"Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros", Juan 13:14
Ministrando en todas las oportunidades.
Esto no significa que nosotros elegimos las circunstancias que
nos rodean, sino que somos una elección muy especial de Dios y que debemos estar disponibles para ser
utilizados en cualquier circunstancia aparentemente ocasional que Él planee para nosotros. El carácter que
manifestamos en nuestro entorno inmediato es una muestra de lo que seremos en otro ambiente.
Las actividades que realizó Jesús fueron del orden más humilde. Esto indica que necesito todo el poder de
Dios para hacer las tareas más comunes a su manera. ¿Puedo usar una toalla como lo hizo Él? Toallas,
platos, sandalias y todos los elementos comunes de nuestra vida, más que cualquier otra cosa,
rápidamente revelan de qué estamos hechos. El Dios Todopoderoso encarnado en nosotros es necesario
para realizar como se debe el deber más humilde.
Jesús dijo: "Porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis", Juan
13:15. Fíjate en la clase de gente que Dios pone a tu alrededor y te humillarás al comprender que esta es
su manera de revelarte la clase de persona que has sido para Él. Dios dice que ahora nosotros debemos
manifestarles a quienes están a nuestro alrededor exactamente lo mismo que Él nos ha demostrado.
Pero tú puedes responder: "Ah, haré todo eso cuando llegue al campo misionero". Hablar así es como
tratar de fabricar las municiones en las trincheras del campo de batalla. Te matarían mientras lo intentas.
Debemos caminar “la segunda milla” con Dios (ver Mateo 5:41). Sin embargo, algunos de nosotros nos
fatigamos dando los primeros diez pasos. Entonces decimos, “Bueno, esperaré hasta que me acerque más
a la próxima gran crisis de mi vida”. Pero si no ministramos con determinación en las oportunidades
cotidianas, no haremos nada cuando llegue la crisis.
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