Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá
arrebatármelas de la mano. Juan 10:28.
No puedo avanzar una
pulgada sin orar en el camino, ni mantener la pulgada que gano sin vigilar y
permanecer firme. Solo la gracia puede preservarme y perfeccionarme. La vieja
naturaleza acabará con la nueva naturaleza si le es posible; y hasta este
momento la única razón por la que mi nueva naturaleza no está muerta es esta:
porque no puede morir. De haber podido morir, hace mucho tiempo que habría sido
asesinada, pero Jesús dijo: «A mis ovejas les doy vida eterna» y «el que cree
en mí tiene vida eterna» y por lo tanto el creyente no puede morir. La única
religión que te salvará es aquella que no puedes dejar porque te posee y no te
dejará. Tener a Cristo viviendo en ti y la verdad incrustada en tu misma
naturaleza, ay señores, esta es la cosa que salva el alma y nada menos que
esto. Está escrito en el texto: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su
Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga
vida eterna». ¿Qué es esto sino una vida que durará hasta tus sesenta años y
hasta diez más, una vida que eclipsará esas estrellas y aquella luna; una vida
que coexistirá con la vida del Padre Eterno? Mientras haya un Dios, el creyente
no solo existirá sino que vivirá.
A través de la Biblia en un año: Éxodo
25-28
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