Versículo para hoy:

martes, 25 de junio de 2024

GUARDANDO EL CORAZÓN - JOHN FLAVEL

 
3- TIEMPOS QUE REQUIEREN UN CUIDADO ESPECIAL DEL CORAZÓN

6.    EL TIEMPO DE REUNIRNOS CON DIOS

EN CUARTO LUGAR, si queremos guardar el corazón de vanas excursiones cuando estamos en medio de nuestra comunión con Dios, tomemos conciencia y pongamos fe en la impresionante y santa presencia de Dios. Si la presencia de alguien serio nos haría poner serios, ¿cuánto más debería provocarnos a eso la presencia de un Dios Santo? ¿Acaso nos atreveríamos a estar alegres y despreocupados si fuésemos conscientes de la inspección y presencia del Divino Ser?

Recordemos en qué lugar nos encontramos cuando estamos inmersos en comunión, y actuemos como si de verdad creyésemos en la omnisciencia de Dios. "Antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13). Tomemos conciencia de su infinita santidad, su pureza, su espiritualidad. Esforcémonos por conseguir esa conciencia de la grandeza de Dios, porque afectará a nuestro corazón y nos hará recordar el celo que Él tiene por la adoración. "Esto es lo que habló el Señor diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado" (Levítico 10:3).

Bernard dice: "Alguien que está en oración debería comportarse como si estuviese entrando a la corte del cielo, en la que se encuentra con el Señor sobre su trono, rodeado por diez mil de sus ángeles y santos que le ministran". Cuando llegamos de una actividad en la que el corazón ha estado distraído y desprevenido, ¿qué podemos decir? Supongamos que todas las vanidades e impertinencias que han pasado por nuestra mente durante la oración se escribieran mezcladas con nuestras peticiones, ¿con qué cara las presentaríamos ante Dios? Si nuestra lengua pronunciase todos los pensamientos que pasan por nuestro corazón cuando estamos en el culto a Dios ¿no se aterraría la gente al oírlas? Y sin embargo, Dios conoce perfectamente nuestros pensamientos.

Meditemos en esta palabra de las Escrituras: Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él (Salmos 89:7). ¿Por qué descendió el Señor en truenos, rayos y nubes oscuras sobre el monte Sinaí? ¿Por qué humearon los montes bajo Él y el pueblo se agitó y tembló, sin la excepción de Moisés? Para enseñar al pueblo esta gran verdad: "Sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor" (Hebreos 12:28-29). Esa comprensión del carácter y presencia de Dios reducirá nuestro corazón que se inclina a la vanidad, a una disposición más seria.

No hay comentarios: