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Cuando yo era niño en Montana,
realmente lo único que teníamos para leer durante los largos meses de
invierno era un catálogo de Sears y Roebuck. Tenía sus límites en lo que se
refiere al material de lectura, pero ¡qué tremenda cantidad de cosas incluía!
Nos llevó semanas enteras ver una sola sección de él. Podíamos mandar a pedir
cualquier cosa que tuviésemos el dinero para pagarla, pero hubiera sido
totalmente inútil hacer un pedido de algo que no estuviese en el catálogo, y
lo mismo sucede con la oración. Dentro de la voluntad de Dios hay cosas
realmente impresionantes, un gran número de dones, que Él ha provisto para
los suyos. La voluntad de Dios incluye todo lo que necesitamos. Todo cuanto
podemos desear se encuentra disponible para nosotros, para nuestros seres
amados y para nuestros amigos, siempre y cuando sea conforme a la voluntad de
Dios. No hay nada que necesitemos pedir en oración que no sea conforme a Su
voluntad, pues fuera de ella solo hay cosas que nos dañan, nos hieren y
nos destruyen. Tal vez no sepamos exactamente si
una petición es la voluntad de Dios para nosotros, y los ejemplos en las
Escrituras dejan claro que no está mal pedir incluso estas cosas. Pero
debemos añadir siempre, de la misma manera que lo hizo Jesús en el huerto de
Getsemaní: “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42), porque
la oración ha sido diseñada para obtener las cosas que son conforme a la
voluntad de Dios. Por lo tanto, Juan dice que cuando sabemos que lo que
pedimos es conforme a la voluntad de Dios, porque hemos encontrado una
promesa de Dios en las Escrituras o porque hemos buscado la mente de Dios y
hemos sentido una profunda y resuelta convicción en nuestro corazón del
Espíritu Santo, sabemos que Él nos escucha. Dios oye siempre las oraciones
que son conforme a los límites de Su voluntad. Jesús pudo decir: “Padre, gracias
te doy por haberme oído” (Juan 11:41), porque todo lo que Él hizo estuvo
dentro de los límites de la voluntad de Dios. Eso hace que tengamos la
seguridad de la oración, la certeza de saber que Él nos oye, como dice Juan,
y entonces “sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”. ¡Piense
usted en esto! Si sabemos que es conforme a Su voluntad, sabemos que Él nos
ha escuchado, y si sabemos que nos ha oído, sabemos que lo tenemos y Dios ya
ha concedido la petición. En otras palabras, Dios nunca dice que no, excepto
a lo que no es conforme a Su voluntad. ¿Se atreve usted a creer esto? Dios no tiene favoritos. Tiene a
personas íntimas, pero todo aquel que se adapta al programa que Él ha
diseñado y desea tener intimidad con Él puede conseguirlo. Cualquiera que lo
desea puede, pero el secreto de la oración es creer que Dios ha concedido
todo lo que le hemos pedido, si es conforme a Su voluntad. El secreto es
aceptar que lo tenemos, como dice Juan: “Sabemos que hemos obtenido la
petición que le hemos hecho”. No está intentando bromear o pretender que Dios
le ha dado algo. Lo que él está diciendo es que cuando oramos y la petición
la hacemos conforme a la voluntad de Dios, la respuesta es absolutamente
segura, y es solo cuestión del tiempo de Dios en lo que se refiere a cuándo
tendremos la respuesta. Podemos recibir de Él y darle las gracias por lo que
ya nos ha dado, esperando recibirlo en el tiempo de Dios. Padre, te doy gracias por Tu
Palabra. Concédeme que pueda ser obediente a ella, no solo orando por otras
personas sino también por mí mismo. |
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Aplicación a la vida |
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La oración ha sido diseñada
solamente para que podamos obtener lo que forma parte de la voluntad de Dios.
Una vez que hemos orado, ¿nos quedamos con la preocupación que nos haya
incitado a orar, o tenemos confianza? ¿Por qué? |
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Versículo para hoy:
sábado, 30 de mayo de 2020
30 de mayo - Orando con atrevimiento - Ray Stedman
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