"Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal de mi pacto con la tierra ", (Génesis 9:13)
Es la voluntad de Dios que los seres humanos establezcan una relación correcta con Él, y sus pactos
tienen ese propósito. ¿Por qué no me salva Dios? Él me ha salvado, pero aún no he entablado una relación
con Él. ¿Por qué no hace Dios esto y aquello? Lo ha hecho. El asunto es: ¿Entraré en la relación de ese
pacto? Todas sus grandes bendiciones han sido consumadas y están completas, pero me pertenecen a
partir del momento en que establezco una relación con Él fundamentada en su pacto.
Esperar que Dios obre es incredulidad, carnalidad. Significa que no tengo fe en Él y espero que haga algo
en mí para que yo pueda confiar en eso. Pero Él no lo hará, porque esa no es la base de su relación con el
hombre. En su pacto con Dios, el hombre debe ir más allá de la parte física y de los sentimientos, así
como Él va más allá de sí mismo para alcanzar al hombre con su pacto. Es cuestión de fe en Dios, algo
muy raro.
Tenemos fe solamente en nuestros sentimientos. No le creo a Dios hasta que pone algo tangible en mi
mano; y entonces, al saber que ya lo tengo, digo: "Ahora creo”. Aquí no hay ninguna fe. Dios dice:
"¡Mirad a mí y sed salvos"...!(Isaías 45:22).
Cuando realmente hago un compromiso con Dios sobre la base de su pacto y me rindo por completo, no
hay ninguna conciencia de méritos personales. No existe en ello absolutamente ningún ingrediente
humano, sino la abrumadora conciencia de ser llevado a la unión con Dios. Así, mi vida se transforma e
irradia paz y gozo.
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