"Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo", Juan 15:11
¿Cuál fue el gozo que experimentó Jesús? El gozo no debe confundirse con la felicidad. De hecho,
insultamos a Jesucristo cuando empleamos la palabra felicidad para referirnos a nuestra relación con Él.
El gozo de Jesús fue su absoluta rendición y el sacrificio personal por su Padre, el gozo de obedecerlo.
"El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz", Hebreos 12:2; "El hacer tu voluntad, Dios mío,
me ha agradado", Salmo 40:8. Jesús oró para que nuestro gozo continúe cumpliéndose hasta que sea
como el suyo. ¿He permitido que Jesucristo ponga su gozo en mí?
Vivir una vida plena y rebosante no depende de la salud física ni de las circunstancias. Ni siquiera
depende de que veamos el éxito en la obra de Dios, sino que está determinada por nuestro perfecto
entendimiento de Él y por nuestra comunión con Él, como la que Jesús tuvo con el Padre. Pero, lo
primero que obstaculiza este gozo es la sutil irritación que surge al pensar demasiado en nuestras
circunstancias. Jesús dijo: "Pero las preocupaciones del mundo... ahogan la palabra y se vuelve estéril",
Marcos 4:19, LBLA. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos envueltos en los afanes. Todo lo que
Dios ha hecho por nosotros es apenas el comienzo. Él quiere que lleguemos al punto de ser sus testigos y
que proclamemos quién es Jesús.
Relaciónate correctamente con Dios, encuentra tu gozo y de ti brotarán ríos de agua viva. Sé una fuente a
través de la cual Jesucristo vierta su agua viva. Deja de ser hipócrita y orgulloso, consciente solamente de
ti mismo. Vive la vida escondida con Cristo en Dios. Una persona que tiene una relación correcta con
Dios vive la vida de una forma tan natural como respirar, dondequiera que va. Las vidas que han sido de
mayor bendición para ti son las de quienes no fueron conscientes de ellas mismas.
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