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Lot había alzado sus ojos y había
escogido para sí mismo, pero ahora Dios le dice al hombre de fe, que vive en
su tienda de campaña en la ladera de la colina: “Abram, alza ahora tus ojos”.
¿A dónde? A todas partes, al norte, al sur, al este (la porción que escogió
Lot) y al oeste. ¡Toda la tierra le pertenece! La tierra es de manera consistente
el símbolo para nosotros de la plenitud de vida en el Espíritu de Dios; la
vida de gozo, poder, amor y gloria; la vida de ministerio refrescante a
otros. Sin duda esto fue lo que deseó Pablo para nosotros cuando dijo en
oración: “Seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál
sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor
de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la
plenitud de Dios” (Efesios 3:18-19). Todo esto nos pertenece, si estamos
dispuestos a permitir que Dios escoja las cosas para nuestra vida. ¡Lot no
conocerá esto nunca! Ni tampoco lo haremos nosotros, si somos los que
escogemos basándonos en lo que vemos, relacionado con las normas materialistas
y comerciales de las personas que nos rodean. Pero si nos sentimos
satisfechos con lo que Dios nos da en la vida, toda la plenitud de Cristo nos
pertenecerá. Entonces Dios le dijo a Abram: “No
solo te doy a ti esta tierra, sino que la llenaré con tus descendientes”. Es
decir: “Haré que lleves fruto por encima de lo que puedas imaginarte. Haré
que tu vida sea de tal bendición que, después de que tú desaparezcas, habrá
aquellos que se levantarán y dirán: “Yo recibí mi vida espiritual por medio
de ese hombre; recibí la fortaleza para mi viaje por medio de él, que ha sido
una gran bendición para mí y para mi vida”. Entonces le dijo a Abram:
“Levántate y recorre la tierra a lo largo y a lo ancho, porque a ti te la
daré”. La tierra significa todo lo que Cristo será para nosotros a lo largo
de las edades eternas venideras. Pero Dios nos está diciendo: “No esperéis
que suceda. No tenéis que esperar a moriros para disfrutar esto. Lo podéis
tener ahora si estáis dispuestos a recibirlo en Cristo. ¡Caminad por la tierra;
poseedla ahora!” Dondequiera que Abram se quiso
mover en aquella tierra, Dios le abrió la puerta, pues toda la tierra le
pertenecía. Los cananeos y los ferezeos tuvieron que marcharse cuando Abram
llegó allí. Por lo tanto, el Espíritu de Dios nos declara en Romanos 6:14:
“El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino
bajo la gracia”. ¡Siempre que quiera usted verse libre de la debilidad, de la
ruina y del poder del pecado, puede conseguirlo! La tierra se encuentra ante
usted. ¡Poséala! Todo el mundo vive en un mundo
exactamente igual al de Abram y Lot, un mundo en el que los valores
materiales constantemente nos obligan a decidir. Contamos con poco tiempo
para invertir y nos sentimos presionados para escoger lo mejor para nosotros
mismos mientras nos sea posible. Podemos decir juntamente con Lot: “Quiero lo
que el mundo pueda ofrecerme ahora. Quiero las ciudades en la planicie”. O
podemos esperar con Abram, satisfechos con nuestra tienda y el altar,
disfrutando las bendiciones de la tierra por medio de la fe ahora y esperando
que Dios cumpla todas Sus promesas en esa maravillosa era que aún ha de
venir. Padre, concédeme la gracia de
permitir que seas Tú el que decida por mí. Crea en mí el deseo de la plenitud
de la tierra. Haz que me sienta descontento con mi posesión actual de ella y
llévame al pleno conocimiento del amor de Cristo. |
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Aplicación a la vida |
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Son muchas las decisiones que
tenemos que tomar a diario. ¿Nos están llevando nuestras decisiones más y más
al pleno conocimiento del amor de Cristo? ¿De qué modo se compara esto con el
contentamiento? |
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Versículo para hoy:
viernes, 5 de junio de 2020
5 de junio - Dejando a Dios escoger - Ray Stedman
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