"Y nunca más lo vio...", 2 Reyes 2:12
No es malo depender de un “Elías”, mientras Dios sea quien te lo dé. Pero recuerda que vendrá tiempo
cuando tendrá que irse y ya no será más tu guía ni tu líder porque Dios no quiere que él permanezca. Tú
dices: “No puedo seguir sin mi Elías”, pero Dios dice que lo debes hacer.
Sólo en tu “Jordán” (2 Reyes 2:14). El río Jordán representa un tipo de separación donde no tienes
ningún compañerismo con nadie y donde nadie más puede asumir tu responsabilidad. Ahora tienes que
poner a prueba lo que aprendiste cuando estabas con tu Elías. Has ido al Jordán repetidas veces con él,
pero ahora tienes que enfrentarlo solo. Es inútil decir que no puedes ir. Esta experiencia ha llegado y
tienes que hacerlo. Si en verdad quieres saber si Dios es quien tu fe cree que es entonces cruza solo tu
Jordán.
Sólo en tu Jericó (2 Reyes 2.15). Jericó representa el lugar donde has visto a tu Elías hacer cosas
grandes. Sin embargo, cuando vienes a tu Jericó sientes una fuerte renuencia a tomar la iniciativa y
confiar en Dios, y deseas que otro lo haga. Pero si permaneces fiel a lo que aprendiste con tu Elías,
recibirás una señal, como la recibió Eliseo, de que Dios está contigo.
Sólo en tu Betel (2 Reyes 2:23). Al llegar a tu Betel descubrirás que has llegado al final de tus
capacidades, pero al principio de la sabiduría de Dios. Cuando ya no sepas que más hacer y te sientas
inclinado a sucumbir al pánico, no lo hagas. Permanece fiel a Dios y Él pondrá de manifiesto su verdad,
en una forma que hará de tu vida una expresión de adoración. Pon en práctica lo que aprendiste al lado de
tu Elías. Usa su manto y ora. Decídete a confiar en Dios y no busques más a Elías.
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