|
Aquí Jesús nos habla acerca del
secreto de nuestra identidad como creyentes. El hecho más fundamental de
nuestra vida como creyentes es este: Jesús dice que no va a dejar a Sus
discípulos abandonados o huérfanos. Estos hombres se sienten asustados y
saben que Él se va a marchar. Recuerdan las insinuaciones que Él ha hecho de
que sería por medio de violencia que le llevarían, y sería azotado y
finalmente crucificado. Por eso se sienten temerosos, no solamente por Él,
sino por ellos mismos. Pero ahora Él les está tranquilizando, diciéndoles:
“No os dejaré huérfanos; no os voy a abandonar. Volveré a vosotros”. Aquí no está hablando acerca de Su
segunda venida. Su referencia a eso está en el versículo 3, donde dice que Él
volverá de nuevo y les llevará consigo. Acerca de Su segunda venida, Juan nos
dice: “Todo ojo lo verá” (Apocalipsis 1:7). Pero hay una manera de venir que
el mundo no verá, pero los discípulos no solo le verán sino que vivirán con
Él: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”. Eso es algo más que una
sencilla referencia a Su resurrección y a la promesa de nuestra resurrección
algún día. Es realmente una referencia a Su venida en el Espíritu, el
resultado de la cual será “vosotros en mí y yo en vosotros”. Y ese ha de ser
el secreto de nuestras vidas, de la misma manera que Su relación con el Padre
era el secreto de Su vida. Yo encuentro que hay cristianos por
todo este país que no entienden esta verdad acerca de su nueva vida en
Cristo. La verdad acerca de dónde procede su identidad es este hecho: Jesús
está en ellos y vive en ellos. Es a este hecho que deben regresar siempre
que haya presiones y problemas y que se les haga exigencias, porque es de
este hecho que el secreto de la vida fluirá a ellos. El día del Espíritu empezó en el
Día de Pentecostés, cuando de repente el Espíritu de Dios fue derramado sobre
estos creyentes y se convirtieron en personas transformadas, y ese día está
todavía con nosotros. Empezó hace más de dos mil años y no ha terminado
todavía. De hecho, en el Día de Pentecostés, Pedro se puso en pie y situó,
por así decirlo, entre paréntesis sus extremos, los sucesos que marcarían el
comienzo y el final del día del Espíritu. Empieza cuando es derramado el
Espíritu Santo, tal y como había sido profetizado por el profeta Joel. Pedro cita
esta profecía, diciendo: “Esto es lo dicho por el profeta Joel” (Hechos
2:16), este derramamiento del Espíritu sobre las personas; y acaba, dice,
cuando “el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que
venga el día del Señor, grande y glorioso” (Hechos 2:20). ¡Señor, qué privilegio vivir en
este nuevo día cuando el Espíritu ha sido derramado e incluso vive en mí!
Enséñame a tener en cuenta esta profunda realidad hoy. |
|
|
|
Aplicación a la vida |
|
¿Cuál es el secreto definitivo de nuestras
vidas? ¿Cómo podemos saber que esto es la verdad? ¿De qué modo se relaciona
nuestra identidad con nuestra realidad? |
|
Versículo para hoy:
miércoles, 15 de julio de 2020
15 de julio - El secreto de nuestra identidad - Ray Stedman
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario