Versículo para hoy:

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” -Romanos 10:9-10

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jueves, 13 de septiembre de 2018

SEPTIEMBRE 13

“También sus cielos destilarán rocío”. Deuteronomio 33:28.

Lo que es el rocío en el Oriente en la naturaleza, así es la influencia del Espíritu en el reino de la gracia. ¡Cuánto lo necesito! Sin el Espíritu de Dios soy una cosa seca y que decae. Desmayo, decaigo, muero. ¡Cuán agradablemente me refresca este rocío! Una vez que así soy favorecido me siento contento, animado, vigoroso, exaltado. No necesito más. El Santo Espíritu me trae vida, y todo lo que la vida requiere. Todo lo demás sin el rocío del Espíritu es para mí menos que nada; oigo, leo, oro, canto, voy a la mesa de comunión y no encuentro bendición allí hasta que el Espíritu Santo me visita. Pero cuando Él me riega todos los medios de gracia me son dulces y provechosos.

¡Qué promesa es esta para mí! “Sus cielos destilarán rocío”. Seré visitado con la gracia. No seré dejado a mi sequedad natural, ni al calor abrasador del mundo, ni al siroco de la tentación satánica. ¡Oh que en esta misma hora sienta yo el rocío apacible, silencioso y bienhechor del Señor! ¿Y por qué no? El que me ha hecho vivir como la hierba en el prado, me tratará como trata a la hierba; me refrescará desde lo alto. La hierba no puede clamar por el rocío como lo hago yo. Verdaderamente el Señor que visita la planta que no pide, contestará a su hijo que le ruega.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

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