría del mundo, el baile, la lira y la copa del libertino. Los hombres saben que todas estas cosas son vanidades. Ellas ostentan en sus frontispicios sus nombres y sus títulos. Mucho más traicioneras son estas cosas, igualmente vanas: Los cuidados del mundo y el engaño de las riquezas. El hombre puede ir en pos de la vanidad tanto en la oficina como en el teatro. Si emplea su vida en acumular riquezas, entonces está pasando su vida en una vana función. A menos que sigamos a Cristo y hagamos de nuestro Dios el gran objeto de nuestra vida, sólo en apariencia nos distinguimos de los más frívolos. Esto nos muestra que tenemos mucha necesidad de la primera oración de nuestro texto: “Aparta mis ojos que no vean la vanidad”.
“Avívame en tu camino”. El salmista se confiesa torpe, tedioso, inactivo, enteramente muerto. Quizás, querido lector, tú te sientas lo mismo. Somos tan flojos que, aparte del Señor, ni aun los mejores incentivos nos pueden avivar. ¡Qué! ¿No me avivará el infierno? ¿Puedo pensar en los pecadores que perecen, sin ser, no obstante, avivado? ¿No me avivará el cielo? ¿Puedo pensar en el galardón que aguarda a los justos y permanecer indiferente? ¿No me avivará la muerte? ¿Puedo pensar en la muerte, y estar ante mi Dios, y, sin embargo, ser indolente en el servicio de mi Maestro? ¿No me constreñirá el amor de Cristo? ¿Puedo yo pensar en sus amadas heridas y sentarme al pie de su cruz sin enardecerme con fervor y celo? ¡Parece que sí! Una mera reflexión no puede avivar nuestro celo; Dios mismo tiene que hacerlo, de ahí el clamor: “avívame tú”. El salmista exhala toda su alma en vehemente intercesión; su cuerpo y su alma se unen en la oración. “Aparta mis ojos”, dice el cuerpo; “avívame”, clama el alma. Es esta una oración apropiada para todos los días. ¡Oh Señor!, oye en mi favor, esta plegaria esta noche.
Charles Haddon Spurgeon.
martes, 19 de enero de 2016
Fruto del Espíritu - Pr. Harvey Martínez
- El fruto del Espíritu I, Introducción
- El fruto del Espíritu II, Amor
- El fruto del Espíritu III, Gozo
- El fruto del Espíritu IV, Paz
- El fruto del Espíritu V, Paciencia
- El fruto del Espíritu VI, Benignidad
- El fruto del Espíritu VII, Fidelidad
- El fruto del Espíritu VIII, Mansedumbre
- El fruto del Espíritu IX, Dominio propio
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 19
“Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras”.
JESÚS, a quien vimos anoche abrir las Escrituras, lo vemos aquí abriendo el sentido. En la primera obra tiene muchos colaboradores, pero en la segunda permanece solo; muchos pueden llevar a la mente las Escrituras, pero sólo Dios puede preparar la mente para recibirlas. Nuestro Señor Jesús difiere de todos los otros maestros; estos llegan al oído, pero él instruye el corazón. Ellos tratan con la letra exterior, pero él imparte un gusto interior por la verdad, por el que percibimos su sabor y su espíritu. El más ignorante de los hombres llega a ser un perfecto erudito en la escuela de la gracia, cuando el Señor Jesús, por su Santo Espíritu, le revela los misterios del reino y le concede la divina unción, por la cual lo capacita para contemplar lo invisible. Si nuestros sentidos fueron abiertos y fortalecidos por el Maestro, somos felices. ¡Cuántos hombres de profunda erudición ignoran las cosas eternas! Conocen, de la revelación, la letra que mata, pero no pueden discernir su espíritu que vivifica. Tienen un velo sobre sus corazones que los ojos de la razón carnal no pueden penetrar. Tal era nuestro caso hace poco. Nosotros, que ahora vemos, éramos una vez enteramente ciegos. La verdad era, para nosotros, como la belleza en la obscuridad: una cosa inadvertida y olvidada. Si no hubiese sido por el amor de Jesús, habríamos permanecido en perfecta ignorancia hasta este momento; pues, si no nos hubiese abierto él el sentido, no hubiéramos nosotros alcanzado el conocimiento espiritual; así como un niño no podría por sí solo escalar las pirámides. La escuela de Jesús es la única en la que la verdad de Dios puede realmente ser aprendida. Otras escuelas pueden enseñarnos qué debe creerse, pero sólo la de Cristo puede enseñarnos cómo creer. Sentémonos a los pies de Jesús, y con ardiente ruego imploremos su bendita ayuda, para que nuestros embotados sentidos puedan ir esclareciéndose y nuestros débiles entendimientos acepten las cosas celestiales.
Charles Haddon Spurgeon.
lunes, 18 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 18
“Declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían”. Lucas 24:27.
