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La expresión que se encuentra al
principio de este relato, “sentado a la puerta” de la ciudad, es una
expresión oriental que es preciso que entendamos. Esto no quiere decir
sencillamente que Lot estuviese pasando el tiempo del día a la puerta. Esta
es una frase técnica que significa que era el principal magistrado de la
ciudad de Sodoma. Su trabajo no era tan solo dar la bienvenida oficial a los
visitantes a la ciudad, sino también investigar la naturaleza de cualquier
persona extraña que pudiese llegar y además administrar justicia en relación
con cualquier pelea. El equivalente más cercano hoy en día sería el oficio de
alcalde. Quiero ser justo con Lot, pues creo
que estaba dispuesto a hacer lo que fuese justo. Está claro, basándonos en el
relato de su vida, que, aunque deseaba sacarle algo a Sodoma, también deseaba
poner de su parte por hacer cosas por Sodoma. Posiblemente pensase para sí
mismo: “Bueno, es posible que les haga bien a estas gentes. Puede que me gane
a algunas de ellas del mal a la fe. Puedo ganar dinero más de prisa aquí que
en ningún otro lugar, eso es verdad, pero además es posible que necesite
limpiar un poco la ciudad. Es un lugar malvado, y es posible que pueda mejorar
su vida moral”. Cuando Lot se trasladó a Sodoma, esto es sin duda en lo que
estaría pensando. Antes de que pasase demasiado tiempo, se convirtió en el
alcalde de la ciudad, en el hombre más respetado y en el dirigente de la vida
cívica. A mí me hubiese gustado poder
hacerle una pregunta a Lot. “Lot, has tenido un gran éxito en tu vida. Has
logrado pasar de no ser nadie a convertirte en el alcalde de la ciudad.
Llegaste a ella como un forastero desconocido y has conseguido tanto riqueza
como honor en la ciudad de Sodoma. Mi primera pregunta es la siguiente: ¿De
qué manera ha afectado tu propia vida interior el haber decidido quedarte en
Sodoma?” Fíjese el lector en el nivel del
mal en la ciudad. Este es el motivo por el que Dios visitó la ciudad con el
juicio. El versículo 4 dice que todos los hombres de la ciudad, tanto los
jóvenes como los ancianos, rodearon la casa. Todas las gentes de Sodoma
participaban en la homosexualidad. Al leer este relato, puede usted fijarse
en la reacción de Lot, que es una reacción de disgusto y de vergüenza.
Segunda de Pedro dice que Lot se sintió “abrumado por la conducta pervertida
de los malvados, (pues este justo, que habitaba entre ellos, afligía cada día
su alma justa viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos)” (2:7b-8). Esta es una imagen de descontento,
de desconcierto y de frustración. El alma de Lot se sintió continuamente
mortificada. Había probado lo suficiente de cosas superiores de comunión con
Dios de modo que nunca podría sentirse satisfecho con estas cosas sórdidas,
horribles, obscenas y lujuriosas de Sodoma. ¿Dónde estaban el descanso, la
paz y tranquilidad del corazón? Estaba allá arriba en la tienda de campaña de
Abraham bajo el roble. Pero aquí en la ciudad de Sodoma estaba este hombre
llamado Lot. ¿De qué sirve tener lujos y riqueza, así como las ganancias
materiales, si el corazón está continuamente lleno de un gran anhelo que no
puede ser satisfecho ni alimentado? La respuesta de Lot a esta pregunta debe
de ser que su propia vida se había visto dolorosamente frustrada y arruinada
a causa de la vida en la ciudad de Sodoma. Señor, líbrame de años perdidos en
los que sacrifico la comunión contigo por alcanzar el éxito según la manera
de entenderlo de este mundo. |
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Aplicación a la vida |
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En nuestra búsqueda del éxito
mundano podemos perjudicar gravemente la vida interior del alma. ¿Necesitamos
nosotros evaluar de nuevo nuestros objetivos e investir nuestras vidas en los
valores eternos? |
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Versículo para hoy:
miércoles, 17 de junio de 2020
17 de junio - Los años perdidos - Ray Stedman
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