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¿Por qué es que algunos cristianos
dan la impresión de haber sido transformados por medio del contacto con
Jesucristo, pero otros no? Algunos cristianos, incluso aquellos que hace
mucho tiempo que lo son, dan la impresión de ajustarse perfectamente al mundo
que les rodea, teniendo incluso puntos de vista y perspectivas deformadas. A
pesar de lo cual, todos ellos afirman resueltamente que son cristianos, que
también ellos han nacido de nuevo por la fe en Jesucristo. De modo que no es
extraño que el mundo pregunte: “¿Qué es lo que está mal? ¿Por qué es verdad
esta condición?” El secreto, dice Juan, es la comunión.
¿Qué es la comunión? En la marina
acostumbrábamos a decir que era dos compañeros en el mismo barco, y en cierto
sentido eso es verdad porque tienen efectivamente algo en común, el mismo
barco. Esa es la base del compañerismo, porque esencialmente esta palabra
significa “tener todas las cosas en común”. Cuando una persona tiene algo en
común con otra, lo que tiene es comunión con esa persona. Si no tiene usted
nada en común, no tiene usted comunión, pero todos tenemos cosas en común.
Compartimos la vida humana en común, y la mayoría de nosotros tiene en común
la ciudadanía americana. Pero Juan está hablando acerca de una comunión única
que es solo posesión de aquellos que comparten la vida juntos en Jesucristo.
Esto hace que sean uno, y esta “unidad” es la base del llamamiento de las
Escrituras: vivir juntos en ternura y amor los unos para con los otros. No
porque seamos inherentemente personas maravillosas o tengamos personalidades
extraordinarias, o que lo seamos por tener una naturaleza agradable, o porque
seamos amables, cariñosos y tiernos todo el tiempo, porque a veces estamos de
mal humor, somos insensibles y además irritamos a los demás. A pesar de lo
cual, aún debemos de amarnos los unos a los otros. ¿Por qué? Porque
compartimos juntos la vida, así que tenemos algo en común. Compartimos la
vida del Señor Jesucristo y, por lo tanto, tenemos comunión los unos con los
otros.
Es preciso que entendamos la
diferencia que hay entre relación y comunión. La relación significa ser
miembro de la familia de Dios por la fe en Jesucristo, y esto se establece
pidiéndole a Él que entre en su vida y en su corazón. Juan deja esto claro al
final de su epístola. “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al
Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12), es decir: no tiene una relación.
La vida cristiana comienza justo ahí, con el tema de la relación. El tener
relación quiere decir aceptar a Cristo, y la relación es conocerle a Él.
Usted no puede tener comunión hasta que no haya establecido una relación,
pero sin duda puede usted tener una relación sin tener comunión. Las
relaciones hacen que formemos parte de la familia de Dios, pero la comunión
permite que la vida de esta familia brille por medio de nosotros. Eso es lo
que hace la diferencia entre los cristianos. La comunión es la clave del
cristianismo vital. Es por ello que esta epístola, que nos llama a seguir los
temas fundamentales, se concentra primero en esto. La pregunta importante es:
¿Está usted, como cristiano, disfrutando la comunión con el Padre y con Su
Hijo?
Padre, enséñame más acerca de la
riqueza y la gloria de la comunión ferviente con Cristo, donde todo lo que soy está a
Su disposición y estoy experimentando el maravilloso gozo por todo lo que Él ha puesto a mi disposición.
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Aplicación a la vida
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¿Nos asombramos a veces al
encontrarnos con las diferencias en nuestras experiencias con otros que
profesan ser cristianos? ¿Cuál es una diferencia clave entre relación y
comunión?
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Versículo para hoy:
viernes, 1 de mayo de 2020
1 de mayo - La vida con el Padre - Ray Stedman
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