"Estad quietos y conoced que yo soy Dios", Salmo 46:10
La tenacidad es más que resistencia. Es resistencia combinada con la absoluta certeza de que lo que
esperamos sucederá. Tenacidad significa más que aferrarse, lo cual solo podría estar revelando nuestro
temor a soltarnos y caer. La tenacidad es el esfuerzo supremo de un hombre que se rehúsa a creer que su héroe va a ser vencido. Nuestro mayor temor no es que nos vayamos a condenar sino que de alguna
manera Jesucristo sea derrotado; y que las virtudes que Él encarnó — amor, justicia, perdón y bondad
entre los hombres — al final no prevalezcan y representen un objetivo inalcanzable para nosotros.
Entonces, viene el llamado a la tenacidad espiritual. No un llamado a confiar sin hacer nada, sino a
trabajar, sabiendo con certeza que Dios nunca será derrotado.
Si en este momento nuestras esperanzas parecen estar sufriendo una desilusión, quiere decir que se están
purificando. Toda esperanza o sueño de la mente humana se va a cumplir, si es noble y si proviene de
Dios. Pero una de las más grandes presiones de la vida es la de esperar la intervención divina. Él cumple:
"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia...", Apocalipsis 3:10. ¡Continúa siendo
espiritualmente tenaz!
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