"Y Dios le dijo: Toma ahora a tu hijo...", Génesis 22:2
El mandamiento de Dios es: Toma "ahora", no después. ¡Es increíble cómo discutimos! Sabemos que
algo es correcto, pero tratamos de encontrar excusas para no hacerlo enseguida. Nunca debemos escalar
hasta la altura que Dios nos muestra un poco más tarde; es necesario hacerlo de inmediato. El sacrificio se
efectúa primero en la voluntad, antes de que se realice de manera práctica.
"Abraham se levantó muy de mañana... y fue al lugar que Dios le había dicho", Génesis 22:3. ¡Oh, la
maravillosa sencillez de Abraham! Cuando Dios le habló, "no consultó con carne y sangre", es decir, con sus propios pensamientos, percepciones, gustos, o con cualquier cosa que no esté fundamentada en su
relación personal con Dios. Todos estos elementos compiten con la obediencia a Él y la estorban.
Abraham no eligió cual sería el sacrificio. Guárdate siempre de que seas tú quien escoja el servicio a
Dios. La abnegación personal puede ser una enfermedad que daña tu servicio. Si Dios ha hecho dulce tu
copa bébela con gracia; si la he hecho amarga, bébela en comunión con Él. Si su voluntad providencial
para ti es un período duro y de gran dificultad, sopórtalo, pero nunca elijas el escenario de tu propio
martirio. Dios eligió la prueba para Abraham y él no se demoró ni argumentó. Obedeció con firmeza. Si
no estás viviendo en comunión con Él, es fácil culparlo o juzgarlo. Antes de que tengas algún derecho de
pronunciar un veredicto, debes superar la prueba porque así aprendes a conocer mejor a Dios. Él está
obrando para que alcancemos sus fines más elevados, hasta que su propósito y el nuestro sean uno sólo.
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