¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda
la masa? 1 Corintios 5:6.
¡Ay, si nuestra madre
Eva hubiera cerrado los ojos cuando la serpiente señaló aquella hermosa manzana
en el árbol! ¡Ay, si hubiera cerrado los ojos ante ella! Ay, si hubiera dicho:
«No, ni siquiera la voy a mirar». El mirar lleva a desear, y el deseo conduce
al pecado. Dices: «No puede haber daño alguno en mirar, en ver por uno mismo,
¿no se nos ha dicho que probemos todas las cosas?» «Solo ven aquí, joven», dice
el tentador, «no sabes lo que es la vida; una noche será suficiente para
mostrarte un poco de alegría. Solo ven por una o dos horas y mira». «Oh, no»,
dice el hombre cuyos ojos ven al Rey en su hermosura, «el árbol del
conocimiento del bien y del mal nunca trajo al hombre ningún bien, así que por
favor, déjame solo. Cierro mis ojos para no verlo. No quiero participar, ni
siquiera como espectador».
Recuerda que no puedes
tener solo la mitad de Cristo. No lo puedes tener como tu Redentor si no lo
tienes como tu Gobernador. Tienes que recibirlo tal y como es. Él es un
Salvador, pero él salva a su pueblo de sus pecados. Ahora bien, si alguna vez
recibiste a Cristo como tu Salvador, encontraste belleza en él. Él es precioso
a tus ojos, porque lo más precioso que existe en el mundo para un pecador es su
Salvador. Si es así, cerrarás tus ojos para no ver, tus oídos para no oír, tus
manos para que no toquen cualquier iniquidad, y retirarás tu pie de ella para
vivir la vida que vives en la carne por la fe en el Hijo de Dios, para su
gloria y honor.
A través de la Biblia en un año: Job 29-32
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