Versículo para hoy:

sábado, 2 de noviembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(d) Cuente y compare la vida presente y la vida venidera, si quiere ser un cristiano santo y auténtico. No hay duda que el tiempo presente no es precisamente fácil. Es un tiempo de velar y orar, luchar y batallar, creer y trabajar. Pero dura sólo unos pocos años. El tiempo futuro será de descanso y refrigerio. El pecado será echado fuera. Satanás será amarrado. Y lo mejor de todo es que será de descanso eterno. Está escrito: "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Co. 4:17, 18).

(e) Cuente y compare los placeres del pecado y la felicidad de servir a Dios, si quiere ser un cristiano santo y auténtico. Los placeres que el hombre mundano obtiene por lo que hace, son vacíos, irreales e insatisfactorios. Son como el estrépito de los espinos en el fuego: Chisporroteos excitantes por unos minutos, que luego se apagan para siempre. La felicidad que Cristo da a su pueblo es algo sólido, duradero y sustancial. No depende de la salud ni de las circunstancias. Nunca abandona al hombre, ni siquiera en la muerte. Termina en una corona de gloria que no se desvanece. Está escrito: "Que la alegría de los malos es breve". "La risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla" (Job 20:5; Ec. 7:6). Pero también está escrito: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Jn. 14:27).

(f) Cuente y compare las aflicciones que incluye el verdadero cristianismo y las aflicciones que les esperan a los malos más allá del sepulcro. Admitamos por un momento que la lectura bíblica, la oración, el arrepentimiento, creer y vivir una vida santa requieren sacrificios y negarse a sí mismo. Esto no es nada comparado con la "ira que vendrá" reservada para el impenitente y el incrédulo. Un solo día en el infierno es peor que una vida entera llevando la cruz. "El gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga" (Is. 66:24; Mr. 9:44-48), son cosas que sobrepasan a lo que el hombre puede concebir o describir totalmente. Está escrito: "Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado" (Lc. 16:25).

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