La confusión
Sin embargo, es muy importante que todo el tema se establezca sobre un fundamento correcto y que lo que de él se desprenda, no sea perjudicado por declaraciones burdas, desproporcionadas y unilaterales. No nos sorprendamos de que tales declaraciones abunden. Satanás conoce bien el poder de la verdadera santidad y el daño inmenso que una atención creciente al tema causará a su reino. Es pues su intención, promover contiendas y controversias acerca de esta parte de la verdad de Dios. Justamente como en el pasado ha tenido éxito en mistificar y confundir el pensamiento humano con respecto a la justificación, ahora está tratando de dar "consejos oscuros con palabras sin conocimiento" acerca de la santificación. ¡Que Dios lo reprenda! No obstante, yo no puedo perder la esperanza de que del mal surja la buena voluntad de discutir lo que revele la verdad y que una variedad de opiniones nos lleven a escudriñar más las Escrituras, a orar más y a ser más diligentes en tratar de encontrar cuál es "el sentir del Espíritu".
Al dar a conocer esta obra, creo mi deber, ofrecer algunas sugerencias introductorias para los que están poniendo especial atención al tema de la santificación en la actualidad. Sé que hago esto a riesgo de parecer presuntuoso y, posiblemente, ofensivo. Pero algo hay que aventurar por el bien de la verdad de Dios. Por lo tanto, pondré mis sugerencias en forma de preguntas y les pido a mis lectores que las tomen como "precauciones para estos tiempos", en relación con el tema de la santidad.
Las preguntas
1. Pregunto, en primer lugar: Si es sabio hablar de la fe como lo necesario y como lo único requerido, según muchos parecen afirmar en la actualidad, al abordar la doctrina de la santificación.
¿Es sabio proclamar de una manera tan directa y no calificada, como muchos lo hacen, que la santidad del convertido es únicamente por fe y sin ningún esfuerzo de su parte? ¿Concuerda esto con la Palabra de Dios? Lo dudo.
Que la fe en Cristo es la raíz de toda santidad...
-Que el primer paso hacia una vida santa es creer en Cristo,
-Que hasta que no creemos no tenemos nada de santidad,
-Que la unión con Cristo, por fe, es el secreto, tanto del comienzo de ser santo y de seguir siendo santo,
-Que la vida que vivimos en la carne tenemos que vivirla por fe en el Hijo de Dios,
-Que la fe purifica el corazón,
-Que la fe es la victoria que vence al mundo,
-Que por fe los antiguos obtuvieron su recompensa
Todas estas son verdades que ningún cristiano bien fundamentado pensaría en negar. Aparte de esto, lo cierto es que las Escrituras nos enseñan que para seguir la santidad, el verdadero cristiano tiene que poner de su parte y esforzarse, además de tener fe. El mismo apóstol lo dice en una oportunidad "lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios". En otro lugar dice: "Peleo... corro... golpeo mi cuerpo" y en otros lugares: "Limpiémonos nosotros mismos... trabajemos... despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia..." (Gá. 2:20; 1 Co. 9:26,27; 2 Co. 7:1; He. 4:11; 12:1).
¡Además, las Escrituras no nos enseñan en ninguna parte que la fe nos santifica en el mismo sentido y de la misma manera como la fe nos justifica! La fe que justifica es una gracia que "no trabaja", sino que, sencillamente, confía, descansa y se apoya en Cristo (Ro. 4:5). La fe santificadora es una gracia cuya misma vida es acción, "obra por el amor" y, como una vertiente, mueve a todo el hombre interior (Gá. 5:6). Después de todo, la frase precisa "santificado por fe", se encuentra una sola vez en el Nuevo Testamento. El Señor Jesús le dijo a Saulo que lo enviaba "para que [otros] reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados". No obstante, en esto coincido con Alford que "por fe" se refiere a toda la oración y no se debe limitar a calificar la palabra "santificados". El sentido verdadero es que por fe en él: "...tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados". El sentido verdadero es que por fe en él: "...tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados". (Compare Hch. 26:18 con 20:32).
En cuanto a la frase "santidad por fe", no la encuentro en el Nuevo Testamento. No hay controversia en cuanto a que nuestra justificación ante Dios por fe en Cristo es lo primordial. Todos los que sencillamente creen, son justificados. La justicia es imputada "al que no obra, sino cree" (Ro. 4:5). Es absolutamente bíblico y correcto decir que "solo la fe justifica". Pero no es bíblico ni correcto decir "solo la fe santifica". La frase requiere mucha calificación. Baste lo siguiente: Pablo nos dice a menudo que el hombre es "justificado sin las obras de la ley". Por el contrario, Santiago nos dice expresamente que la fe que no se justifica visiblemente y se demuestra delante del hombre, es una fe que "si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Stg. 2:17). Quizá me respondan que por supuesto nadie quiere descartar a las "obras" como una parte esencial de una vida santa. No obstante, creo conveniente aclarar mejor esto, que lo que parece estar haciéndose en estos días.
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