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¿Qué es lo que se encuentra en este
pasaje tras las acciones de Dios? ¿Está acaso celoso del hombre? ¿Se siente
Dios amenazado por esta torre de barro y de lodo que han edificado estos
hombres? ¿Significa esto que teme que los hombres dominen todas las cosas de
manera que Él no pueda ya controlarlos, de modo que los fundamentos mismos
del universo se vean amenazados por estos seres inventivos? No, aunque así es
como lo interpretan las personas que leen esto. ¡Nos hemos estado diciendo
siempre a nosotros mismos que podemos hacer cualquier cosa que queramos, si
realmente lo deseamos con todas nuestras fuerzas! Por lo tanto, no
necesitamos a Dios y Él es opcional en la vida humana.
Es verdad que Dios admite que los
humanos podemos hacer muchas cosas si nos proponemos hacerla. Podemos hacer aparentemente cualquier cosa, pero ¿qué podemos decir sobre el
hecho de ser? Esa es la cuestión. Como verá usted, existe un fallo
fatal en la manera de pensar de las personas. ¿Qué es lo que de hecho se
proponen hacer? La respuesta definitiva es que pretenden glorificarse a sí
mismas, en otras palabras, ser Dios. Dios sabe que las personas son incapaces
de esto porque no son más que criaturas. Las fuerzas mismas que creen poder
manipular para realizar sus propósitos son fuerzas que forman parte de sus
propias vidas que no consiguieron realizar y de las cuales dependen
continuamente. Por lo tanto, los seres humanos son incapaces de ser los
dioses que pretenden ser.
¿Recuerda usted la historia del
muchacho que se puso al servicio de un brujo para ser su criado y llevar su
agua? Al igual que cualquier niño, buscó a su alrededor para encontrar la manera más fácil de hacer su trabajo. Un día cuando su amo se hallaba
ausente, se puso a buscar entre los avíos mágicos del hechicero. Encontró
ciertos libros con palabras mágicas en ellos, aprendió unas cuantas de ellas
y las practicó con la escoba. Ante su asombro descubrió que podía darle
órdenes a la escoba para que llevase agua en cubos. Se sentó tranquilamente,
abrió una revista y se puso a leerla mientras la escoba llevaba el agua, cubo
tras cubo. Pero cuando pasó un poco de tiempo, se dio cuenta de que había
algo de humedad en el suelo. Ante su consternación se dio cuenta de que las
tinajas y las palanganas estaban todas llenas y la escoba seguía trayendo
agua. Se puso de pie y pronunció la encantación mágica, pero la escoba
continuó trasportando el agua. Cuando empezó a subir el nivel alrededor de
sus talones, el niño se sintió dominado por el pánico, no sabiendo qué hacer.
Pronunció a gritos cada una de las palabras mágicas que había aprendido, pero
nada le funcionó. No tardó el agua en alcanzar el nivel de su cuello y el
niño empezó a gritar angustiado, dándose cuenta de que no había aprendido lo
suficiente. Fue salvado en el último momento por el regreso del hechicero,
que aclaró toda la situación.
Este cuento de hadas refleja las
mismas verdades que la torre de Babel. Los seres humanos, en su inventiva,
creen que pueden dominar la tierra. Pero las mismas soluciones de las que se
valen se convierten en problemas más graves que son incapaces de resolver.
Entonces les elude todo el vasto esquema de cosas y no pueden resolverlas.
Por lo tanto y por causa de toda la raza humana, no porque Dios les tema sino
por amor a ellos, para protegerlos de sí mismos, Dios dice: “Ahora, pues,
descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla
de su compañero”, para evitar que se destruyan a sí mismos de la faz de la
tierra, porque no son lo suficientemente buenos como para resolver la
situación.
Señor, en Tu gracia Tú me humillas
y haces que tenga que depender de Ti. Confieso que yo no soy Tú y no puedo
hacer lo que Tú haces.
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Aplicación a la vida
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A pesar del progreso increíble en
las tecnologías de la comunicación, el mundo está más dividido que nunca.
¿Estamos nosotros jugando con Dios, intentando hacer que Dios sea opcional
con nuestra propia inventiva?
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Versículo para hoy:
jueves, 30 de abril de 2020
30 de abril - El control de Dios - Ray Stedman
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