LOS discípulos que iban a Emmaús tuvieron un viaje provechoso. El compañero y maestro de ellos era el mejor de los preceptores, el mejor intérprete entre mil, en quien están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento. El Señor Jesús se dignó hacerse un predicador del Evangelio y no se avergonzó de ejercer su vocación ante un auditorio de dos personas, ni rehúsa ahora ser el maestro aun de uno solo. Busquemos la compañía de tan excelente instructor, pues hasta que él no sea hecho para nosotros sabiduría, nunca seremos sabios para la salvación. Este maestro sin rival usó como libro de texto el mejor de los libros. Aunque capacitado para revelarnos nuevas verdades, prefirió exponer la antigua. El conocía por su omnisciencia cuál era la norma de enseñanza más instructiva, y, al dirigirse enseguida a Moisés y a los profetas, nos mostró que el camino más seguro a la sabiduría no es la especulación, el razonamiento o la lectura de libros humanos, sino la meditación de la Palabra de Dios. El modo más efectivo de ser rico en conocimiento celestial es cavar en esta mina de diamantes y recoger perlas en este mar celestial. Cuando Jesús procuraba enriquecer a otros, recurría a la cantera de las Sagradas Escrituras. Estas dos favorecidas personas fueron llevadas a considerar el mejor de los temas, pues Jesús habló de Jesús y expuso las cosas concernientes a sí mismo. Aquí el diamante talla al diamante, y ¿qué podría ser más admirable? El dueño de la casa abre sus propias puertas, conduce a los huéspedes a su mesa y coloca en ella sus sabrosas comidas. El que ocultó el tesoro en el campo, él mismo guió a los que lo buscaban. Nuestro Señor disertaría, naturalmente, sobre los tópicos más agradables y no hallaría ninguno más bello que su propia persona y obra. Teniendo en vista esto, debiéramos escudriñar siempre la Palabra de Dios. ¡Dios nos conceda la gracia de estudiar la Biblia, teniendo a Jesús como Maestro y lección!
Charles Haddon Spurgeon.
domingo, 17 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 17
“Y acaeció que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, paseábase por el terrado de la casa real”. 2 Samuel 11:2.
En aquella hora David vio a Bath-sheba [Betsabé]. Nunca estamos fuera del alcance de la tentación. Tanto en el hogar como fuera de él estamos expuestos a encontrarnos con lo que nos incita a hacer el mal. Empezamos la mañana con peligro y las sombras de la tarde nos hallan aun en él. Los que son guardados por Dios están bien guardados, pero, ¡ay de aquellos que salen al mundo o se atreven a andar por sus propias casas desarmados! Los que piensan estar más seguros son los que están más expuestos al peligro. El escudero del pecado es la confianza en sí mismo. David tenía que haber estado ocupado en llevar a cabo las batallas del Señor, pero, en cambio, se quedó en Jerusalén y se entregó al descanso lujurioso, pues dice el texto que “se levantó de la cama a la hora de la tarde”. La ociosidad y la molicie son los chacales del diablo que le consiguen una abundante presa. En las aguas estancadas abundan microbios nocivos y los terrenos incultos pronto se cubren de espinas y abrojos. ¡Dios nos conceda el amor de Cristo “que constriñe”, para que nos conserve activos y útiles! El rey de Israel dejó perezosamente su lecho al caer la tarde, y, enseguida, cayó en tentación. Debo, pues, tener cuidado y vigilar diligentemente la puerta. ¿Es posible que el rey ha subido al terrado de su casa para estar a solas y meditar? Si fuere así, ¡qué advertencia nos es dada aquí a fin de que no consideremos ningún lugar, por más secreto que sea, como un santuario libre de pecado! Mientras nuestros corazones sean igual al yesquero y las chispas sean tantas, es necesario que usemos de toda diligencia, en todos los lugares, para prevenir un incendio. Satán puede subir a las azoteas y entrar a nuestras cámaras secretas, y, aún cuando pudiésemos cerrar fuera a ese demonio, nuestras propias corrupciones, serían suficientes para obrar nuestra propia ruina, si la gracia no lo impidiera. Lector, cuidado con las tentaciones de la tarde. ¡Oh!, bendito Espíritu guárdanos esta noche de todos los males. Amén.
Charles Haddon Spurgeon.
sábado, 16 de enero de 2016
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 16
“Se quitará la vida al Mesías, y no por sí”. Daniel 9:26.
¡BENDITO sea su nombre!, no hay causa de muerte en él. Ni pecado original ni pecado presente lo ha manchado, y, por lo tanto, la muerte no tiene ningún derecho sobre él. Ningún hombre podría haberle quitado la vida con justicia, pues él no injurió a ningún hombre; y ningún hombre podía haberlo matado por la fuerza, si él no hubiese deseado entregarse para morir. Pero, he aquí, uno peca y otro sufre. La justicia fue ultrajada por nosotros, pero halló en él su satisfacción. Ni ríos de lágrimas, ni montañas de sacrificios, ni mares de sangre de bueyes, ni cerros de incienso hubiesen servido para la remisión de los pecados; pero Jesús fue muerto por nosotros, y la causa de la ira desapareció enseguida, porque el pecado había sido quitado para siempre. Aquí hay sabiduría, por la cual, la substitución, seguro y rápido camino de expiación, se divisaba. Aquí hay condescendencia, que envía al Mesías, el Príncipe, para que se ciña una corona de espinas y muera en cruz. Aquí hay amor, que lleva al Redentor a dar su vida por sus enemigos.
