"Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo", 2 Corintios 10:5
Otras cosas, disciplínalas con determinación.
Este es otro aspecto difícil de la agotadora naturaleza de la
santidad. Pablo dijo, según la traducción de Moffat sobre este versículo: "Tomo prisionero todo proyecto
para obligarlo a Cristo". ¡Gran parte de la obra cristiana actual no es el resultado de la disciplina, sino que
se ha iniciado simplemente por un impulso! En la vida de nuestro Señor cada proyecto fue sometido a la
voluntad de Dios. No hubo el movimiento de un impulso de su propia voluntad distinto al de su Padre.
"No puede el Hijo hacer nada por sí mismo", Juan 5:19. En cambio, nosotros tomamos por impulso cada
pensamiento o proyecto que nace y saltamos a la acción inmediatamente, en lugar de cautivarlo y
someterlo para que obedezca a Cristo.
En estos días se hace demasiado énfasis en el trabajo práctico de los cristianos y a los que están llevando
cautivo todo pensamiento se les critica por ser indecisos y carecer de celo por Dios o por las almas. Pero
la verdadera decisión y el celo están en obedecer a Dios y no en la inclinación a servirle que nace de
nuestra naturaleza humana indisciplinada. Es inconcebible, pero cierto, que los creyentes no estén
llevando cautivo todo proyecto, sino que están haciendo un trabajo para Dios estimulados por su
naturaleza humana y sin la espiritualidad que es producto de una disciplina decidida.
Somos propensos a olvidar que una persona no sólo se somete a Jesucristo para salvarse, sino que
también se somete a la perspectiva que Él tiene sobre Dios, el mundo, el pecado y el diablo. Esto significa
que toda persona debe aceptar la responsabilidad de transformarse por medio "de la renovación de su
entendimiento, (ver Romanos 12:2).
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