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lunes, 11 de noviembre de 2024

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

II. Marcas del "crecimiento en la gracia"

El segundo punto que me propongo establecer es este: Hay marcas por las cuales se puede conocer el crecimiento en la gracia.

Doy por sentado que no cuestionamos la realidad del crecimiento en la gracia y su inmensa importancia. Hasta aquí, bien. ¿Le gustaría saber ahora cómo alguien podría comprobar que está creciendo en la gracia o no? En primer lugar, contesto esta pregunta haciendo la observación de que somos paupérrimos jueces de nuestra propia condición y que los que están a nuestro alrededor nos conocen mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos. Pero respondo también que hay indudablemente ciertas marcas y señales del crecimiento en la gracia, y que dondequiera que se muestren estas marcas veremos un alma "creciendo". A continuación enunciaré en orden algunas de estas señales.

(a) Una marca del "crecimiento en la gracia" es un incremento de humildad. El hombre cuya alma está "creciendo", cada año siente más lo pecaminoso e indigno que es. Dice con Job: "He aquí que yo soy vil"; con Abraham: "Soy "polvo y ceniza"; con Jacob: "Menor soy que todas las misericordias"; con Isaías: Soy "hombre inmundo de labios"; con David: "Yo soy gusano"; con Pedro: "Soy hombre pecador" (Job 40:4; Gn. 18:27; 32:10; Sal. 22:6; Is. 6:5; Lc. 5:8). Más se acerca a Dios, más ve la santidad y perfección de Dios y más sensible es a sus propias innumerables imperfecciones. Más avanza en su camino al cielo, mejor comprende lo que San Pablo significa cuando dice: "Ni que ya sea perfecto", "no soy digno de ser llamado apóstol", "soy menos que el más pequeño de todos los santos"; "de los cuales [pecadores] yo soy el primero" (Fil. 3:12; 1 Co. 15:9; Ef. 3:8; 1 Ti. 1:15).

Entre más madurez alcanza para la gloria, más, como el maíz maduro, inclina la cabeza. Cuanto más brillante y más clara es su luz, más se notan las deficiencias y debilidades de su propio corazón. Le diría que cuando recién se había convertido veía muy poco, comparado con lo que ve ahora. ¿Quiere alguien saber si está creciendo en la gracia? Entonces mire su interior con creciente humildad4.

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4 "La manera correcta de crecer es decrecer a los ojos de uno mismo: «Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo» (Sal. 22:6). Ver corrupción e ignorancia causa que el cristiano desarrolle una aversión por sí mismo. Se convierte en nada a sus propios ojos. Job decía de sí mismo: «Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza» (Job 42:6). Quitarse el engreimiento es bueno". -T. Watson, 1660.

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