Seamos agradecidos por la gracia
- En el pacto eterno de redención y en el Mediador de ese pacto, Jesucristo el justo, y perfecto Hombre en una sola Persona.
- En la obra que hizo al morir por nuestros pecados y resucitar para nuestra justificación, y en los oficios que cumple como nuestro Sacerdote, Sustituto, Médico, Pastor y Abogado.
- En la sangre preciosa que derramó, la cual puede limpiar de todo pecado en la justicia eterna que trajo.
- En la intercesión perpetua que hace por nosotros como nuestro Representante a la diestra de Dios.
- En su poder de salvar para siempre al peor de los pecadores, su disposición de recibir y perdonar a los más viles, su prontitud por cargar a los más débiles.
- En la gracia del Espíritu Santo que planta en los corazones de su pueblo, renovando, santificando y haciendo que las cosas viejas pasen y todas sean hechas nuevas.
-En todo esto y, ¡oh que bosquejo tan breve es!, en todo esto, digo, hay un remedio, pleno, perfecto y completo para la enfermedad aborrecible del pecado. Terrible como es indudablemente el concepto correcto del pecado, nadie debe desmayar ni desesperarse, siempre y cuando tenga, al mismo tiempo, un concepto correcto de Jesucristo. Con razón ese anciano Flavel finaliza muchos de los capítulos de su admirable libro "Fountain of Life" (Fuente de vida), con las emocionantes palabras: "Bendito Dios por Jesucristo".
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