"Encomienda a Jehová tu camino, confía en Él y Él hará", Salmo 37:5
No planees sin Él. Dios parece tener una deliciosa manera de desbaratar los planes que hemos hecho sin
haberlo tomado en cuenta. Nosotros nos metemos en circunstancias que no fueron elegidas por Dios y de
pronto descubrimos que hemos estado planeando sin Él. Ni siquiera lo hemos considerado como un factor
real y vital en la planificación de nuestra vida. Y, sin embargo, lo único que nos guarda de la posibilidad
de preocuparnos es el hecho de contar con Él como el agente principal en todos nuestros planes.
Acostumbramos poner primero a Dios en los asuntos espirituales, pero somos propensos a creer que es
inadecuado e innecesario hacerlo con los asuntos prácticos de nuestra vida. Si imaginamos que debemos
poner una "cara espiritual" antes de acercarnos a Dios, nunca nos acercaremos a Él. Debemos
presentarnos tal como somos.
No planees teniendo en cuenta el mal. ¿Es realmente la intención de Dios que no consideremos la maldad
que nos rodea? "El amor... no toma en cuenta el mal...", ver 1 Corintios 13:4-5, LBLA. El amor no ignora
la existencia del mal, pero no lo toma en cuenta como factor para planificar. Cuando estábamos
apartados de Dios, sí planeábamos teniendo en mente lo malo y tratábamos de que todos nuestros
razonamientos partieran de este punto de vista.
No planees para la época de las vacas flacas. No puedes atesorar para posibles necesidades futuras, si
estás confiando verdaderamente en el Señor. Jesús dijo: "No se turbe vuestro corazón...", Juan 14:1. Dios
no va a impedir que tu corazón se llene de inquietud, pues el "no se turbe" es una orden. Para cumplirla,
repréndete a ti mismo cien veces al día, hasta que adquieras el hábito de ponerlo a Él en primer lugar y de planificar teniéndolo en la mira.
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