"Vamos de nuevo a Judea. Le dijeron sus discípulos...¿Y otra vez allá?" Juan 11:7-8
Es posible que yo no entienda las palabras de Jesucristo, pero es arriesgado afirmar que, por esta razón, Él
estaba equivocado en lo que dijo. Nunca es correcto creer que mi obediencia a una palabra que Dios me
dé le traerá deshonra a Jesús. Lo único que es deshonroso para Él es la desobediencia. Nunca es
conveniente poner mi punto de vista acerca de su honor por encima de lo que Él me está guiando
claramente a hacer, aunque pueda surgir de un deseo verdadero de impedir que Él sufra una vergüenza
pública. Yo sé cuándo las instrucciones vienen de Dios por su apacible persistencia. Pero cuando tengo
que pesar los pros y los contras y llegan la duda y la controversia, estoy permitiendo que entre en juego
un factor que no es de Dios. Esto solamente me llevará a concluir que las instrucciones que me dio eran
incorrectas. Muchos de nosotros somos fieles a nuestros conceptos sobre Jesucristo, pero ¿cuántos somos
fieles a Él mismo? Fidelidad a Jesús significa que tengo que salir hacia donde no puedo ver nada (ver
Mateo 14:29). Pero, ser fiel a mis propias ideas significa que primero despejo mentalmente camino. La fe,
sin embargo, no es un entendimiento intelectual; la fe es un compromiso deliberado con la persona de
Jesucristo, incluso cuando no puedo ver qué hay adelante.
¿Te estás debatiendo entre dar un paso por la fe en Jesús, o esperar hasta que puedas ver claramente la
manera de hacer lo que Él te ha ordenado? Sencillamente obedécele con un gozo que no mida las
consecuencias. Cuando empiezas a debatir algo que Él te dice, es porque tienes una noción errada sobre
las cosas que lo honran. ¿Eres fiel a Jesús o a tus conceptos acerca de Él? ¿Eres fiel a lo que Él dice, o
estás tratando de transigir con ideas que nunca vinieron de Él? "Haced todo lo que el os diga", Juan 2:5.
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