La palabra del Señor vino a mí: «Antes de formarte en el
vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te
había nombrado profeta para las naciones». Yo le respondí: «¡Ah, Señor mi Dios!
¡Soy muy joven, y no sé hablar!» Pero el Señor me dijo: «No digas: Soy muy
joven, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que
yo te ordene». Jeremías 1:4-7.
Si tenemos una aversión
especial hacia un determinado tipo de trabajo cristiano, en vez de tomar esa
aversión como una señal de que no hemos sido llamados a ello, debemos
considerarlo como una señal de que debemos, al menos, intentarlo. El diablo te
conoce mejor de lo que tú mismo te conoces. Como sabes, él ha estado en este
mundo mucho más tiempo que tú y conoce mucho más acerca de la naturaleza humana
que tú; así que viene a ti y te mide con gran exactitud y dice: «Este hermano
sería muy útil en tal esfera de la obra, por lo tanto, debemos apartarlo de
ella». Así que le dice al hermano que él no ha sido llamado para eso, que ese no
es el tipo de cosas que debe hacer, y cosas por el estilo; y luego se dice a sí
mismo: «Me he librado de un enemigo que dañaría mi causa».
Por allí hay una buena
hermana. Oh, cuánto pudiera hacer ella por Cristo, pero Satanás la tiene
entretenida con un trabajo en el que nunca brillará, mientras que el trabajo
santo que pudiera hacer tan bien no le llama la atención. Perdemos muchas
oportunidades, estoy convencido de que así es. Nunca hemos pensado en muchas
formas en las que podríamos hacer el bien, pero debemos pensar en ellas y
cuando las descubrimos, debemos ponerlas en práctica.
A través de la Biblia en un año: Proverbios 28-29
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