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En este pasaje nos encontramos cara
a cara con esa tremenda declaración de las Escrituras: “Dios es amor”. Esto
significa que en el origen de todo lo que hace Dios está el amor. Por muy
difícil que nos parezca a nosotros, la fuente de la cual brota toda la
actividad de Dios es este amor, mediante el cual se entrega a Sí mismo.
Incluso Sus juicios, Sus condenaciones, las manifiesta con amor. El juzgar no
es algo separado del amor. Si me convence usted de que un Dios santo y
amoroso no puede juzgar a una persona pecadora, entonces me convencerá usted
también de que Él no puede amar a una persona pecadora. Inherente en la
cualidad del amor se halla el antagonismo hacia cualquier cosa que se oponga
al objeto del amor. Además, inherente en él se encuentra la cualidad del
juicio. Dios es un fuego purificador, que consume y quema la escoria a fin de
que Él pueda preservar el oro. Incidentalmente, es así como el libro de
Hebreos le describe: “nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29). No
siempre resulta fácil vivir con el amor por esta misma cualidad, a pesar de
que es la cosa más maravillosa en el mundo por su calor y por el hecho de que
todo lo incluye, aceptando a toda clase de personas y todas las condiciones,
sin buscar el mérito por parte del objeto amado. Ese es el amor de Dios. El Dr. H. A. Ironside acostumbraba
contar acerca de una mujer que fue a verle y le dijo: ―No tengo ningún
interés en la Biblia y toda su superstición cristiana; a mí me basta con
saber que Dios es amor. Él le contestó: ―¿Lo sabe usted de
verdad? Ella le dijo: ―Claro que lo sé; lo
he sabido toda mi vida. ―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que
todo el mundo lo sabe? ―Oh, sí ―contestó ella―, todo el
mundo sabe que Dios es amor. ―Bien ―dijo él―, ¿cree usted que
una mujer en la India, que está convencida de que su religión le exige que
coja a su hijo y lo tire al río como una ofrenda a los cocodrilos, tiene
algún concepto o idea de que Dios es amor? A lo que ella le contestó: ―Bueno,
no, pero eso es mera superstición. ―¿Cree usted que la persona en África que se inclina ante sus ídolos de madera y de piedra, temblando de
temor pensando que la puedan golpear y destruir su cosecha, quitarle sus
hijos e incluso herirle a él, cree usted que tiene la menor idea de que Dios
es amor? ―le preguntó. Ella dijo: ―No, pero en todos los
países civilizados sabemos que Dios es amor. ―Bueno ―dijo él―, ¿cómo sabemos
eso? ¿Cómo sabemos que Dios es amor? ¿Enseñaron esto los antiguos? ¿Enseñan
las otras religiones en la tierra y muestran que Dios es amor? ¿Sabe usted
que el único motivo por el que sabemos que Dios es amor es porque envió a Su
Hijo y se manifestó Él mismo como amor? El libro que nos habla acerca del
Señor Jesucristo es el único libro en el mundo que contiene la idea que el
Dios tras toda la materia creada es un Dios de amor. La creación revela Su
poder, Su grandeza y Su energía, pero no hay nada en la naturaleza que diga:
“Dios es amor”. La única manera que tenemos para saberlo es que Dios
manifestó Su amor dando a Su Hijo. Padre, solo Tú eres la fuente de
este amor, la única clase que satisface el anhelo del corazón del reclamante. Yo
oro pidiendo que sea capaz de reconocerme a mí mismo como persona que ha sido
llamada a realizar esta gran labor de ser una demostración de esta clase de
amor. |
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Aplicación a la vida |
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Dios mostró Su amor enviando a Su
Hijo para que nosotros podamos vivir por medio de Él. ¿Hemos aprendido
nosotros a reconocer la verdadera naturaleza del amor tal y como ha sido
manifestado en todas las acciones de Dios? |
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Versículo para hoy:
lunes, 25 de mayo de 2020
25 de mayo - Dios es amor - Ray Stedman
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