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viernes, 31 de enero de 2025

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816-1900)

 

(c) Destaquemos, en tercer lugar, que Lot no dejó evidencias cuando falleció.

Poco sabemos de Lot después que huyó de Sodoma, y lo poco que sabemos, es negativo.

Su ruego por ir a Zoar, porque era "pequeña", su partida de Zoar después y su conducta en la cueva, cuentan la misma historia. Demuestran la poca gracia en él y el estado degradante en el que había caído su alma.

No sabemos cuánto tiempo más vivió después de su huida. No sabemos dónde murió ni cuándo, tampoco si volvió a ver a Abraham, de qué murió ni lo que decía y pensaba. Todo esto es un misterio. La Biblia nos cuenta los últimos días de Abraham, Isaac, Jacob, José y David, pero ni una sola palabra acerca de Lot. ¡Oh, que lecho de muerte tan sombrío debió haber sido el de Lot!

La Biblia parece correr un velo a su alrededor. Hay un silencio doloroso acerca de los últimos días de su vida y su final. Parece extinguirse como se extingue una lámpara dejando tras sí un legado amargo. Y si no fuera porque el Nuevo Testamento dice específicamente que Lot era "justo", creo que, de hecho, dudaríamos de que Lot hubiera sido un alma salvada.

Pero no me extraña su triste final. El creyente que se detiene, que se mantiene pasivo, por lo general, cosecha según lo que sembró. A menudo, la muerte lo sorprende cuando está detenido. El final lo encuentra con poca paz. Llega al cielo, es cierto; pero llega en malas condiciones, cansado, con los pies lastimados, con debilidad y lágrimas, en la oscuridad y la tormenta. Es "salvo, aunque así como por fuego" (1Co. 3:15).

Le pido al lector de estas líneas que considere las tres cosas que acabo de mencionar. No me malentienda. ¡Es asombroso observar qué pronto aprovecha la gente cualquier excusa para entender mal las cosas que conciernen a su alma!

No digo que todos los creyentes que no se "detienen", por no hacerlo, sean grandes instrumentos de provecho para el mundo. Noé predicó ciento veinte años, a pesar de que nadie le creía. El Señor Jesús no era estimado por su propio pueblo, el judío.

Ni digo que todos los creyentes que no se detienen, por no hacerlo, sean el medio para que sus familias y parientes se conviertan. Muchos de los hijos de David eran impíos. Al Señor Jesús no le creían ni sus propios hermanos.

Pero sí digo que, es casi imposible, no ver alguna relación entre la mala elección de Lot con el hecho de que se detuvo, y entre el que Lot se detuviera y el hecho de que no fue de provecho alguno para su familia y el mundo. Creo que fue la intención del Espíritu que lo viéramos. Creo que el Espíritu tuvo la intención de que fuera una luz de advertencia para todos los cristianos profesantes. Y estoy seguro de que las lecciones que he tratado de sacar de toda esta historia merecen una reflexión seria.

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