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Judas traicionó a Jesús; Pedro negó
a su Señor. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos hombres? ¿Cuál es la
diferencia entre traicionar y negar? Jesús mismo ya ha explicado esto.
Dijo que Pedro ya había sido bañado y solo necesitaba lavarse los pies. Judas
no se había bañado nunca y no le había abierto nunca su vida a Jesús. Pedro
tenía los pies sucios, pero tenía un corazón limpio, mientras que Judas tenía
un corazón malvado de incredulidad, aunque tal vez caminase exteriormente con
una aparente moralidad, y esa es la clase de persona que traicionará a Jesús. Lo que le faltaba a Pedro era
entender el amor. Pedro creía amar a Jesús y así era, con toda la emoción
humana de la que era capaz, pero no había aprendido aún cómo caminar según el
amor de Cristo hacia él. No había aprendido todavía a descubrir su identidad,
no mediante sus esfuerzos para intentar ser alguien en sí mismo sino en que
Jesús le aceptase a él. Ese es el secreto y Jesús lo sabía. Pedro, con la
máxima dedicación de su carne, con la consagración completa y con la
sinceridad de su corazón, pudo decirle a Jesús: “Señor, sé a dónde vas; vas a
la muerte, y yo pondré mi vida contigo”. Y Jesús entendía esto y le dijo:
“Pedro, pero antes de que llegue la mañana, me negarás tres veces”. Sí, usted se acordará de que en
Juan 21, cuando Jesús se reunió con Sus discípulos a la orilla de Galilea
después de la resurrección, hizo una hoguera para ellos y colocó algunos
pescados para que se cocinasen, y desayunaron juntos. Cuando acabaron de
comer, Jesús le dijo a Pedro: ―Pedro, ¿me amas? Y Pedro dijo: ―Señor, tú sabes que
te quiero. Volvió a decirle: ―Pedro, ¿me amas? ―Señor, tú sabes que te quiero. Y una vez más: ―Pedro, ¿me amas? Y Pedro le respondió: ―Señor, tú
todo lo sabes; sabes que te quiero. Y fue entonces cuando Jesús dijo:
―Pastorea mis ovejas ―y le hizo un encargo a este discípulo después de que
aprendió lo que significaba realmente el amor. Cuando Pedro aprendió cómo
aprovechar el amor disponible en Jesús para ser fortalecido a fin de poder
alcanzar con amor a otros, entonces fue cuando Jesús le envió con una
comisión de alcance mundial a alimentar a las ovejas de Dios. Juan nos deja con este relato para
que nos ayude a darnos cuenta de que Jesús nos entiende a fondo y ve todo lo
que está sucediendo en nuestras vidas, y está dispuesto a impartirnos el gran
secreto mediante el cual podemos cumplir esa exigencia imposible, es decir:
renunciar para poder recibir, perder para poder ganar, dejarnos derrotar a
fin de levantarnos como el vencedor. Es cuando aprendemos a amar con el amor
de Jesús y a depender de Él que “conocerán todos que sois mis discípulos” (v.
35). Señor, enséñame a amar de esta
manera. Yo me siento, como Pedro, inseguro, asustado, sabiendo lo débil que
soy, sabiendo que mi amor humano no puede nunca soportar la presión y la
prueba, pero sabiendo que Tú puedes decirme a mí, como se lo dijiste a Pedro:
“No puedes seguirme ahora, pero después lo harás”. |
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Aplicación a la vida |
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¿Cómo entendemos nosotros el amor?
¿Dónde tiene su origen nuestro amor y, por lo tanto, de quién procede ese
amor? |
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Versículo para hoy:
jueves, 9 de julio de 2020
9 de julio - ¿Traición o negación? - Ray Stedman
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