Sin embargo, no basta admirar el espectáculo del inocente que sangra por el culpable; tenemos que estar seguros de que también nosotros fuimos salvados por él. El propósito particular de la muerte del Mesías era la salvación de su Iglesia. ¿Tenemos nosotros parte y suerte entre aquellos por quienes él dio su vida en rescate? ¿Fuimos curados por sus llagas? Será terrible si nos privamos de una porción de su sacrificio; en ese caso, sería mejor no haber nacido. Aunque la pregunta es solemne, nos alienta saber que puede ser contestada claramente y sin error. Para todos los que creen en él, Jesús es un presente Salvador, y, sobre los tales, toda la sangre de la reconciliación fue esparcida. Que todos los que confían en los méritos de la muerte del Mesías se sientan gozosos, al recordarlo, y hagan que una santa gratitud los guíe a consagrarse por entero a su causa.
Charles Haddon Spurgeon.
viernes, 15 de enero de 2016
INFORMACIÓN: CURSO 222 PARA HOMBRES - CURSO GRATUITO EN LÍNEA
FECHA LÍMITE INSCRIPCIONES: 15 ENERO 2016 inclusive (11:00 pm de Madrid, España)
El Curso 222 es un curso online de formación de líderes desarrollado en el contexto de la iglesia local, que se centra principalmente en temas de eclesiología. El objetivo del curso es capacitar a futuros líderes (en un sentido amplio) para el servicio en la congregación local. El nombre “Curso 222” se basa en 2 Timoteo 2:2: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. Este versículo resume la visión del curso.
El Curso 222 es una iniciativa de la Iglesia Evangélica de la Gracia de Barcelona y la Iglesia Bautista Reformada de Palma de Mallorca. El curso es organizado por los líderes de estas dos iglesias.
Registrarse y seguir el Curso 222 no tiene ningún coste. No obstante, los estudiantes deben costearse los libros del programa.
El Curso 222 es un curso online de formación de líderes desarrollado en el contexto de la iglesia local, que se centra principalmente en temas de eclesiología. El objetivo del curso es capacitar a futuros líderes (en un sentido amplio) para el servicio en la congregación local. El nombre “Curso 222” se basa en 2 Timoteo 2:2: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. Este versículo resume la visión del curso.
El Curso 222 es una iniciativa de la Iglesia Evangélica de la Gracia de Barcelona y la Iglesia Bautista Reformada de Palma de Mallorca. El curso es organizado por los líderes de estas dos iglesias.
Registrarse y seguir el Curso 222 no tiene ningún coste. No obstante, los estudiantes deben costearse los libros del programa.
LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 15
“Mas yo oraba”. Salmo 109:4.
LAS lenguas mentirosas estaban ocupadas en manchar la reputación de David, pero él no se defendió, sino remitió la causa a la suprema corte y suplicó delante del gran Rey. La oración es el medio más seguro para responder a las palabras de odio. El salmista no oró fríamente, sino fervientemente; puso en ello toda su alma y todo su corazón, como lo hizo Jacob cuando luchó con el ángel. Así y sólo así tendremos buen éxito ante el trono de la gracia. Así como una sombra no tiene ninguna virtud, porque no hay en ella substancia alguna, así también la súplica en la que no está presente el corazón agonizando ardientemente y mostrando vehemente deseo, es enteramente ineficaz, pues le falta aquello que le da poder. “La oración ferviente –dice un antiguo teólogo- es igual a un cañón emplazado frente a las puertas del cielo, a las que hace abrir enseguida”. La falta común en muchos de nosotros es la propensión a distraernos. Nuestros pensamientos vagan de aquí para allá y avanzamos poco hacia nuestro deseado fin. ¡Cuán malo es esto! Pues nos perjudica y, lo que es peor, insulta a nuestro Dios. ¿Qué pensaríamos de un peticionario que, mientras está en audiencia con un príncipe, jugase con una pluma o se pusiese a cazar moscas?
La constancia y la perseverancia están implícitas en la expresión de nuestro texto. David no clamó sólo una vez para caer después en el silencio; sino continuó hasta que llegó la bendición. La oración no debe ser una ocupación ocasional, sino una labor diaria; un hábito y una vocación. Como los artistas se consagran a sus modelos, y los poetas a sus estudios clásicos, así nosotros debemos dedicarnos a la oración. Debemos sumergirnos en la oración y así orar sin cesar. Señor, enséñanos a orar de tal manera que podamos prevalecer más y más en nuestras súplicas.
Charles Haddon Spurgeon.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)