"El amor de Cristo nos constriñe..." 2 Corintios 5:14
Pablo dijo que estaba dominado, sometido y sujetado como en una prensa, por el amor de Cristo. Muy
pocos de nosotros sabemos realmente lo que significa ser asidos en un apretón del amor de Dios. Con
frecuencia nuestra tendencia es a ser controlados simplemente por nuestra experiencia personal. Pero lo
único que tenía sujeto a Pablo, con exclusión de todo lo demás, era el amor de Dios. El amor de Cristo
nos constriñe: Cuando escuchas este sonido en la vida de un hombre o una mujer, no te resulta posible
confundirlo con algo más. Tú sabes que el Espíritu de Dios está obrando con plena libertad en la vida de
esa persona.
Cuando nacemos de nuevo por el Espíritu de Dios, nuestro testimonio se basa únicamente en lo que Dios
ha hecho por nosotros y con toda razón. Pero esto cambiará y desaparecerá para siempre cuando «haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo...» (Hechos 1:8). Sólo entonces comenzarás a darte cuenta de lo que significaba Jesús cuando prosiguió diciendo: «Me seréis testigos...» No testigos de lo que Él puede hacer - este testimonio es básico y se sobreentiende - sino que
seréis testigos de mí. Aceptaremos todo lo que ocurra como si le estuviera sucediendo a él, tanto si
recibimos alabanzas o vituperios, persecuciones o elogios. Nadie que no esté totalmente apremiado por la
majestad de su poder es capaz de asumir esta posición por Jesucristo. Es lo único importante, sin
embargo, es extraño que es lo último que los obreros cristianos comprendemos. Pablo dijo que estaba
asido por el amor de Dios y por eso actuaba como lo hacía. No le importaba si la gente lo calificaba de
loco o cuerdo. Tenía una sola razón para vivir: persuadir a los hombres del juicio venidero de Dios y
contarles del amor de Cristo. La sumisión total al amor de Cristo es el único propósito que producirá fruto
en tu vida y siempre dejará la huella de la santidad y el poder de Dios, sin llamar nunca la atención hacia
tu santidad personal.
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