6. EL TIEMPO DE REUNIRNOS CON DIOS
EN TERCER LUGAR, roguemos a Dios por una actitud mortificada. Una imaginación laboriosa (dijo alguien), por mucho que sea exaltada entre los hombres, es una gran trampa para el alma, excepto que trabaje en comunión con un razonamiento correcto y un corazón santificado.
La actitud es una facultad del alma, que se coloca entre los sentidos y el entendimiento. Es lo primero que estimula el alma, y por su acción las facultades del alma se ponen en marcha. Es allí donde primero se forman los pensamientos, y tal como sea aquella, son estos. Si la actitud no es mansa primero, es imposible que todos los pensamientos del corazón puedan llevarse a la obediencia a Cristo.
La actitud es de manera natural la facultad más salvaje e indomable del alma. Algunos cristianos tienen mucho que ver con ello, y cuanto más espiritual es el corazón, más lo perturba y confunde una actitud e imaginación salvaje y llena de vanidad.
Es triste que nuestra actitud evite que el alma preste atención a Dios cuando está involucrada en la comunión con Él. Oremos con seriedad y perseverancia porque nuestra actitud sea disciplinada y santificada, y cuando consigamos esto, nuestros pensamientos estarán regulados y dispuestos.
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