"Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos", Lucas 10:20
Jesucristo afirma: “No te alegres por el éxito de tu servicio a mí, sino por tu correcta relación conmigo”.
Mientras realizas la obra cristiana puedes caer en la trampa de regocijarte por el servicio exitoso, o porque
Dios te ha usado. Pero, si tienes una relación correcta con Jesucristo, nunca podrás medir completamente
lo que Dios va a hacer por medio de ti. Mantén tu comunión con Él y en cualquier circunstancia que
vivas, o con cualquier persona que te encuentres día tras día, Él hará fluir ríos de agua viva a través de ti,
Juan 7:38, sin que lo sepas. Es por su misericordia que Él no te permite saberlo. Cuando tienes una
relación correcta con Dios por la salvación y la santificación, puedes recordar que, cualquiera que sea el
lugar donde te encuentres, estás ahí porque Él te colocó en ese sitio. Mediante tu reacción ante las
circunstancias que te rodean cumplirás el propósito de Dios, mientras continúes andando en la luz, como
Él está en la luz (ver 1 Juan 1:7).
La tendencia actual es a enfatizar el servicio. Cuídate de las personas que hacen de la utilidad el motivo
de su interés. Si la utilidad es el patrón de medida, entonces Jesucristo fue el fracaso más grande que
jamás haya existido. La guía del creyente es Dios mismo y no la utilidad estimada. Lo que vale es la obra
que Dios hace por medio de nosotros y no lo que nosotros hacemos para Él. Todo lo que Jesucristo tiene
en cuenta en la vida de una persona es su valiosísimo parentesco con el Padre. Jesús está llevando muchos
hijos a la gloria (Hebreos 2:10).
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