“Las suertes se echan en el regazo; pero su entera decisión es de Jehová”. Proverbios 16:33.
SI la decisión de las suertes es de Jehová, ¿de quién es la disposición de nuestra vida? Si el Señor guía el simple echar suertes, ¿cuánto más guiará los eventos de nuestra vida, especialmente si tenemos en cuenta lo que dijo el Salvador: “Vuestros cabellos están todos contados; ni un pajarillo cae a tierra sin vuestro Padre”? Querido amigo, el recuerdo de esta promesa debiera llevar a tu ánimo una calma santa; debiera quitar de tu mente la ansiedad, a fin de que así puedas andar en paciencia, en calma y en alegría. Cuando un hombre está dominado por la ansiedad no puede orar con fe; cuando está turbado con las cosas del mundo, no puede servir al Maestro, pues sus pensamientos lo están sirviendo a él y no a su Señor. “Si tú buscaras primeramente el reino de Dios y su justicia todas las demás cosas te serían añadidas”. Cuando te angustias por tu suerte y por tus circunstancias, te estás entrometiendo en los asuntos de Cristo y estás descuidando los tuyos. Has estado procurando “proveerte” de trabajo, y has olvidado que lo que a ti te corresponde es obedecer. Sé sabio y procura obedecer, deja a Cristo el proveer. Ven, e inspecciona los depósitos de tu Padre y pregúntale si, después de haber almacenado tanta abundancia, te dejará morir de hambre. Contempla su clemente corazón, a ver si es posible que alguna vez se muestre cruel; contempla su inescrutable sabiduría, a ver si es posible que se halle alguna vez confundida. Sobre todo, mira a Jesucristo, tu Intercesor, y mientras él intercede por ti, pregúntate si es posible que tu Padre te trate sin compasión. Si él recuerda a los pajarillos, recordará también al más humilde de sus hijos. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”.
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