La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de
Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía. Cuando él llegó y vio las
evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme
propósito de permanecer fieles al Señor. Hechos 11:22-23.
El Espíritu de Dios que
Cristo nos da mueve a los hombres a tener pensamientos elevados y nobles. El
egoísmo no domina nunca más al hombre que cree en Cristo; este ama a sus
semejantes, desea su bien, puede perdonarlos si lo acosan, puede entregar su
vida por ellos. ¿Acaso no hemos tenido a muchos que han salido para ir a los
paganos y dar sus vidas por la causa de Cristo? Estuve hablando con un hermano
del Congo, le hablé de las muchas muertes que sucedían allí y me dijo: «Sí,
parece algo muy triste que tantos misioneros deban morir, pero señor», añadió,
«esa es la primera cosa que hemos hecho en África que brinda alguna esperanza.
Con frecuencia he oído que los nativos me dicen: “Estos hombres deben tener una
religión verdadera, porque de no ser así no hubieran venido aquí a morir por
nosotros, los pobres hombres negros”. Los hombres comienzan a creer en este
nuevo tipo de evidencia. La sangre del misionero se convierte en la semilla de
la iglesia». No dudo que así sea. Y amado, si tú y yo somos capaces de comenzar
a vivir por completo para Cristo, si podemos vivir con nobleza, si podemos
deshacernos de nuestro yo, si somos capaces de elevarnos por encima de las
cosas materiales y probar que creemos en todo lo que decimos, convenceremos a
nuestros semejantes de la verdad de nuestra religión.
A través de la Biblia en un año: Proverbios 22-24
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