"¿Queréis acaso iros también vosotros", Juan 6:67
¡Qué pregunta tan punzante! Cuando nuestro Señor nos habla de la manera más sencilla, sus palabras nos
conmueven más. Nosotros sabemos quién es Jesús y, sin embargo, Él nos pregunta: ¿Queréis acaso iros
también vosotros? Nuestra actitud hacia el Señor debe ser siempre audaz, muy atenta y emprendedora.
"Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con el", Juan 6:66.
Desistieron de andar con Jesús. No regresaron al pecado, pero se alejaron de Él. Muchos en la actualidad
están consumiendo sus vidas y trabajan para el Señor, aunque en realidad no están andando con El. Lo
que Dios pide constantemente de nosotros es que seamos uno con Jesucristo. Después de haber sido
apartados mediante la santificación, debemos disciplinar nuestra vida espiritual para tener esta íntima
unidad con Él. Cuando Dios te dé un entendimiento claro y categórico de lo que quiere, no intentes
mantenerte en esa relación por ningún método en particular. En cambio, vive una vida natural
dependiendo por completo de Él. Nunca trates de vivir tu relación con Dios en una línea de conducta que
no sea la suya, lo cual significa absoluta consagración a Dios. El secreto de andar con Jesús es tener
certeza de que yo no sé, pero Él sí.
Pedro solamente vio a Jesús como alguien que podía ministrarle salvación a él y al mundo. Pero nuestro
Señor quiere que seamos sus compañeros, unidos por el mismo yugo.
Más adelante, en el versículo 70, Jesús le recuerda amorosamente a Pedro que fue escogido para
acompañarlo. Y ninguno de nosotros puede responder por otros esta pregunta: ¿Queréis acaso iros
también vosotros?
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