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Es el ángel del Señor el que
encuentra a Agar. Esta es la primera vez que aparece la frase “el ángel del
Señor” en las Escrituras, y al compararla con otros usos nos damos cuenta de
que esta frase se refiere a quien es el Cristo pre-encarnado. Él le dice
varias cosas a ella. Primero: “¿De dónde vienes y a dónde vas?” Estas son
preguntas que llaman la atención. Agar responde a la primera pregunta, pero
no tiene nada que decir acerca de la segunda, porque no sabe a dónde va. ¿A
dónde puede ir? La pregunta pone claramente de manifiesto su impotencia al
llamar su atención al tema. Luego el ángel le dice: “Vuélvete y
sométete”. Esta es la única manera de experimentar la gracia y la bendición
de Dios. Si ella hubiese continuado vagando por el desierto, hubiera sido
desastroso porque tanto ella como el bebé que llevaba en su seno hubiesen
muerto. Cuando Dios nos encuentra vagando, esto es lo que dice siempre:
“¡Vuélvete y sométete!” “Sométete a las circunstancias que te desagradan y yo
lo resolveré. Hacer cualquier otra cosa sería una insensatez”. Al mandamiento de regresar le
acompaña la promesa de bendición. La bendición sigue siempre a la obediencia.
“Multiplicaré tanto tu descendencia que por ser tanta no podrá ser contada”.
Y a continuación le sigue la profecía sobre la naturaleza de Ismael. “Será un
hombre fiero; su mano se levantará contra todos y la mano de todos contra
él”. Será un hombre no conformista, una mula tozuda, un hombre con quien
nadie se puede llevar bien. Agar, entendiendo en estas palabras
algo acerca de la omnisciencia y el poder de Dios, se refiere a Él, diciendo:
“El Dios que me ve”. Esta fue la circunstancia que la impresionó. “He aquí un
Dios que me ve y que me conoce tal y como soy y todo lo que a mí se refiere”.
De modo que llamó al pozo: “Pozo del Viviente-que-me-ve”. ¿Ha descubierto usted a Dios como
Aquel que vive y ve, el que sabe todo acerca de su vida y sus circunstancias?
¿El que conoce el pasado y el futuro y le dice a usted, como le dijo a Agar:
“Vuélvete y sométete”? Este es el lugar de la bendición prometida. Se nos dice además que este pozo se
encontraba situado entre Cades y Bered. Cades significa “santidad” y Bered
significa “granizo” o “juicio”. He aquí el pozo de la gracia, entre la
santidad y el juicio. Cuando nosotros comenzamos a apartarnos del lugar de la
bendición de Dios, vamos con toda seguridad en dirección al juicio, y Dios se
encuentra con nosotros por el camino en el pozo de la gracia, diciendo:
“Espera un momento. No quiero que informes a otras personas acerca de esto.
No quiero juzgarte abiertamente. No quiero traer pruebas o aflicción o
sufrimiento a tu vida para hacerte escuchar. Escúchame ahora. Vuélvete y
sométete para que no tenga que hacer esto”. Este es el pozo de la gracia. Así
que Agar vuelve, y poco después nace Ismael. Padre amado, enséñame que Tú eres
el “Dios que me ve” y, cuando yo salgo corriendo, enséñame a volver y a
someterme. |
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Aplicación a la vida |
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¿Tenemos nosotros una visión de
Dios como el que nos ve a nosotros, nos conoce y se ocupa de manera íntima de
nosotros? ¿Corremos hacia Él, o nos apartamos de Él? |
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Versículo para hoy:
jueves, 11 de junio de 2020
11 de junio - El Dios que ve - Ray Stedman
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