“Las inescrutables riquezas de Cristo”. Efesios 3:8.
MI Señor tiene riquezas que sobrepasan los cálculos de la aritmética, la medida de la razón, la visión de la imaginación o la elocuencia de las palabras. ¡Son inescrutables! Tú puedes considerar y estudiar y ponderar, pero Jesús es un Salvador más grande de lo que tú puedes suponer cuando supones lo más grande. Jesús está más pronto a perdonar que tú a pecar; es más capaz de perdonar que tú de transgredir. Mi Señor está más dispuesto a suplir tus necesidades que tú a confesarlas. Nunca pienses con desprecio de mi Señor Jesús. Cuando pones la corona sobre su cabeza, lo estás coronando con plata, cuando él merece oro. Mi Señor tiene riquezas de felicidad para concederte ahora. El puede hacerte yacer en lugares de delicados pastos y guiarte junto a aguas de reposo. No hay música como la suya cuando él es el Pastor y tú la oveja y te acuestas a sus pies. No hay amor como el suyo; ni la tierra ni el cielo lo pueden igualar. Conocer a Cristo es ser hallado en él. ¡Oh!, esto es vida, esto es gozo, esto es meollo y grosura, vino sobre las heces bien refinado. Mi Señor no trata a sus siervos brutalmente. El les da como un rey a otro rey. Les da dos cielos: uno aquí mientras lo sirven, y otro allá cuando se gocen con él para siempre. Sus inescrutables riquezas serán mejor conocidas en la eternidad. Mientras te diriges al cielo te dará todo lo que necesitas. Tu guarida serán las fortificaciones de las peñas; tu pan te será dado y tu agua será segura. Pero es allá, ALLÁ, donde oirás los cantos de los que triunfan, la aclamación de los que se gozan y donde verás cara a cara al Glorioso y Amado. ¡Las inescrutables riquezas de Cristo! Este es el tono para los cantores de la tierra y el canto para las arpas del cielo. Señor, enséñanos más de Jesús y nosotros daremos a otros las buenas nuevas.
Charles Haddon Spurgeon.
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